Macias OviedoFilarmonia AnoNuevo2020

La música es cosa seria

Oviedo. 1/1/2020. Teatro Campoamor. Concierto de Año Nuevo. Obras de Johann Strauss (padre e hijo), Weber, Otto Nicolai y Chaikovski. Orquesta Oviedo Filarmonía. Director: Lucas Macías.

“A fin de cuenta, estamos en los años veinte” Así cerraba Martín Llade su retransmisión como locutor del concierto de Año Nuevo celebrado en Viena. Y lo cierto es que, aunque afortunadamente la Ley Seca vaya a instaurarse de nuevo, todos nos embarcamos en un nuevo siglo que días tras día navega a velocidad creciente. Un siglo que quizás deba aprender de su predecesor y no repetir los odios y las guerras de aquel. Precisamente en esa línea se expresó Lucas Macías, reciente batuta titular de la Oviedo Filarmonía que durante la segunda parte del tradicional concierto de año nuevo ovetense pasó el micrófono a sus músicos, quienes desearon “Feliz Año” al público en todos y cada uno de los múltiples idiomas que hablan los músicos de la OFI. Una agrupación que, pese a su diversidad, apuntó Macías, funciona en perfecta sincronización. Una forma emotiva y distinta de dirigirse al respetable a quien, sin embargo, ni la orquesta ni su director dedicaron alguna broma o guiño a lo largo de toda la noche, como venía siendo habitual en este encuentro de nuevo año. A fin de cuentas, la música es cosa sería ¿No?

En este contexto, Macías, se demuestra elegante y serio sobre la tarima, desde la que dirige a sus músicos con gesto atento, amplio y seguro. En lo musical, y siempre en mi opinión, diría que el concierto fue ganando en interés a medida que se sucedían las obras interpretadas, iniciándose así con una interpretación de la obertura de “El cazador furtivo” de von Weber que se quedó alejada en sincronización e interés a lo logrado poco tiempo después en los juguetones pentagramas de la Polka francesa op.269 de Brahms a partir de cuya interpretación podríamos decir que el concierto fue ganando enteros.

En ocasiones resulta curioso escuchar piezas en un contexto totalmente distinto de aquel para el que han sido compuestas. Y este podría ser el caso del Vals del Emperador, durante cuya interpretación resultaba difícil no moverse un poco en la butaca siguiendo su hipnótico compás. Y fue en obras como estás, auténticos clásicos en este tipo de conciertos, donde la Oviedo Filarmonía lució una mayor solvencia, siendo remarcable su precisión en los vientos y su uniformidad en las cuerdas que hicieron audible el mayor conocimiento general de la obra por parte de los músicos.

Ya tras el descanso, el concierto se reanudó con una vibrante interpretación de la Obertura de “Las alegres comadres de Windsor”, que fue sucedida por una nada almibarada versión del celebérrimo Vals de las flores del gran Chaikovski y que, en algunas otras ocasiones, es interpretada de forma excesivamente “pegajosa”. Poco después, si llegó a echarse en falta una mayor uniformidad en la sección de cuerdas durante “Csárdás” de Johann Strauss, en cuyos pasajes más ágiles, los recursos de la OFI no terminaron de convencer.

Finalmente, y después de un genial “Danubio Azul” marcado, como es costumbre, por el estupendo sonido de la arpista Danuta Wognar, que año tras año destaca en esta pieza, Macías decidió regalar al público una propina. La electrizante polka “Unter donner und blitz”, que ya se echaba en falta dentro del propio programa y que resultó una forma estupenda de terminar el concierto siendo interpretada, además, con un gran acierto. Sin duda, puede que 2020 sea un gran año para la OFI bajo la batuta de su nuevo director. Ojalá así sea.