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Un bello canto de cisne

Gounod "Le tribut de Zamora". Jennifer Holloway (Hermosa). Judith van Wanroij (Xaïma). Edgaras Montvidas (Manoël). Tassis Christoyannis (Ben-Saïd). Boris Pinkhasovich (Hadjar). Chor des Bayerischen Rundfunks. Münchner Rundfunkorchester. Hervé Niquet, dirección.

Hoy en día, a menudo escuchamos que el formato físico, que la música en su edición física, está muerta. Falso. Rotúndamente falso. ¿Tiene fecha de caducidad tal vez? No lo sé, yo el curso de adivino lo suspendí, aunque todo parezca indicar que así será... o no. Miren el vinilo... quien resiste, gana, y quien aguantó con la fábrica de vinilos abierta, hoy en día tiene una lista de espera considerable para el prensado... ¿O por qué creen acaso que las ediciones en vinilo no suelen salir a la venta el mismo día que en cedé? Tras una época en la que todo parecía valer en los LP, don prensados baratos, gramajes ínfimos y libretos inexistentes, ahora todo ha cambiado. Hemos vuelto al 180 y los que disfrutamos del analógico, lo estamos gozando.

En cierto modo es lo que también está pasando con los discos. Al menos en cuanto a lo que a clásica se refiere. Frente a los cedés de tirada rutinaria, muchas veces sustentados en la atracción de un nombre conocido, las mejores ediciones, ediciones que bien valen un reino, las encontramos en sellos más pequeños y nombres menos conocidos; aunque esta regla no tenga por qué darse siempre. Últimamente hemos disfrutado de ediciones gloriosas, por ejemplo, en DECCA con Javier Camerena, en Dolce volta con Joaquín Achúcarro, en Warner con Antonio Pappano, o en Opera Rara con Semiramide. Grabaciones que llegan incluso a lo increíble, con un formato físico cuidadísimo. Nada de eso es disfrutable en la nube, mucho menos a través de una extensión mp3. En la cima de la exquisitez, como viene siendo habitual desde hace ya mucho tiempo con cada uno de sus lanzamientos, encontramos el sello Palazzetto Bru Zane, con coproducción española a través de Glossa. De hecho, se fabrican aquí. A una edición sublime, pero sublime, con artículos, buceo musicológico y libreto traducido en formato libro, sumamos el gusto por conseguir artistas que sirvan en la mejor forma posible a las músicas que en ellas se dan cita y, como marca de la casa, el rescate y actualización de óperas que injustamente han caído en el olvido, dado que esa es la finalidad de Bru Zane y el Centro de Música Romántica Francesa.

Pero por muy bonito que sea el exterior, no nos quedemos sólo en eso, que ya sabemos que la belleza está en el interior. Ambientada en la España del siglo IX, Le tribut de Zamora supone un bello canto de cisne para Gounod; su última ópera. Una obra de exultante belleza musical y un tanto enredado libreto, como en tantas otras ocasiones ocurre con la lírica olvidada de los románticos franceses. El compositor juega al exotismo como lo hicieran muchos de sus contemporáneos y dibuja un orientalismo refinado, con grandes números de conjunto, donde Hervé Niquet apuesta por resaltar el lirismo y los momentos de opulencia melódica que, tratándose de Gounod, son felizmente muchos. Cuenta, además con las fuerzas de la Radio de Múnich, que son siempre garantía de éxito. Entre el reparto reunido, destacar el protagonismo de Jennifer Holloway en el papel de Hermosa, con una tesitura a medio camino entre soprano y mezzosoprano aguda y que le ha llevado a cantar roles dispares como Salome, Norma o Cassandre en Les Troyens, que le permite desenvolverse con soltura en un rol cuya aria central llegó a grabar Joan Sutherland. A su lado, intervenciones muy positivas entre los hombres de voces grabes, con Boris Pinkhasovich como Hadjar, seguramente la voz y la recreación más interesante de toda la grabación y Tassis Christoyannis como Ben-Saïd, ganando enteros a medida que la obra avanza.

Foto: Palazzetto Bru Zane (Imagen de versión digital).