Rennert Schwarzenberg21 a 

Programas que enamoran

Schwarzenberg, 26/08/2021. Angelika Kauffmann Hall. Obras de Franz Schubert y Gustav Mahler. Sophie Rennert, voz, Joseph Middleton, piano. 

¡Qué talento el de la mezzo austriaca Sophie Rennert al elegir el programa con el que se presentó el pasado día 26 de agosto en la Schubertiade de Schwarzenberg! Dedicar su Liederabend (concierto de lied) a dos autores nacidos bajo la égida del Imperio Austro-Hungaro y que fueron grandes vieneses uno por nacimiento y el otro por adopción, Franz Schubert y Gustav Mahler, fue un acierto. 

Podría detallar, al final de esta crónica, las cualidades vocales y expresivas de Sophie Rennert, pero para comprender el extraordinario recital que ofreció hay que poner en valor esas virtudes que consiguieron que el público se imbuyera primero del mundo de Schubert y luego del especial universo de Mahler. La voz de Rennert tiene una frescura envidiable, estupenda proyección y un color muy atractivo, especialmente indicado para el Mahler más serio. La voz es grande y hermosa en la zona central y grave y sube sin dificultad al agudo, aunque lo más destacado de la mezzo es cómo juega con las notas, cómo expresa con su voz toda la pasión, alegría, desesperación y amor que encierran cada verso y cada poema. Fabulosa.

Es lógico que en una schubertiada se canten lieder de Schubert, pero la selección de Rennert, nueve canciones, poco común, de gran dificultad técnica es representativa de varios periodos compositivos del músico y de las temáticas que abordó en su cuantiosa producción liederística. También hay que destacar el protagonismo que la mujer tiene en los poemas, tanto en su propio dolor como en su ausencia. Aunque comenzó con una canción más ligera An die laute (Con el laúd), enseguida el recital se fue impregnando de canciones de más calado como Lied des Orpheus (Canción de Orfeo), con un constante cambio de tiempos, de tonalidades, de una belleza evidente.

Impresionante es el primer acercamiento del joven Schubert a los poemas de Ossian, seudónimo del poeta escocés James Macpherson, conocido representante del grupo llamado “poetas del cementerio”. Kolmas Klage (El lamento de Kolma) es una obra maestra de ese estilo de tono balada que tanto atraía al compositor romántico. El dolor por la pérdida, el lamento resignado ante las apariciones fantasmales en la noche se reflejan en este lied al que la voz y la expresión de Rennert supo dar toda su dimensión. Sobrecogedor también Gretchen im Zwinger (La plegaria de Margarita), extraída de la parte final del Fausto de Goethe, con todo el dramatismo de la situación de Margarita. El dolor y la soledad se reflejan en un bellísimo lied de una dulzura apabullante.

También del Fausto es el archiconocido Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca), considerado el primer lied romántico y compuesto por un Schubert de diecisiete años. Dos momentos donde la mezzo volvió a triunfar. Como lo hizo en el impresionante Schwestergruss (Saludo a la hermana) sobre un poema de Karl Bruchmann escrito a la muerte de su hermana. La creación está llena de melancolía y añoranza pero no me resisto a incluir un fragmento de la correspondencia entre de dos amigos de Schubert en la misma época de creación del lied (1822) para conocer un poco más sobre el espíritu de lo que eran estas reuniones que comentábamos al principio: “Las señoritas Bruchmann desearían  organizar una schubertiade la víspera del cumpleaños de su madre con el fin de disipar en lo posible la tristeza del recuerdo de la desaparición de Sybila, que siempre está presente en estas fechas”.

Para terminar, otro hito en la obra del compositor, Der Tod und das Mädchen (La muerte y la doncella), con ese diálogo estremecedor a dos voces. Recalco otra vez la precisión en el enfoque de estas canciones por parte de la mezzo austriaca completamente imbuida con su canto, con su espíritu en el mundo de Schubert.

Rennert Schwarzenberg21 b

Y si estuvo maravillosa en Schubert, no menos espectacular fue la inmersión de Rennert en las canciones de Mahler. Aunque no escribió tantos lieder, la obra del compositor bohemio es fundamental en la historia del género. Rennert se mostró brillante en los dos lieder sobre poemas de Richard Leander (seudónimo de Richard Wolkmann) y en las dos canciones que incluyó de Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico del muchacho -–una traducción de las muchas posibles–) pero donde brilló especialmente fue en los Rückert Lieder, una colección de cinco canciones sobre poemas de Friedrich Rückert.

La voz de Rennert se adapta perfectamente a la escritura mahleriana, consiguiendo con estas canciones superar lo que ya era un impresionante recital. Con un emocionante Ich bin der Welt abhanden gekommen (He abandonado el mundo), que la cantante sabiamente relegó para el final aunque en el orden del ciclo es la cuarta canción, hizo saltar alguna lágrima a más de un espectador. Como propina el maravilloso Urlicht (Luz primera) canción incluida en la Sinfonía nº 2 - Resurrección de Mahler. ¿Se puede acabar mejor un liederabend? No. Memorable.

Como memorable fue el trabajo del pianista Joseph Middleton. Siempre estuvo ahí como apoyo a la cantante pero también con esa personalidad propia que ya hemos comentado en otras crónicas que Schubert confiere al pianista. No se puede entender, ni apreciar un lied sin el acompañamiento de un gran profesional. Muchos de los poemas que se cantaron en esta velada fueron orquestados por Mahler. Es indudable la fastuosidad y la calidad del arreglo del compositor, pero en sus lieder yo prefiero la interpretación a piano, me resulta más íntima, más cercana, más acorde con la voz que la, a veces, apabullante orquesta. Middleton estuvo otra vez brillantísimo colaborando de una forma fundamental al éxito de un recital extraordinario.