Ardeo cover 1

Tareas pendientes

J.S.Bach / F. Meïmoun. Goldberg Variatons for String Quartet
Quatuor Ardeo. LBS, 2018

Transcribir: ¿traicionar o revelar? Con esta cuestión comienza la breve introducción al disco de François Meïmoun, artífice en 2014 de una nueva transcripción de las Variaciones Goldberg de Bach, en este caso para cuarteto de cuerda. Ni una cosa ni la otra diría, aunque la cuestión es digna de un buen debate. Yo quizás aludiría al verbo “expandir”, pues transcripciones como las que nos presenta el joven cuarteto francés Ardeo (Quatuor Ardeo), o como las que en 2017 propuso para el mismo autor Rinaldo Alessandrini, son siempre una bocanada de aire fresco para los asiduos al repertorio, y sobre todo puerta abierta para quienes ajenos al formato original, de lectura quizás más compleja, quieren darse un primer baño de Bach con esencia pura del compositor. Si Alessandrini añadía el clave para completar las posibles carencias que la transcripción para cuarteto podía presentar, Meïmoun prefiere presentar una lectura pura, algo más apartada del lenguaje ottocentesco, pero igualmente válida. Meïmoun no aporta nada, lo que para el repertorio supone una bendición, porque está todo escrito.  Simplemente se limita a repartir con cordura las líneas del contrapunto, con simplicidad, pero con la misma eficacia con la que estaban escritas para tecla, recurriendo en no pocas ocasiones al puntillado para aliviar el peso de la cuerda frotada.

Es en este punto donde entra el lid el Quatuor Ardeo. La simplicidad de la propuesta es un arma de doble filo, las líneas están tan bien delimitadas que el trabajo que resta por hacer es expresivo, de sinergia, de puro equilibrio. Es entonces cuando no nos sorprende que este cuarteto esté haciéndose finalmente notar, joven en apariencia, aunque formalmente fundado por sus integrantes – todas féminas – allá por el 2001, mientras cursaban estudios en el Conservatoire National Supérieur de Musique et de Danse de París. El compacto, una nueva apuesta del atrevido sello granadino LBS, quien a tanto bueno y extraño nos acostumbra, sirve precisamente para eso, para poner en valor no ya un repertorio ni su transcripción, sino una lectura despechada de algunas de las páginas más célebres de la historia de la música. Ambos compositores sirven sin duda el contrapunto en bandeja, pero están en las manos de quien lo presenta el que éste se pueda degustar con la intensidad debida, y es este el fin con el que Quatuor Ardeo trabaja las líneas, las dinámicas, los arcos, para que cada ingrediente individual cobre sentido en su presentación global.

Es para mí, como señalaba en el título, el disco de las tareas pendientes, no por el hecho de que se deje algo en el tintero, sino porque provoca que dejes otras a un lado para dejarte embelesar.

Foto: IBS.