la marchenera

Imaginación al poder

Oviedo. 30/05/2016. Teatro Campoamor. Federico Moreno Torroba: La Marchenera. Carlos Álvarez, Sergio Escobar, Susana Cordón, Rocío Ignacio, Fernando Sansegundo, David Ávila y otros. Orquesta Oviedo Filarmonía. Dir. musical: Miguel Ángel Gómez Martínez. Dir. escena: Javier de Dios.

Traiciones, desengaños y revueltas, pero también juergas y amoríos, se entretejen en el embrollado argumento de La Marchenera, una zarzuela en tres actos compuesta por el gran Federico Torroba y acompañada por un libreto un tanto intrincado y falto de interés, obra de Ricardo González del Toro y Fernando Luque. Atendiendo a esa disparidad entre música y texto, estos días se ha optado por presentar en el Teatro Campoamor una versión alternativa de la obra, ideada por el dramaturgo Javier de Dios. En ella, los abundantes diálogos de los que consta la zarzuela original son sustituidos por las dinámicas intervenciones de dos nuevos personajes: Blas Cantero, un empresario dedicado al mundo del teatro, y Serafín Bravo, un joven libretista que dice tener ideas geniales para escribir una nueva zarzuela. Por supuesto, esa zarzuela no podía ser otra que La Marchenera, cuyos números musicales se mostraron ante el público ovetense como un fruto de la imaginación de Blas y Serafín. Este recurso ideado por Javier de Dios que, si bien puede parecer un tanto arriesgado e irrespetuoso con la obra, terminó por demostrarse dinámico, eficaz y, sobre todo, económico. A fin de cuentas, la idea propuesta por este dramaturgo malagueño permitió al Ayuntamiento de Oviedo reemplazar una costosa escenografía que -de seguir el libreto original- habría incluido un ventorrillo, una feria andaluza y hasta un palacio, por poco más que una mesa y unas cuantas butacas que venían a simbolizar el teatro donde Blas y Serafín iban imaginando una a una las escenas de esa nueva zarzuela que se proponen escribir juntos.

Sea como fuere, esta propuesta semiescenificada ganó en consistencia gracias al excelente trabajo de los actores Fernando Sansegundo y David Ávila, quienes encarnaron con verdadera dedicación a Blas y Serafín respectivamente. Así pues, gracias a su trabajo resultó sencillo observar la arquetípica personalidad que Javier de Dios quiso otorgar a sus respectivos personajes: Blas es un viejo y tacaño empresario al que sólo le preocupa llenar butacas mientras que Serafín es un joven idealista que aún ve el teatro como un arte y no como un negocio.

Atendiendo ya a la dimensión estrictamente musical de la obra, resultaría imposible ignorar la presencia del excelente Carlos Álvarez como el Conde Hinojares, un papel que, si bien no cuenta con una presencia continua en la escena, sirvió al barítono malagueño para confirmarse como lo mejor del reparto gracias a su siempre segura lectura de partes como la romanza "Caballero veinticuatro" o el dúo del segundo acto “Alza esa frente, Paloma”. Por su parte, el tenor Sergio Escobar cubrió con solvencia la parte del mujeriego Don Félix, evidenciándose el suyo un instrumento voluminoso y trabajado al que quizás cabría reprochar una mayor intencionalidad en las dinámicas. Revoloteando junto a Don Félix se encuentra casi siempre Valentina, la hija del Conde de Hinojares, un papel que en está ocasión recayó en la sevillana Rocío Ignacio, quien lució una voz de agradable timbre, aunque de proyección ciertamente limitada, especialmente en los registro grave y medio.

De todos los personajes sólo uno lleva el nombre de la obra, y ese no es más que el de Paloma, también llamada “la marchenera”, por ser la mujer más deseada –y la de más carácter- de todo Marchena. La parte se confió a la soprano Susana Cordón, quien consiguió abordarla con corrección vocal y buen desempeño escénico, convenciendo especialmente en la romanza escrita para su personaje hacia la mitad del primer acto.

Junto a la presencia de Carlos Álvarez lo más interesante de la noche pasó sin duda por la labor musical de la Oviedo Filarmonía, que tocó desde el foso bajo la batuta del director Miguel Ángel Martínez quien, además de un profundo conocimiento de la obra, demostró interés por cuidar las dinámicas y, sobre todo, a los cantantes, que en ningún momento se vieron incomodados a causa de una excesiva presencia orquestal. Por último, cabe destacar la presencia del Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, presente de forma habitual en estas temporadas ovetenses de zarzuela, y que cubrió sus intervenciones con la afinación y el empaste vocal que siempre se le suponen.