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¿Dios? ¿Universo?

Madrid. 10/11/16. Teatro Monumental. Temporada de la ORCTVE. Obras de Beethoven y Holst. Ruth Rosique (soprano), Ana Ibarra (mezzosoprano), Jose Luis Sola (tenor), Paul Armin Edelman (barítono). Orquesta y Coro de RTVE. Miguel Ángel Gómez-Martínez, dirección.

¿De dónde proviene el universo? ¿Quién es Dios? El público presente en el Teatro Monumental podría plantearse esas dos preguntas asistiendo a un nuevo concierto de la temporada de la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española. El programa no se planteaba como un bello camino de rosas, sino todo lo contrario, ya que juntaban en un breve intervalo dos obras que, a priori, nada o casi nada tienen que ver entre ellas. Beethoven y Holst… Dios y Universo… ¿Habría lugar para el análisis ideológico? ¿Podríamos enfrentarnos con nosotros mismos ante el mismísimo Beethoven? Ciencia, música y religión, todo unido en el Monumental.

Vuelve Miguel Ángel Gómez-Martínez después de varias semanas de ausencia en el podio del Monumental. No es para menos, ya que el programa que manejaba requería una preparación de gran exigencia, sobre todo para un director que acostumbra a dirigir sin partitura. Y, de nuevo, como no podría ser menos, su dirección fue impecable, con gesto sencillo sin grandes movimientos pero de gran concisión e implicación con la obra. La Orquesta de RTVE fue, sin duda, una de las protagonistas junto al coro. El cambio de mentalidad que hay que realizar durante el descanso entre obras fue tan efectivo que pareciera que se escucharon dos orquestas diferentes en un breve lapso de tiempo. La Misa en do Mayor de Beethoven fue interpretada de una forma contenida, con grandes aciertos en el fraseo y las dinámicas sin grandes contrastes. A pesar de ello, la agrupación se ganó a pulso un sonoro aplauso, ya que fue un más que genial vehículo para el entramado vocal. Los Planetas, de Holst, fue, sin duda, un espectacular contrapunto a la pieza beethoveniana. El empaste de las diferentes secciones de la formación en cada plano sonoro fue otro de los elementos a destacar, jugando con este elemento a lo largo de las dos obras, en las cuales encontramos melodías a solo de diferentes secciones instrumentales al completo.

El coro fue, como se ha dicho, claro protagonista del concierto, y no es para menos, ya que, a pesar de que su intervención al completo ocupó sólo la primera parte, ésta fue rotunda. Pese a pequeños momentos en los que el sonido no llegó completamente empastado, la gran cantidad de elementos positivos hicieron que el coro lograse alzarse, al igual que la orquesta, con un sobresaliente más que merecido. A momentos épico, a momentos íntimo… Podría llegar a decirse que se escucharon dos coros diferentes durante la obra de Beethoven, ya que según avanzaban por los compases de la misa el coro sufría una transformación radical en escasos segundos, ajustándose al texto latino y a la música del compositor alemán. En la segunda parte, el coro se redujo a las secciones femeninas, apareciendo tan solo en el último movimiento de la pieza de Holst. El listón se encontraba a una altura más que considerable pero, por desgracia, no se llegó a ese nivel alcanzado anteriormente. La suma de contraltos y sopranos no logró mantenerse en el camino, yéndose por el del desempaste y la casi ausencia de dinámicas, manteniéndose permanentemente en un mezzoforte, incluso en pasajes en los que se requiere una voz pianissimo.

Los solistas no corrieron la misma suerte que el coro y la orquesta. Entre los cuatro apenas se percibió homogeneidad, una intención de ir hacia un mismo lugar, con una Ruth Rosique que dominó la partitura pero enturbió el sonido con un excesivo vibrato, una Ana Ibarra con un timbre bello pero apenas audible en las notas graves, un Jose Luis Sola más que correcto con un timbre de gran belleza, y un Paul Armin Edelman que no convenció con una interpretación que no logró ajustarse al cuarteto solista. Pese a ello, no podemos sino alegrarnos de haber acudido a un concierto de alto nivel encuadrado en una de las preguntas más trascendentales de la historia de la humanidad: ¿Dios? ¿Universo?