Olive Martineau LIFE18

De promesa a realidad

Barcelona. 25/09/2018, 20:00 horas. Sala Domènech i Montaner- Sant Pau Recinte Modernista. Festival LIFE Victoria 2018. Canciones y lieder de F. Mompou, F. Poulenc, F. Schubert, C. Debussy. Life New Artists: Eduard Mas, tenor. Marta Puig, piano. Protagonista recital: Josep Ramon Olivé, barítono. Malcolm, piano.

Vuelta al inicio de la temporada musical de la ciudad condal con el primer recital del Festival LIFE Victoria 2018. Feliz regreso en esta sexta edición y feliz reencuentro con la primera voz joven por la que apostó el Festival en su edición de diciembre del 2013, la del barítono catalán Josep Ramon Olivé. Como constaba en el programa de mano, Olivé debutó como LIFE New Artist en La pedrera, como ‘telonero’ de la protagonista que en esa edición inauguró el Festival, Ofelia Sala quien estuvo acompañada por Helmut Deustch. Olivé en ese debut como joven promesa estuvo también acompañado por la ‘telonera’ Maria Maurí como pianista acompañante. 

Cinco años después, con varios premios que han reconocido esta voz de barítono, quien acabó su formación vocal en la Guidhall School of Music de Londres, y donde ha sido el primer cantante español en recibir la Medalla de Oro de esta prestigiosa institución británica, también es uno de los elegidos como ECHO Rising Star de esta presente temporada. Al igual que en su día Olivé fue ‘telonero’ de Ofelia Sala, esta vez y siguiendo la tradición de mostrar voces jóvenes y prometedoras, los LIFE New Artist de este recital fueron el tenor Eduard Mas Bacardit i la pianista Marta Puig. 

Ambos demostraron aptitudes y musicalidad en su selección de las Quatre melodies de Frederic Mompou, este recital inaugural estuvo dedicado al 125º aniversario del nacimiento del compositor catalán nacido en 1893 en Barcelona, i las cinco Banalités de Francis Poulenc. El timbre claro, buena impostación, seguridad i sensibilidad demostradas en el canto de Mas Bacardit, en especial en la sinestésica Hôtel, mostraron un cantante a seguir y una excelente elección previa al recital protagonizado por Olivé. La pianista Marta Puig mostró una articulación y búsqueda de colores que casaron especialmente bien con las canciones de Poulenc. Ambos formaron un atractivo tándem como previa al Liederabend de Olivé-Martineau.

El inicio con cuatro Schubert, Du Liebst mich nicht, Dass sie hier gewesen, Du bist die Ruh y Lachen und Weinen, mostró una de las cualidades más características del canto de Josep Ramon Olivé: naturalidad del canto y seguridad técnica. Olivé sabe plegarse con un fraseo siempre cuidado a los textos y usar las inflexiones a dúo con el piano, aquí con la maestría habitual de Martineau. Josep Ramon jugó con las dinámicas, aportó la dulzura de su timbre juvenil, mostró buenas aptitudes en el uso del fiato y si bien se mostró alguna falta de pérdida de color en la impostación de alguna nota, su canto siempre fluido compensó un resultado global más que satisfactorio. Del icónico Du bist die Ruh destacó la emisión y su control para mostrar un canto a flor de labio con la magia y el carácter de una nana llena de ternura.

El cambio de estilo con Debussy, mostró la madurez en la interpretación y los riesgos técnicos solventados con ambición y búsqueda de matices. Así fue con los tres capítulos de Le promenoir des deux amants. La voz supo encontrar las luces y sombras del estilo siempre complicado del compositor del Pelléas et Mélisande. Atractivas inflexiones en Auprès de cette grotte sombre y Crois mon conseil, chère Climène. Los rasgos impresionistas salpicaron con efectivos recursos en eco por el piano diáfano de Martineau. Olivé remató el final grave de Je tremble en voyant ton visage mostrando un registro grave de buenas resonancias. Con las dos Ariettes oubliées, mostró con habilidad el contraste del cinematográfico Paysages belges: Chevaux de bois con el atmosférico Aquarelles I: Green, donde supo equilibrar los sonidos blanquecinos con un fraseo terso y homogéneo. 

Las chansons de Fauré marcaron otro capítulo de este estimulante recital con los siete Calligrammes. Olivé hizo uso del falsete en la zona aguda en momentos puntuales buscando contrastes y midiendo con buen resultado complicados tramos como el de Mutation. Martineau supo sacar oro musical del acompañamiento como en el caso del sinestésico Vers le sud y Olivé llegó algo visiblemente cansado a Voyage. Cerró el recital el precioso Combat del somni de Mompou. Aquí la dicción, cálida emisión y capacidad empática del barítono catalán firmaron un fin de recital impecable. Dos puntales fueron Fes-me la vida transparent o el climático Jo et presentía com la marEl éxito se refrendo con dos bises que aunaron preciosismo y musicalidad: Allerseelen de Richard Strauss y Vinyes verdes vora el mar de Eduard Toldrà.