Maltman Martineau LIFEVictoria18

Una bestialidad

Barcelona. 20/10/2018, 20:00 horas. Sala Domènech i Montaner- Sant Pau Recinte Modernista. Festival LIFE Victoria 2018. Lieder y canciones de:  C. Debussy, F. E. Braga, F. Poulenc, R. Schumann, M. Ravel, M. Reger, E. Chabrier, H. Wolf y M. Flanders & Donald Swann. Life New Artists: Sofía Esparza, soprano. Michel Reynoso, piano. Protagonista recital: Christopher Maltman, barítono. Malcolm Martineau, piano.

Esta VI edición del Festival LIFE Victoria podría haberse titulado: “La voz de barítono y el lieder” ya que seis de los diez recitales ofrecidos han sido protagonizados por barítonos, tesitura masculina central y también la más común y quizás por ello la mas humana y que mejor se adecua al sentimiento de cercanía e intimismo del mundo del lied. 

Hay que felicitar de nuevo a los programadores del LIFE Victoria, pues este año, el ramillete de voces baritonales que han traído se ha convertido en un espectro actual de los mejores interpretes. Así se pudo ver a un barítono de carrera contrastada y madura (Simon Keenlyside), artistas en su mejor momento vocal (Christopher Maltman), o jóvenes valores de ilusionante futura trayectoria: Benjamin Appl, Julien van Mellaert o nuestro Josep Ramón Olivé. 

Poco hemos podido disfrutar del barítono inglés Christopher Maltman en Barcelona, a pesar de haber cantado en el Liceu en dos óperas con anterioridad, y ha sido un placer y un gozo musical comprobar porqué es uno de los cantantes británicos de mayor demanda en el actual mundo del canto lírico.

Antes de entrar en la Liederabend del barítono inglés, como es buena costumbre por el LIFE Victoria, se presentó la joven soprano de Pamplona, Sofía Esparza Jáuregui, acompañada por el pianista Michel Reynoso. La joven, becada por la Fundación Victoria de los Ángeles, forma parte del los LIFE New Artists, cantantes que ofrecen una pequeña actuación previa a la figura protagonista del Liederabend. Esparza cantó mostrando las virtudes que la han hecho merecedora de esta pequeña previa: voz cristalina, timbre atractivo y presencia escénica. 

Sofía se mostró comunicativa, siempre fiel al estilo y concentrada en un pequeño recital en el que desgranó las complejas Ariettes Oubliées de Debussy, con una articulación correcta y las bonitas y poco conocidas Cinco canções  nordestinas do folklore brasileiro, del compositor Francisco Ernani Braga, con garbo y expresividad. A su lado destacó la pulcra labor de Reynoso.

Después de esta refrescante actuación, se presentó Christopher Maltman junto al Malcolm Martineau, pianista residente de esta edición del LIFE, quien mostró de nuevo su maestría como acompañante: atención al detalle, libertad expresiva, estilo y musicalidad, siempre respirando con el solista, un lujo que fue una de las bases del rotundo éxito de la velada.

Maltman presentó un atractivo programa basado en la idea de un Carnaval de animales, lieder relacionados con la idea de mostrar las características de un animal y su correspondiente metáfora musical de la mano del compositor que se inspiró en los textos sobre ellos. 

Con el efímero y curioso Le bestiaire de Poulenc, la plenitud vocal del barítono quedó clara. Dominio de la dicción, claridad en la articulación, proyección generosa, timbre denso y atractivo, color baritonal terso y bien impostado, agudos plenos, media voz pulposa y graves rotundos. En suma, una voz homogénea de gran atractivo y en total plenitud artística. 

Con Die Löwenbraut de Schumann, todavía mostró mayor variedad en la paleta de colores de una emisión siempre presente y expansiva, con dominio del fiato y de nuevo una dicción canónica y firme. 

Las Histories naturelles de Ravel, pieza central del recital según el mismo reconoció, además de ser una de sus obras predilectas, la Liederabend sumó en amplitud interpretativa, mostrando el arte de introspección de Maltman, quien consiguió ese silencio indescriptible después de cada una de las piezas. El silencio de un artista que transmite más allá de la excelencia musical y técnica. La extraña y sugerente profundidad expresiva conseguida en Le paon, la imaginación a la hora de colorear el texto en Le grillon, la pícara sinestesia de Le cigne, la vaporosidad del fraseo en Le Martin-pècheur, que transformó en un fotograma cantado cual visión cinematográfica concluido con un silencio que paró literalmente el tiempo…Fue el momento culminante de un recital inolvidable.

Con las cinco canciones del opus 75 de Max Reger, Maltman volvió a demostrar su versatilidad, con un incisivo fraseo que remarcó especialmente en Mausefangen, con el que cerró una primera parte que dejó sin aliento al público que llenó la modernista sala.

La segunda parte fue una continuación de excelencia interpretativa, con tres chansons de Chabrier, de las que destacó Les Cigales con un aire offenbachiano irresistible, para cambiar de tercio y volver a Wolf. Aquí en Der Rattenfäger, Maltmann y un excelso Martineau consigueron rememorar al Humperdinckde la hermosa Hänsel und Gretel, ópera que curiosamente estrenaría cinco años después de la composición de Wolf. 

Cerró el programa la hilarante descripción musical de tres animales como The Armadillo, The Warthog y The Gru, por los compositores británicos Flanders y Swann. Aquí Maltmann demostró sus cualidades como cómico de musical. Pues el estilo y la expresión de estas canciones son plenamente identificables con las tablas del West End londinense. Su capacidad de medido histrionismo se ganó la complicidad total del público para acabar un recital variado, imaginativo y sorprendente. 

Para cerrar el recital y rompiendo la originalidad previa, cantó en dos bises impecables, Die Forelle y Die Krähe, de Schubert, que provocó el estallido de una espectacular ovación del público presente. 

Sin duda, uno de los mejores recitales de lieder de la temporada. Bravo!