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El Concurso de canto de Escandinavia

Existe una lista alternativa a los principales teatros de ópera del mundo donde los cantantes jóvenes aspiran a debutar. Esta lista es la de los concursos de canto donde darse a conocer ganando un premio supone un primer golpe de efecto en el siempre complicado mundo de la lírica. 

El Queen Sonja International Competition quiere formar parte de esta élite de Concursos de Canto que en un primer ranking por antigüedad o por repercusión mediática copan nombres como los de: Operalia (1ª ed. 1993 con sede itinerante en una ciudad y país destino en cada edición), BBC Cardiff Singer of the World (1ª ed. 1983 y que se celebra bianualmente), el Queen Elisabeth de Bruselas (1ª ed. para violinistas en 1937, pianistas desde 1938, cantantes desde 1988 y violonchelistas desde 2017, e incluso para compositores de 1953 a 2012), el Katheleen Ferrier Awards (1ª ed. 1956), o nuestro Concurso de canto Francisco Viñas de Barcelona fundado en 1963.

El Queen Sonja se fundó en 1988 de la mano de uno de los grandes nombres del podio actual, el letón Mariss Jansons en aquella época director titular de la Oslo Philharmonic Orchestra. El Concurso comenzó a celebrarse como competición para pianistas pero en esta categoría solo de celebró en las dos primeras ediciones en 1988 y en 1992. A partir de la edición de 1995, coincidiendo con el centenario del nacimiento de la gran soprano noruega Kirsten Flagstad, el certamen pasó a dedicarse solo a las voces y así hasta la actual edición del 2019, que ha supuesto la edición número quince desde su fundación pues a partir de 1995 el concurso ha pasado a celebrarse bianualmente.

Como explican en su web, el Concurso Internacional de Música Queen Sonja está organizado como una fundación sin ánimo de lucro, con el Ministerio de Cultura de Noruega como principal contribuyente. La fundación también recibe apoyo de la ciudad de Oslo, fondos privados y otros donantes. Está actualmente considerado como el Concurso de canto más importante de Escnadinavia y uno de los más prestigiosos de Europa.

Noruega: Una historia de repercusión exponencial

Noruega es todavía un país joven, independiente desde 1905, comenzó como un país de los más pobres de Europa, pues sus principales fuentes de riqueza eran la pesca y la ganadería, pero esto cambió y de que manera, con el descubrimiento de sus reservas naturales de petróleo a finales de los años 60’. La exportación de petróleo supuso el 80% de su PIB en las décadas de los 80’ y los 90’, llevando al país a ser uno de los más ricos de Europa. 

Noruega esta fuera de la Comunidad Económica, rechazada por referéndum hasta en dos ocasiones, pero sí dentro de un convenio de comercio que le permite además ser el tercer país del mundo en exportación petrolera después de los Países Árabes y Rusia. Noruega tiene una actual tasa de paro por debajo del 4% con un índice por debajo del nivel de pobreza inexistente (según datos del 2002). Es un país grande en extensión con 323 802 km² pero relativamente poco poblado, su censo en 2019 se marca en 5 328 212 hab. 

Todos estos datos ayudan a enmarcar porqué Noruega y su efervescente economía han cristalizado en una inversión cultural que la ha llevado, entre otras cosas, a proyectar e inaugurar la espectacular nueva sede de la Den Norske Opera& Ballett (2008). El espectacular edificio de la nueva Ópera de Oslo, diseñado por el estudio de arquitectura noruego Snøhetta, está fabricado en todo su recubrimiento blanco con mármol de Carrara y cristal e imita la forma de un iceberg o témpano de hielo que emerge del mar. Es la actual sede de la final del Queen Sonja Competition, con una capacidad de unas 1300 localidades en su Auditorio principal. La entrada para la final del concurso de canto es libre previa reserva. 

El teatro de ópera de Oslo se ha convertido en un emblema cultural del país del que están más que orgullosos todos los noruegos y supone un hermoso ejemplo de arquitectura contemporánea bien habilitada a su entorno natural. El interior de la sala principal esta construida dieciséis metros por debajo del nivel del mar y edificada por madera noruega con una acústica excelente. El contraste de la luz escandinava, los cristales, el blanco del edificio que refleja la luz y se mete en el mar del fiordo y la combinación de los colores de la madera natural que envuelve el Auditorio convierte la nueva Ópera de Oslo en uno de los teatros de ópera más bellos de la actualidad.

2019: una edición con una final de mayoría masculina.

El nivel y la importancia de un Concurso de Canto lo dan los nombres de los artistas que han participado y sido premiados en sus diferentes ediciones. En el caso del Queen Sonja la lista tiene nombres de ganadores como los de la soprano española Ofelia Sala (3er premio en 1997), la soprano argentina Virginia Tola (ganadora en 1999), la soprano canadiense Measha Brueggergosman (2º premio en 2003), el tenor alemán Daniel Behle (1er premio en 2005), la soprano de USA, Jacquelyn Wagner (2º premio en 2009, con la soprano Nadine Sierra como finalista también), o el triunfo de la soprano noruega Lise Davidsen en 2015, que además tuvo. La soprano francesa Elsa Dreisig como segundo premio en una edición muy competida. 

