joaquin rodrigo a traves de sus escritos

Influyendo sobre la inmortalidad

Joaquín Rodrigo a través de sus escritos. Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo. Madrid, 2019.

La Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo acaba de publicar una selección de textos que el insigne compositor escribió sobre diversos temas, básicamente centrados, como es lógico, en el mundo musical. De uno de ellos, y que su hija nos recuerda en la introducción del libro, nace el título de esta reseña: “A menudo, componiendo música, he tenido la sensación de que todo lo bello (y el espíritu lo es) ha de perdurar. Creando influimos sobre la inmortalidad, colaboramos en ella.”

En primer lugar, y de manera breve, se nos dan algunos datos biográficos (provenientes de Joaquín Rodrigo. Biografía. Carlos Laredo Verdejo. Diputación de Valencia, 2011), pasando después a las diversas partes en las que está dividido el volumen. La primera “Sobre la música”, está dedicada, como no podría ser por el título, a reflexiones y escritos alrededor del mundo de la música. Muchas de estos pensamientos se desgranan a través de un género que casi ha desaparecido en nuestros tiempos: el epistolar. También se incluye en este apartado el discurso (titulado “Técnica enseñada e inspiración no aprendida”) de Rodrigo al ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Es de las pocas referencias que tenemos del origen de los textos incluidos en el libro, ya que la mayoría no incluyen su procedencia, lo que ayudaría al lector a contextualizar lo que lee. 

La segunda parte, de gran interés, se dedica al análisis que de su propia obra hace el compositor. Está claro que al escuchar o estudiar una obra cada uno la “transforma”. Tener la visión del autor, la historia de cómo se fraguó, de sus formas, de su intención, resulta fundamental a la hora de volver a analizar esa pieza en cuestión. Sirva como ejemplo cómo se fraguó el Concierto in modo galante por encargo del violonchelista Gaspar Cassadó para una obra cuyo protagonista fuera su instrumento. O como fue la composición de Dos canciones sefardíes armonizadas, un trabajo que el Maestro califica de “nada fácil” aunque las canciones sean populares. 

La tercera parte, denominada Galería de compositores célebres, se abre con interesante y acertado artículo sobre Antonio de Cabezón y la música del siglo XVI español. La lista de compositores es amplia. A veces Rodrigo esboza un simple apunte de la figura y otras se adentra más en su biografía o su manera de componer centrándose en una de sus obras, como ocurre, como ejemplo,  con Mendelssohn y su Primera noche de Walpurgis o Brahms y su tercera sinfonía. 

Lo más personal del libro llega en el cuarto apartado titulado Músicos que conocí, a través de mis recuerdos y la correspondencia mantenida con ellos. La relación que tuvo con otros compositores e instrumentistas contemporáneos nos ayuda a definir mejor la figura de Rodrigo y las interrelaciones que se establecieron entre el compositor y personajes como Paul Dukas, Eduardo López Chavarri, Manuel de Falla (uno de los capítulos más extensos) o Regino Saiz de la Maza, entre otros muchos.

Un libro que nos acerca la figura del gran Joaquín Rodrigo en su faceta más personal, conociendo sus filias y sus fobias, sus grandes amigos y sus opiniones sobre muchos aspectos musicales. Todo ello nos ayudará a conocerlo mejor.