Iniesta Albelo ORA Zaragoza20 

Inyección de adrenalina

Zaragoza, 17/12/2020. Sala Mozart, Auditorio de Zaragoza. Obras de varios autores. Ruth Iniesta, soprano. Celso Albelo, tenor. Orquesta Reino de Aragón. Ricardo Casero, dirección musical.

Tengo la impresión que pocas, por no decir ninguna, de las personas que asistieron el pasado 17 de diciembre a la Gala de Zarzuela en el Auditorio de Zaragoza, organizada por el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, salió sin una carga mayor de optimismo y energía que la que portaba a la entrada del concierto. Porque si algo destacó en este fue una alegría y un entusiasmo que tanto los cantantes como la orquesta supieron transmitir al público, cosa nada baladí en los tiempos que corren. Y es que hubo entrega, un programa muy bien elegido y muchísima calidad musical.En una sociedad poco dada a iniciativas privadas que organicen eventos, y menos en ciudades como Zaragoza, es fundamental que las administraciones, tanto locales como autonómicas se impliquen en el impulso al mundo de la cultura. La iniciativa ​Temporada de lírica y danza. Año Cero, organizada por el Gobierno de Aragón, es un importante paso en este camino de normalizar una programación de calidad en el campo de la lírica y de la danza. A falta de la Gala de Danza que tendrá lugar el 28 de diciembre, el apartado lírico, que se cerraba con esta Gala de Zarzuela que vamos a comentar, se puede calificar de gran éxito artístico. No tanto de público (exceptuando ayer, que hubo, dadas las restrictivas circunstancias de aforo, una estimable cantidad de asistentes), que es aún reacio a ciertos eventos, como fueron los excelentes recitales de Ismael Jordi y Carmen Solís celebrados en el Teatro Principal. Ayer era el turno de otras dos de las figuras más destacadas del panorama lírico español: ​Ruth Iniesta ​y ​Celso Albelo​, acompañados de la ​Orquesta Reino de Aragón​.

En primer lugar hay que resaltar la excelente elección del programa que mezclaba romanzas y dúos con piezas orquestales. Comenzando con dos fragmentos más íntimos y líricos, después el concierto se lanzó por la senda de obras conocidas y apreciadas por los aficionados, que disfrutaron de manera ostensible con una variada representación de los mejores compositores del género. La soprano aragonesa Ruth Iniesta está en un momento espléndido de su carrera, triunfando en teatros tan conocidos como el Real de Madrid, el Massimo de Palermo, el Comunale de Bolonia o el San Carlo de Nápoles o la Arena de Verona. Su voz, con una facilidad pasmosa para el agudo y la coloratura, se proyecta de una manera perfecta. Comenzó con la bellísima romanza '​Madre de mis amores' de ​Monte Carmelo,​ una pieza introspectiva, lenta y sentida, que sonó emocionante cantada por Iniesta. Toda la noche demostró ser una excelente actriz. Vivió con pasión cada una de sus intervenciones e insufló esa alegría que el público necesitaba. Impresionante su canto en ​No corté más que una rosa de ​La del manojo de rosas​, que personalmente, dentro del altísimo nivel que mostró en todo momento, fue su mejor intervención. Encantadora y seductora en ​No sé qué siento aquí de Chateau Margaux, se lució en los tres dúos que compartió con el tenor: ​'La van oír, cállese usted' de ​Doña Francisquita​, ​'Me llamabas Rafaelillo' de ​El gato montés y la jota de ​El dúo de la africana.​ Una gran actuación.

No creo equivocarme al decir que la voz que más tirón tiene entre los amantes de la lírica, hablando de manera general, es la de tenor. Y más si este dispone de un instrumento que maneja a placer, que juega a la perfección con las medias voces y tiene un agudo restallante y de una belleza poco común. Todas esas virtudes atesora el canario Celso Albelo, un artista de ya larga y aclamada trayectoria que volvió a estar a la altura de lo que se exigía. En su primera romanza ('Y​o no sé qué veo en Ana Mari' de ​El Caserío​) bordó el tono melancólico que envuelve la pieza. Elegante en ​'Por el humo se sabe' y aguerrido en 'Fiel espada triunfadora' encandiló al público con esa potencia, increíble fiato y arrojo que muestra en la zona más alta de la tesitura. Quizá el único pero que se podría poner a su intervención es la dependencia del atril a la hora de cantar alguna pieza. No es ningún problema, pero siempre resta soltura a la intervención. Un detalle que no resta ni un ápice a la gran tarde que nos brindó.

Excelente, como pocas veces la había oído, la Orquesta Reino de Aragón que dirigió con acierto y templanza el maestro ​Ricardo Casero​. Este estuvo siempre atento a los cantantes y matizó dentro de lo posible para que las voces se oyeran sin trabas en un espacio como el Auditorio zaragozano (una excelente sala sinfónica, aunque no está diseña para espectáculos líricos, lo que provoca que en algunos momentos la voz se “pierda” pese a la calidad y potencia del cantante). Los interludios orquestales del programa no pudieron estar mejor elegidos para dar el aire alegre y festivo que tanto necesitamos. Destacaría el preludio de ​El Tambor de Granaderos y la introducción de ​El gato montés.​ Lo cierto es que en todo momento la orquesta se mostró bien empastada, con un sólido y redondo sonido, destacando unos metales que volaron a gran altura.

Foto: © Sonia Llera