Granada Les Siecles HerasCasado Jose Albornoz

El embrujo en el espejo

Granada. 22/06/2018. Festival de Granada. Palacio de Carlos V. Obras de Claude Debussy. Les Siècles. Dir. musical: Pablo Heras-Casado.

Pocos sonidos tan evocadores como la música de Debussy. Y ciertamente pocas partituras tan idóneas como las suyas para recrear el ensueño que rodea la Alhambra de Granada. Para su primer Festival como director artístico al frente, Pablo Heras-Casado escogió al conjunto francés Les Siècles como invitado del concierto inaugural. Se trata de una formación con criterios historicistas y en sus manos discurrió un programa monográfico dedicado a honrar el centenario de Debussy. El concierto sonó verdaderamente como un viaje en el tiempo, un resonar de huellas y seducciones. 

La fascinación de Debussy por ese particular oriente andaluz y su exotismo alcanzó el cenit en su Ibéria, dentro del tríptico de Imágenes para orquesta que compuso entre 1905 y 1912, obra situada con acierto en el centro de este programa. Es verdaderamente impresionante pensar que Debussy no conoció jamás de primera mano los vestigios del reino nazarí en Granada. Es increíble que alguien que nunca estuvo aquí fuera capaz de intuir el alma de este lugar de una forma tan genuina. Fue de hecho a través de dibujos y fotografías como consiguió evocar la Alhambra. Y evocadora es precisamente su música, en grado sumo; un juego de huellas, sombras y ecos, como un deambular misterioso por los caminos del Albaicín.

En la primera, amén del más popular Preludio a la siesta de un fauno, exquisita carta de presentación para la orquesta gala, sorprendió gratamente la Suite de orquesta L. 50, de casi media hora de duración. Se trata de una pieza de aires postrománticos, rescatada no hace mucho por François-Xavier Roth, el fundador y maestro titular de Les Siècles. La pieza merece toda nuestra atención: es un dechado virtuoso de citas, diálogos, ecos y experimentos. El mejor Debussy, en valiente exploración. El borche al programa lo puso la conocidísima partitura de La Mer, con su voluptuoso oleaje sinfónico, de un colorido que se diría sin fin. Acostumbrados a versiones más gruesas y tenebristas, con más poso wagneriano, se agradece la transparencia que Heras-Casado y Les Siècles buscaron imprimir a la obra, que alumbró una luz desusada. 

El sonido de Les Siècles es muy atractivo y superó a buen seguro las expectativas que el público traía consigo, a tenor de lo que pude entresacar de algunas conversaciones con los asistentes. Criterios e instrumentos historicistas: cuerdas de tripa, metales y maderas con mecanismos originales y con todo ello un sonido más seco, un punto más árido, pero más noble en tanto que menos brillante, más hondo, como de otro tiempo. El virtuosismo técnico es sobresaliente: sonido preciso y sensible, muy flexible y ciertamente hermoso. Con este concierto en Granada Les Siècles se confirma sin duda como uno de los conjuntos sinfónicos más interesantes que Francia ofrece en este momento y Heras-Casado se ha apuntado un tanto al contar con ellos para esta apertura. Su trabajo al frente del conjunto francés tuvo seguridad, firmeza, confianza y apostó claramente por una lectura poética, donde pudiera escucharse el embrujo de Granada, como mirándose en el espejo de los siglos. Finalmente, atinadísima elección para la propina, con la Farandole de la Suite no. 2 de L´Arlesianne de de Georges Bizet: vibrante, imponente, expuesta con gracia y evocación.

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