Lo nuevo y lo clásico
Madrid. 30/05/2021. Auditorio Nacional. Pablo Sáinz.Villegas (guitarra) y Orquesta Nacional de España, con obras de L. Vega, J. Rodrigo y A. Ginastera. Dirección musical: Carlos Miguel Prieto.
El planteamiento del programa sinfónico número 22 de la OCNE destacaba por su aparente eclecticismo tanto estético como por la elección de los compositores y que, sin embargo, uno terminaba por encontrar ciertos hilos conductores entre las obras propuestas. Predominaba entre ellas un lenguaje relativamente academicista que, por cierto y como cada vez es más común, son piezas creadas en los siglos XX y XXI.
El estreno de una obra siempre ha de ser motivo de alegría; el recorrido que vayan a tener luego las obras ya es cuestión de muchos factores pero de Galdosiana, estreno de Laura Vega ya podemos decir que ha nacido bendecida por el fervor de un público que disfrutó con una obra que escrita por encargo de la entidad que la interpretó, recuerda la figura del canario Benito Pérez Galdós de la mano de otra canaria, la compositora Laura Vega.
Galdosiana es obra de un único trazo de quince minutos planteado en forma de gran crescendo que comenzando desde la intimidad y el recogimiento acaba en una explosión de color, como si quisiera recoger los propios de las islas a través de sus melodías. Una obra de estética casi cinematográfica, entendiendo este calificativo de la mejor forma posible, y que provocó el entusiasmo de un público que aceptó la obra y que ante la presencia de la compositora refrendó con fervorosos aplausos la sentida interpretación de la orquesta.
Fantasía para un gentilhombre es una de las piezas claves de la historia concertante para guitarra, junto al inevitable y perenne Concierto de Aranjuez, ambas de Joaquín Rodrigo. Obra de gran lirismo y dedicado a las manos de Andrés Segovia, la interpretación del joven Pablo Sáinz-Villegas fue de un virtuosismo apabullante. Más allá del gusto que pueda uno tener por estas obras de estilo arcaizante hay que reconocer que con este riojano tenemos una nueva figura del instrumento, dispuesto a llenar el hueco que dejaron figuras ya desaparecidas. Por cierto, el último número del concierto, Canario, unía esta obra con la interpretada en primer lugar, dando al mismo más coherencia. La respuesta popular también fue muy sincera y estruendosa hasta provocar que el solista regalara en propina más que generosa Asturias, de Isaac Albeniz.
Alberto Ginastera pasa por ser el más grande compositor argentino del siglo XX, con permiso de Carlos Guastavino, Astor Piazzola u Osvaldo Golijov, de estéticas muy distintas. Ginastera es un compositor que en estas Variaciones Concertantes, op. 23 se encuentra en las antípodas de, por ejemplo, Bomarzo, la ópera que pudimos disfrutar hace muy pocos años en el Teatro Real. Recurriendo a motivos del folclore argentino y jugando con las distintas secciones de la orquesta el compositor nos presenta doce breves variaciones –algunas de apenas un minuto- en las que en cada una de ellas un instrumento recoge el tema principal para, desde la forma solista, va desarrollando el mismo. El tema principal es planteado al inicio camerístico de la obra por violoncelo y arpa y siendo cerrado casí de forma simétrica por contrabajo y arpa tras recorrer todas las secciones. Una especie de Il maestro de cappella, de Cimarosa en forma más actual. Un auténtico descubrimiento. Hay que apuntar que estas Variaciones Sinfónica de Ginastera (1953) son casi coetáneas a la obra anterior de Rodrigo, compuesta solo un año despues. Más hilos conductores del programa.
Quiero subrayar el pulcro y sentido trabajo de Carlos Miguel Prieto, volcado en la traducción de las tres obras, creyéndose la primera en su estreno, complementando al solista en la concertante y coordinando las distintas secciones en la conclusiva hasta ser, para un servidor, el gran triunfador de la velada matutina. Un placer de hora y cuarto. Por cierto, ¿no les parece que con esto de la pandemia hemos terminado por programar de forma más coherente y razonable?