Zarzuela ICCMU

El Teatro de la Zarzuela en su 160 aniversario

Hacia 1849 existían en Madrid numerosos teatros. Los más importantes, el Teatro del Príncipe, en el solar que ocupaba el antiguo Corral de la Pacheca y luego llamado Teatro Español; el Teatro de la Cruz, el Teatro del Instituto, el Teatro de la Comedia, el Teatro Variedades o el Teatro Circo por citar los más famosos, sin olvidar el Teatro Real inaugurado por la reina Isabel II en 1850.

Siete destacados hombres vinculados con la música y con los primeros títulos de zarzuela decidieron emprender una aventura musical y empresarial. Tener su propio teatro para dar cabida a la zarzuela romántica, el nuevo género lírico que empezaba a estrenar sus propias producciones. El éxito de Colegialas y soldados de Rafael Hernando, estrenada el 18 de julio de 1849, animó a los compositores Joaquín Gaztambide, Francisco Asenjo Barbieri, Rafael Hernando, José Inzenga y Cristóbal Oudrid, al cantante Francisco Salas y al libretista Luis Olona a apostar por la construcción de un nuevo templo para la lírica española.

Redactado el proyecto y dado el gran desembolso económico que suponía la creación de este teatro, que se llamaría de la Zarzuela y estaría ubicado en la calle de Gaspar de Jovellanos, llevó a la disolución de la sociedad mercantil que habían formado y quedarse al frente del proyecto cuatro de ellos: Barbieri, Gaztambide, Olona y Salas.

Los primeros planos fueron del arquitecto Jerónimo de la Gándara que fueron retocados y revisados por José María Guallart y Sánchez, verdadero artífice del teatro, con decoración en su interior de Luis Blázquez y Mariano Monedero. El techo fue pintado por Manuel Castellano. Diez años después, en 1866, se iniciarían las primeras reformas por seguridad y comodidad de los espectadores.

Las obras empezaron en febrero de 1856 y siete meses después, coincidiendo con el cumpleaños de Isabel II -que no pudo asistir- se inauguraba el teatro, el 10 de octubre de ese mismo año. Esa noche Barbieri estrenó para tan gran ocasión una Sinfonía para orquesta y banda y junto a Gaztambide y Olona la alegoría titulada La zarzuela.

Fueron dos años de éxitos que llevaron también aparejada la edición de una revista o semanario titulado La Zarzuela para difusión de las actividades del propio teatro. Pasado este tiempo, estos cuatro arriesgados emprendedores decidieron disolver su sociedad dejando como director empresarial al frente del Teatro de la Zarzuela al cantante Francisco Salas.

A partir de esta etapa, y con algún cambio en la dirección empresarial, el barítono Salas llevó el teatro durante unos doce años, hasta su fallecimiento en 1875, situándolo en su mayor esplendor artístico y musical.

Tras su muerte otros empresarios tomaron las riendas en la gestión de dicho coliseo y algunos de ellos de la talla de Francisco Arderius, Felipe Ducazcal, Manuel Fernández Caballero, Amadeo Vives y Vicente Lleó estos dos últimos ya a comienzos del siglo XX.

Esta centuria coincide con dos reformas llevadas a cabo en 1901 y 1905 bajo la dirección del arquitecto José Espelíus; la Zarzuela apenas había sufrido algún cambio tras su primera reforma en 1866 y éstas tampoco alteraron ni la estructura ni la decoración del mismo. Sin embargo, el 8 de noviembre de 1909 un voraz incendio destruyó el teatro, atribuido el incidente al parecer a la calefacción de vapor que estaba recién instalada. Solo quedaron en pie la fachada, el vestíbulo y los muros de carga del escenario y de la sala. Cincuenta y tres años duró esta primera etapa y rápidamente se inició la reconstrucción del teatro bajo la dirección de Cesáreo Iradier y su sustituto en la dirección de obras, el arquitecto José Martínez de Ubago

El 21 de febrero de 1913 se inauguraba de nuevo la Zarzuela con un doble programa con obras de Chapí y Fernández Caballero a la que se sumó un estreno de Conrado del Campo Fantasía sobre temas de Ruperto Chapí. 

Desde esa fecha el Teatro de la Zarzuela siguió programando zarzuela, el eje de su programación, y sumó a nuevos empresarios como los compositores Pablo Luna, José Serrano o Federico Moreno Torroba. El cierre en 1925 del Real y el derribo en 1929 del Apolo, dejó en precario la lírica en Madrid y gracias a la Zarzuela y al Calderón se siguió estrenando y representando allí el género lírico español.

Se realizaron pequeñas reformas en 1941, 1955 y 1956  que tampoco alteraron ni la estructura ni la decoración del coliseo. Cuando se cumplía el centenario de su construcción, la Sociedad General de Autores compró el Teatro comenzando una nueva etapa con una Doña Francisquita dirigida por Tamayo. Estuvo al frente Autores hasta que en 1984 el Ministerio de Cultura adquirió el teatro. Diez años después fue declarado Bien de Interés Cultural.

La ausencia del Real y de la ópera estable, llevó a la creación en 1964 de la primera Temporada de Ópera de Madrid, precisamente en el Teatro de la Zarzuela, que acogió las representaciones operísticas en la ciudad hasta 1997, año en que se volvió a abrir el Teatro Real. Inaugurado el Real, la Zarzuela pasó de nuevo a cultivar el género por el que se construyó, celebrando con grandes fastos su ciento cincuenta aniversario en el año 2006.

El escenario del Teatro de la Zarzuela acogió los estrenos de El Juramento, El relámpago, Azón Visconti, Pan y toros, El barberillo de Lavapiés, El anillo de hierro,  El arca de Noé, La Dolores,  La bruja, El rey que rabió,  La viejecita, Gigantes y cabezudos, El baile de Luis Alonso, La boda de Luis Alonso, La tempranica, Bohemios, La vida breve, Maruxa, La canción del olvido, La montería, Los gavilanes, Benamor, La calesera, El caserío o La marchenera, por citar sólo algunos títulos del repertorio más conocido.