Carmen LasPalmas Stroppa NachoGonzalez

 

Apasionada

Las Palmas. 26/05/2018. Teatro Pérez Galdos. Amigos Canarios de la Ópera. Bizet: Carmen. Annalisa Stroppa, Leonardo Caimi, Dalibor Jenis, Irini Kyriakidou, Isaac Galán, Abenaura Graffigna, Caterina Piva, Manuel Pierattelli, José Antonio García. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Dir. de escena: Francisco López. Dir. musical: Karel Mark Chichon.

Gracias al Patronato de Turismo de Gran Canaria pudimos asistir a una de las citas más interesantes de la temporada de ópera de Las Palmas, cuya propuesta se consolida progresivamente como una de las más atractivas y sólidas del panorama nacional, amén de las voces y batutas que recluta bajo el buen criterio de Ulises Jaén.

En el rol titular, cantando su primera Carmen en España, la mezzo-soprano italiana Annalisa Stroppa se ha reivindicado, por méritos propios, como una intérprete de referencia para este papel. Desde la elegancia y el belcanto, con una voz pletórica que ha ganado cuerpo, de emisión redonda y limpia, fácil y homogénea, su Carmen es una y varias al mismo tiempo: por supuesto la pasional, la seductora y la enamoradiza; pero también la temerosa y la dubitativa; la mujer de corazón noble, la gitana coqueta y la amante soñadora. 

La voz de Annalisa Stroppa recorre la partitura con una oscuridad brillante, deslumbrando ya desde la habanera y sorprendiendo especialmente por la comodidad con que acomete las partes más dramáticas, sin forzar un ápice, habida cuenta de su repertorio precedente -acaba de debutar como Giovanna Seymour de Anna Bolena en Verona, tras cantar Adalgisa en Génova junto a Mariella Devia como Norma-. En suma, Stroppa es una Carmen de referencia

En recambio del previsto Bryan Hymel, que viene encadenando varias cancelaciones desde el pasado mes de marzo, interpretó la parte de Don José el tenor italiano Leonardo Caimi, dueño de una voz grande, bien timbrada y ciertamente desahogada en el agudo. Con un canto gallardo y poético, ofreció una réplica intachable a la Carmen de Annalisa Stroppa, con quien fue evidente la sintonía escénica.

Dalibor Jenis es un solvente Escamillo, aunque la parte se beneficie a menudo de timbres algo más oscuros y más nobles. Jenis resuelve la parte sin mácula, desahogado en el tercio agudo, pero con un fraseo no demasiado esmerado. Remataba el reparto, en los roles principales, la soprano griega Irini Kyriakidou -a la sazón esposa del antes citado Bryan Hymel-. La voz es agradable, el fraseo sentido y más allá de un par de ataques demasiado esforzados al agudo, puede decirse que firmó una Micaëla muy correcta.

La función ganó muchos enteros gracias a la estupenda labor de los comprimarios, singularmente en el caso del cuarteto compuesto por Abenauara Graffigna (Frasquera), Caterina Piva (Mercédés), Isaac Galán (Dancaïre y Moralès) y Manuel Pierattelli (Le Remendado). Impecable labor de todos ellos en sus concertantes, tantas veces deshilachados y aquí acometidos con pluscuamperfecta coordinación.

En el foso, el maestro Karel Mark Chichon firmó un trabajo tan apasionado como detallista, al frente de una Filarmónica de Gran Canaria que nunca había sonado tan pletórica como ahora, a las órdenes de su recién renovado maestro titular. En sus manos crece una versión musical vibrante y vívida, con una amplia gama de dinámicas y texturas, destacando por un fraseo siempre intencional y bien medido. Mención aparte, por su enorme mérito, para el coro de la Ópera de Las Palmas, una formación amateur que haría palidecer a más de un coro profesional, tanto por su calidad vocal como por su entrega en escena.

La producción de Francisco López, procedente del Villamarta de Jerez, es ejemplar en su código, de coordenadas clásicas pero sin pecar de un excesivo folclorismo, adornada además con varios detalles de buen gusto en la dirección de actores. En sintonía con la versión vocal que Stroppa desarrolla, López dibuja una Carmen elegante, dueña y señora de sí misma y sus designios.