Samuel Hasselhorn Nikolaj Lund

Insultante juventud

L’Auditori. 20/12/2017, 20:00 horas. Sala 2 Oriol Martorell. Música de cámara Ciclo de Lied. Schubert Lied II. SCHUBERT: Bei dir allein, D. 866/2; An Silvia, D. 891; Gruppe aus dem Tartarus, D. 583; Der Wanderer, D. 649; Der Wanderer an den Mond, D. 870; Wandrers Nachtlied II, D768; Erlkönig, D. 328; Litanei (Am Tage aller Seelen) D. 343; Der Jüngling und der Tod, D. 545; Der blinde Knabe, D. 833; Willkommen und Abschied, D. 767; Meeres Stille, D. 216; An eine Quelle, D. 530; Des Fischers Liebesglück, D. 933; Liebesbotschaft, D. 957/1; Abschied, D. 957/7; Der Atlas, D. 957/8; Ihr Bild, D. 957/9; Die Stadt, D. 957/11; Am Meer, D. 957/12; Taubenpost, D. 965A. Samuel Hasselhorn, barítono. Renate Rohlfing, piano.

Casi se podría hablar de un Liederabend renaissance en la Ciudad Condal, contando ya con dos Festivales o ciclos de conciertos dedicados únicamente al Lied. Con la consolidación del exitoso Festival LIFE Victoria, una cita obligada ya para todo amante de los lieder en Barcelona, llega este año el renacimiento de la decana Schubertiada de Vilabertran y su edición en forma de Schubert Lied en Barcelona. Con sede en la que seguramente es la mejor sala para el lied de la ciudad, por acústica, medidas y belleza, la Sala 2 Oriol Martorell de L’Auditori de Barcelona, el incansable equipo compuesto por el alma pater, el Dr. Jordi Roch y el director artístico del Festival, Víctor Medem, han bautizado con el nombre de Schubert Lied, este nuevo festival que pretende programar todos los lieder de Schubert en varias ediciones. Siempre con nueva voces a descubrir, sello propio de la Schubertiada de Vilabertran, esta sede nueva en Barcelona, ha presentado este año en su segundo concierto al joven barítono alemán, Samuel Hasselhorn, acompañado por las jóvenes manos también de la pianista repertorista Renate Rohlfing. 

Nacido en Göttingen en 1990, Hasselhorn ha sido el reciente ganador de la prestigiosa "Das Lied - International Song Competition" celebrada en Heidelberg este 2017. Un reconocido galardón que alerta sobre las cualidades de este barítono que presentó un bonito y sobretodo exigente programa en su presentación y debut en Barcelona. La voz es de timbre agradable, con un atractivo color terso, buena técnica, fiato y una articulación notable. La tesitura sin embargo todavía peca de ciertas irregularidades en su proyección, oscureciendo ciertas notas graves, como se pudo percibir en el final de la hermosa An Sylvia. Así también en el registro agudo, todavía faltan por pulir cierta tendencia a sonidos algo rugosos en la búsqueda de un dramatismo canoro al que el instrumento quiere acceder por falta de madurez vocal natural, como se evidenció en Der Atlas, un lied donde faltó homogeneidad. Peccata minuta en realidad si se tiene en cuenta que la mayoría de apreciaciones en su interpretación de los veinte un lieder propuestos, muestran un barítono con una madurez canora envidiable.

Hasselhorn no esconde la búsqueda del control de su instrumento, interpelando al oyente cuando debe, como en la desesperada Gruppe aus del Tartarus, donde a pesar de la evidente falta de graves en su voz, supo mostrar en su canto la lacerante descripción de lo ignoto. O en la atmosférica Meeres Stille, donde algún sonido blanquecino y un final casi declamado no resto fuerza sensorial a un lied de hipnótica belleza. Así fue como en Der Wanderer prefirió parecer explicar la visión del caminante más que vivirla, eso sí, con un meritorio dominio de los colores en el texto. A la fluidez de un fraseo con una naturalidad sonora refrescante en Der Wanderer an den Mond, hay que sumar el dominio de una emisión siempre limpia y gran capacidad de interiorización y expresar el carácter del texto, como en Wandrers Nachlied II. Supo hacerse suyo el siempre complicado Erlkönig, con su minuciosa atención al texto y gradación del estado de animo final, donde dulcificó con su terso timbre una historia aterradora con un notable resultado. A modo de contraste en Am Tage Aller Seelen, la dosificación del aire y la delicadeza de la emisión llenaron de una extraña calma la sala.

La labor de Renate Rolfing llamó la atención por un inicio algo abrupto en Bei dir allein, uso del pedal y incisión de un sonido algo brusco. Pareció que le costó encontrar el equilibrio sonoro con Hasselhorn, hasta un emotivo Der Jüngling un der Tod. A partir de aquí su lectura y acompañamiento supo centrarse con meritorios logros como en una crepuscular Die Stadt, la contagiosa y rítmica Abschied, o una preciocista Am Meer, donde el control del tempo, la respiración del solista, los silencios y las dinámicas propiciaron una gran recreación de ambos músicos.