LucasMacias Extremadura

Más con menos

Cáceres. 02/02/2018. Obras de Shostakovich y Berlioz. Orquesta de Extremadura. Adolfo Gutiérrez Arenas, violochelo. Lucas Macías, dir. musical.

Debo empezar esta crítica con un clamor: qué sonrojo comprobar lo desatendidas que están algunas regiones de nuestro país en materia de comunicaciones. Llegar a Cáceres desde Madrid, por tren, implica cuatro horas de fatigoso viaje en un tren tan ridículo por su frecuencia como por sus instalaciones y su recorrido sin fin. En esas circunstancias, doble mérito tiene el empeño de una formación sinfónica como la Orquesta de Extremadura, que brega por sostener una programación de nivel, tanto por los solistas y directores invitados como por la vocación temática de los programas que propone, ahora con Álvaro Albiach como director titular.

El presente concierto giraba en torno a la Revolución de 1830 en Francia, con la Sinfonía fantástica de Hector Berlioz presidiendo la segunda parte del programa. Para la primera mitad se había reservado una partitura tan exigente como sugerente; me refiero al Concierto para violonchelo no. 1 de Dmitri Shostakóvich, estrenado por Mstislav Rostropóvich en Leningrado, en 1959. Con su Ruggieri de 1673, Adolfo Gutiérrez Arenas peleó con la inconveniente acústica del Palacio de Congresos de Cáceres, hasta obtener el sonido deseado, árido y hondo al mismo tiempo, bien expresivo y técnicamente inatacable. En evidente complicidad con Lucas Macías, ambos pelearon por hacer más con menos, brindando una versión intensa aunque aquí algo aterida aún la Orquestra de Extremadura, en una partitura que ponía más al descubierto sus carencias que sus virtudes.

AdolfoGutierrez Extremadura

Como en el caso de Gustavo Gimeno, la trayectoria como director de orquesta de Lucas Macías no puede entenderse sin una doble referencia, tanto a sus orígenes en la Royal Concertgebouw Orchestra, donde fue oboísta, como en relación a su contacto con Claudio Abbado, en sus últimos años de actividad antes de fallecer. El gesto claro y limpio de Lucas Macías, tan próximo al que Abbado cultivó, es claro testimonio de esos orígenes. Lo cierto es que Macías está asentando poco a poco una trayectoria interesante, ahora como asistente de Daniel Harding en la Orquesta de París y asumiendo poco a poco nuevas invitaciones de conjuntos sinfónicos notables. Su trabajo la con Sinfónica de Extremadura, apoyado en el concertino Tobias Gossmann, fue in crescendo, logrando en Berlioz una fluidez y homogenidad que costó entrever en la partitura de Shostakovich, a buen seguro por la particular naturaleza acústica de la sala. Lo cierto es que hubo momentos muy firmes y logrados a lo largo de la Sinfonía fantástica, como la Marcha al cadalso o el Sueño de una noche de verano, apoyado Lucas Macías en la solvencia de las maderas y en el buen trabajo de las cuerdas.