Christianne Stotijn Joseph Breinl

UN SIGLO EN VIENA

Barcelona. 20/11/2015. LIFE Victoria - Recinto Modernista de Sant Pau. Obras de Brahms, Ravel, Schubert, Berg, Mahler. Sebastià Peris (barítono), Jesús López Blanco (piano), Christianne Stotijn (mezzosoprano), Joseph Breinl (piano).

El viernes 20 de noviembre comenzó en Barcelona la tercera edición del festival de lied LIFE Victoria, que por segundo año se celebra en el Recinto Modernista de Sant Pau. Los protagonistas fueron la mezzosoprano Christianne Stotijn y el pianista Joseph Breinl y, dentro del New Generation Program, el barítono Sebastià Peris y el pianista Jesús López Blanco.

El programa del primero de los cinco conciertos del festival nos llevaba a Viena. Christianne Stotijn y Joseph Breinl habían elegido la Viena de principios del siglo XIX con Franz Schubert, la del final de ese siglo con Gustav Mahler y los años finales de la primera década del siglo XX con Alban Berg. Por su parte, Sebastià Peris y Jesús López Blanco eligieron lieder de Johannes Brahms, que nos llevaban de nuevo en Viena, esta vez a los años sesenta del siglo XIX, y de Maurice Ravel, definitivamente alejado de esta ciudad. Los diferentes compositores nos hablaban también de diferentes maneras de entender el lied: con Schubert, es un género que se canta en casa; Brahms consigue hacerle un lugar en las salas de concierto; Mahler la entiende como género sinfónico (aunque fuera con el piano conteniendo una orquesta); con el ciclo de Berg la canción se acerca por primera vez a la atonalidad y el de Ravel la presenta como música para el cine (aunque el proyecto fuera, en este caso, un proyecto frustrado).

Sebastià Peris y Jesús López Blanco volvían al festival después de haber participado el año pasado en las masterclasses de Adrian Thompson y Iain Burnside. De los tres lieder de Brahms que eligieron para empezar, dos eran tan conocidos como difíciles, tanto para el cantante como por el pianista: Von ewiger Liebe y Die Mainacht; debe valorarse positivamente su atrevimiento. Sebastià Peris mostró una voz bonita mientras se mantuvo en las zonas central y grave pero no pudo controlar correctamente los agudos. Con el tiempo lo corregirá, es más importante que canta con expresividad, aunque debería pulir algún detalle de estilo (es sólo un detalle pero un suspiro es más pucciniano que brahmsiano). Jesús López Blanco, por su parte, estuvo atento a su cantante y ágil para autocorregirse (¡ay, los nervios!). El breve ciclo Don Quichotte à Dulcinée, de Ravel, funcionó mucho mejor. El piano sonó más preciso, con el volumen más ajustado y el entendimiento entre ambos intérpretes fue buena. Sebastià Peris cantó más relajado, más cómodo con la tesitura. Una prueba de su buen gusto fue la contención en la última de las piezas, la Chanson à boire, y es que no es fácil encontrar el punto de equilibrio en la taberna.

Antes de hablar de la interpretación de Christianne Stotijn deberíamos ir al final del recital. Después de cantar Scheiden und Meiden y antes de Urlicht, que era la última canción del programa, la mezzosoprano se dirigió al público diciendo que como podíamos ver estaba embarazada (está de seis meses), que durante todo el día se había encontrado mal, que estaba contenta de haber podido cantar finalmente pero que debía dar por terminado el recital en ese punto. Este repentino final que, evidentemente, aceptamos sin quejarnos (y agradecidos porque había hecho el esfuerzo de cantar y nos había ahorrado la desilusión de una cancelación) explica la irregularidad de su actuación, mucho mejor en la segunda parte que en la primera, con Schubert, donde la interpretación no pasó de correcta. La excepción fue Der Zwerger; la narración es el punto fuerte de Christianne Stotijn y así lo demostró con la perturbadora historia de la reina y el enano.

Tras la pausa era el turno de Berg y las cuatro canciones de su Opus 2. La aterciopelada voz de Stotijn sonó más liberada y más flexible y su versión del oscuro ciclo de Berg fue muy estimable, desde la primera canción, Schlafen, Schlafen, nichts als Schlafen, hasta la última, Warm die Lüfte, cerrada con un Das macht die Welt so tiefschön impecable. Joseph Breinl, que ya había mostrado su categoría con Schubert, tocando con sobriedad y adaptándose tan bien como era posible a las peculiaridades acústicas del Pabellón Sant Rafael, estuvo excelente en este grupo de canciones. Mahler fue el mejor de la cantante, nuevamente en su papel de narradora; las canciones de Des Knaben Wunderhorn se ajustan muy bien a su canto y las conoce perfectamente y así ofreció momentos estremecedores en Zu Straßburg auf der Schanz (excelente de nuevo aquí Joseph Breinl), Das irdische Leben o Nicht Wiedersehen! El LIFE Victoria ha tenido este año un algo accidentado pero estas cosas pasan y con el tiempo quedan como una anécdota; a pesar de todo fue un buen concierto, especialmente en la segunda parte; nos quedamos con eso.