Este año la lista de cantantes que presentaron sus candidaturas para la edición del 2019 fue de 304 inscritos de más de cincuenta países distintos. La lista de seleccionados para el inicio de la competición se quedó en 40 de 21 países para participar ya como competidores activos en la primera fase. Entre estas dos docenas de cantantes fueron seleccionadas las sopranos españolas Inés Ballesteros y Serena Sáenz (quien actualmente forma parte de la International Opera Studio de la Staatsoper Unter den Linden de Berlín). 

Desgraciadamente ninguna de las dos fue seleccionada para la semifinal que se quedó en doce competidores. De estos doce, la mitad fue eliminada para un programa final de seis finalistas compuestos por tres barítonos, un tenor y dos sopranos. Todas las eliminatorias se han podido seguir en vivo por streaming desde el Facebook y el canal youtube del Concurso y siguen a disposición de cualquier internauta en el siguiente enlace.

Tres barítonos copan los tres primeros puestos.

La final se produjo el pasado 23 de agosto con una sala llena de un público muy efusivo y espontáneo. La frescura de un público joven cómo su país se hizo notar con risas, ánimos y cálidas ovaciones para todos los finalistas. Esos fueron: los barítonos Stefan Astakhov (Alemania, 1997), Sergey Kaydalov (Rusia, 1992) y Adam Kutny (Polonia, 1992), las sopranos Natalia Tanasii (Moldavia, 1991) y Meigui Zhang (China, 1993) y el tenor Theodore Browne (Alemania, 1991). 

Los seis finalistas fueron escogidos por un jurado formado por: Annilese Miskimmon, directora artística de la Den Norske Opera & Ballet, Stefan Herheim, director de escena, Sumi Jo, soprano, Tatjana Kandel jefa del departamento artístico de la Danish National Symphony Orchestra & Ensembles de Copenhagen, Robert Körner Director Artístico de Producción de la Opéra National de Lyon, quien será el nuevo Casting Director de la Staatsoper de Viena a partir del 2020, Sergei Leiferkus, barítono y Diane Zola Assistant General Manager Artistic del Metropolitan Opera de N. Y.

El programa escogido para la final incluyó en su segunda parte dos dúos con cuatro de los seis finalistas, una opción que según se mire pudo influir en un resultado final cuando menos sorprendente. Llamó la atención la musicalidad y sentido teatral del joven tenor alemán Theodore Browne. De timbre muy ligero y proyección mejorable, cantó el aria final de Ramiro de la Cenerentola de Rossini con estilo y seguridad, pero con lo que enamoró al público fue con su Nemorino en el dúo Esulti pur la Barbara junto a la soprano china Meigui Zhang.

Zhang por su parte mostró una voz de soprano ligera con buena técnica pero con algún problema de control de emisión en los agudos, notorio en el aria Dieu! Quel frisson de la Juliette de Gounod. El barítono polaco Adam Kutny mostró una buena linea de canto y un timbre lírico atractivo en el aria de la Dama de Picas de Chaikovsky, pero le faltó expresión y colores en su duo como Marcello de La Boheme junto a la soprano moldava Natalia Tanasii. Ésta por su parte demostró una sobrada profesionalidad en el aria de Rusalka, donde lució su timbre lírico natural y homogéneo con buen estilo así como un italiano notable como Mimí en el dúo. Tanasii ya ha cantado como profesional esta ópera en el Teatro San Carlo de Nápoles y sus tablas se notaron por encima del resto. 

De voz mas bien pequeña, con un color claro de baritenor pero con una musicalidad notable y un gusto en el fraseo más que remarcable se presentó el barítono alemán de origen ruso Stefan Astakhov quien interpretó el aria del claro de luna de Billy Budd de Britten en la primera parte y fue un seguro Figaro de Rossini en la segunda. Astakhov fue un Barbero algo sobrepasado por la Orquesta Nacional de Noruega, dirigida con énfasis, quizás con demasiada efusividad como fue el caso con Stefan y con una Obertura de Candide algo atropellada por Risto Joost. 

Por último la voz de barítono del ruso Sergey Kaydalov, fue la convenció más al jurado con el aria Eri tu del Ballo verdiano, a pesar de que por color y juventud se le escapa todavía en profundidad expresiva e intenciones. Kaydalov dio una sorpresa que acab´ño en catarsis de risas y exclamaciones por parte del público con el aria Quella è una strada del personaje de Tartaglia de la ópera Le maschere de Mascgani. Aquí se reveló como todo un cómico que supo llevarse al publico y al jurado en el bolsillo. 

Fue una final de nivel medio con destellos de calidad por parte de Tanasii y Kutny, pero ya se sabe que los Concursos son mucho más que la final y los premios quedaron de la siguiente manera: Sergey Kaydalov, barítono 1er premio 50.000€, Stefan Astakhov 2º premio 10.000€ + premio al mejor cantante de Lied 1500€ y Adam Kutny 3er premio 5.000€. El resto de finalistas se llevó un premio de 1500€ cada uno y el premio Ingrid Bjoner para el mejor cantante noruego fue para la soprano Astrid Nordstad, dotado con 100.000 coronas noruegas.