Escuchando sonidos extremos
30/08/2024. Sala Peredel Palacio de Festivales, de Santander. Obras de J. Planells, I. López Estelche y A. Schönberg. Xavier Sabata (contratenor) y Ensemble Sonido Extremo. Dirección musical: Jordi Francés.
Reconozco que me extrañó que el Festival Internacional de Santander (FIS) ofreciera en su programación un programa tan radical e interesante como el que nos ocupa. Entiéndase que la sorpresa lo era en positivo; más tarde, advertí que el concierto era en la Sala Pereda o la sala de cámara del Palacio de Festivales y poco a poco fui entendiendo la situación. Y lo cierto es que apenas doscientas personas cubrimos alrededor del 50% de la sala para disfrutar de un concierto que, sin alcanzar dimensiones siderales, fue digno de consideración.
Comenzaré por la obra principal, Pierrot Lunaire, de Arnold Schönberg, presentada así por el mismo Jordi Francés, director del conjunto instrumental y que nos ofreció una breve disertación para presentar las obras del concierto. Durante la interpretación de la tres series de siete lieder no pude dejar de pensar en la reacción del público vienés de 1912 al escuchar el estreno de la obra, vista y vivida la reacción del público “solo” ciento doce años después. Es sabido que Pierrot Lunaire es el bautizo de la técnica del sprechgesang o canto hablado, una nueva modalidad de canto que revolucionará el mismo y que abrirá puertas a nuevos diseños del uso de la voz humana, instrumento que está en evolución permanente.
Hablando del uso de la técnica del canto hablado cabe suponer que el intérprete puede subrayar el énfasis de su interpretación ya en el canto ya en el recitado musicado y mi impresión, absolutamente subjetiva, es que el contratenor catalán Xabier Sábata, en ineludible colaboración con el director del conjunto instrumental, Jordi Francés, aposto por la segunda en detrimento de la primera. No me importa reconocer que ha sido mi primera ocasión viviendo Pierrot Lunaire en directo aunque decenas de escuchas discográficas y a través de las redes sociales me habían permitido descubrir distintos enfoques en la interpretación de la obra. Sábata, supongo que tras elegir la vestimenta para adornar la interpretación apostó, buscando la interrelación con los músicos, por la teatralización del texto, por el recitado estricto del mismo y apenas pudo sacar a pasear la voz de la que es dueño y de la que ya hemos podido disfrutar en otras obras contemporáneas. En definitiva, una interpretación interesante aunque faltó algo para poder llegar a la plenitud en el disfrute.
La primera parte la compusieron dos obras, cada una de unos doce minutos de duración, de interés diverso. Arlecchino, de Josep Planells y estrenada este mismo 2024 y que se une con la principal a través de la presencia de los personajes de la Comedia del Arte, es una obra compleja, árida y de lenguaje ultra moderno. Escrita para seis instrumentos, fue estrenada por el mismo conjunto y he de reconocer que me dejó bastante frío.
Sin embargo, el estreno absoluto de Sonata it’s alive…, del cántabro Israel López Estelche produjo mucha mejor sensación. El mismo compositor reconoce que estamos ante una orquestación para octeto de la Sonata para piano, op. 1, de Alban Berg y que encuentra acomodo y lógica en el concierto por la evidente ligazón existente entre maestro y alumno en la Segunda Escuela de Viena. En esta obra se vive, se saborea la Viena de los años 20, el sabor especial de la música de Berg y las expresiones musicales propias de la escuela. Muy interesante su escucha y el compositor –menudo respingo di al comprobar que era el señor de mi derecha- pudo agradecer en persona los aplausos del público.
Para que todo el concierto tuviera el nivel que tuvo es ineludible aplaudir con sinceridad la labor de los ocho instrumentistas del Ensemble Sonido Extremo, que estuvieron a un nivel excepcional. Cecilia Bercovich (violín), Alicia Salas (viola), Jeanne Maisonhaute (violoncelo), Jesús Gómez (flauta), Alfonso Pineda (clarinete), Javier González (saxofón), Beatriz González (piano) y Sarai Aguilera (percusión) mostraron un nivel altísimo y una confianza en las obras dignas de encomio. Su máximo responsable, Jordi Francés supo llevar los setenta minutos de concierto a buen puerto y no queda sino felicitar a los diez intérpretes por la labor realizada.
En definitiva, hay que agradecer al FIS la apuesta por la música contemporánea y por los clásicos del siglo XX. El impresentable que dejó sonar el mismo teléfono dos veces seguramente ya no tiene remedio pero el resto queríamos disfrutar del programa valiente. Pierrot Lunaire ya no es una obra contemporánea; puede ser calificada de audaz, atrevida, aburrida o escandalosa pero estrenada en 1912, contemporánea hace tiempo que dejó de ser. Otra cosa muy distinta es que muchos oídos aún consideren que una obra de 112 años de edad sigue siendo molesta o inaccesible.
Fotos: © Pedro Puente