Los_Elementos_Alberto_Miguelez_CNDM.jpeg© Elvira Megías | CNDM 

Pastores en el centro de Bilbao

Bilbao. 03/03/2025. Sociedad Filarmónica. G. F. Haendel. Clori, Tirsi e Fileno. Ana Vieira Leite (soprano, Clori), Alicia Amo (soprano, Tirsi) y Alberto Miguélez (contratenor, Fileno). Los Elementos. Coordinación musical: Claudio Rado. Dirección musical: Alberto Miguélez Rouco.

Aunque hoy nos pueda parecer, literalmente, increíble, en pleno siglo XVIII el papado decidió prohibir la ópera como género por considerarlo inmoral. Más de un aficionado recordará aquel CD de tanto éxito de Cecilia Bartoli que se titulo, precisamente, Opera proibita y que hacía referencia a obras escritas en ese momento histórico como alternativa a la decisión papal y que la mezzosoprano reivindicaba una vez más con acierto musicológico y de ventas. La prohibición de este género jugó a favor de otros dos: el oratorio y la pastoral. El primero, porque permitía el desarrollo de largas historias –fundamentalmente religiosas- sin aparente trama dramática pero que las más de las veces terminaban por ser óperas camufladas; por otro lado, el segundo genero favorecido por tal disparatada decisión fue la pastoral o serenata, que permitía en un ámbito más privado cual pudiera ser el salón palaciego de una familia noble, la puesta en escena de pequeñas historias con personajes simples y de extracción social baja que no podían considerarse en sí óperas aunque tuvieran un cierto carácter dramático.

Por ello, la propuesta de la Sociedad Filarmónica de Bilbao era de gran interés al traernos un compositor esencial de la historia de la ópera, Georg Friedrich Haendel a través de un título del que apenas sabíamos nada y que, de hecho, no aparece en su lista oficial de óperas. Porque Clori, Tirsi e Fileno, en sentido estricto, no es una ópera sino una serenata pastoral a tres voces y grupo instrumental que nos narra la elemental historia de tres pastores enredados en una convencional historia de amor. Se desconoce el autor del libreto y parte de la música de esta obra fue posteriormente reutilizada en otras óperas del compositor como Rodrigo, Acis y Galatea y Rinaldo. 

Pero más allá de consideraciones sobre géneros, entre los que cada vez resulta más complicado marcar los límites, la presencia en Bilbao de una obra teatralizada de Haendel ha de ser siempre motivo de fiesta. Por poner un simple ejemplo, en los 73 años de la temporada de ópera de Bilbao solo se han puesto en escena dos títulos del compositor, Giulio Cesare in Egitto y Alcina, y en otras salas de la ciudad hemos podido vivir Tolomeo y poco más. Ello sin perjuicio de que todas las navidades tengamos que escuchar, sí o sí, The Messiah, como si el señor Haendel no hubiera escrito una sola obra más en su dilatada carrera. 

Por ello y por otras razones la cita era imprescindible. Además, con el aliciente de volver a la Sociedad Filarmónica, sita en pleno centro de la ciudad y que es de una hermosura casi impropia de estos tiempos. Entrar en el recinto tiene un cierto punto de volver a tiempos pasados y uno no tiene sino quedarse estupefacto al ver en el pequeño programa de mano que estamos en la temporada 129 de la sociedad y en el concierto 3.134. Es decir, estamos ante la historia misma de la música clásica en Bilbao.

El concierto fue sensacional, no hay otra manera de describirlo. Y a ello ayudó la labor esencial, hermosa, compenetrada y emotiva de Los elementos, el grupo nacido en 2018 y que está aportando a los melómanos a través de conciertos y grabaciones una cantidad relevante de obras –y de compositores- que han permanecido en un segundo plano, como el caso que nos ocupa u otros tan interesantes como José de Nebra o Francesco Corselli. 

El argumento de esta pastoral es muy sencillo: Tirsi y Fileno, dos pastores humildes, están enamorados de la misma mujer, Clori, que consciente de ello, los utiliza y juega con ellos, provocándoles sufrimiento amoroso. Sin embargo, los dos pastores terminarán por advertir el carácter voluble de la mujer y será ella quien acabará sola. Un argumento propio de quien consideraba, hace siglos, per se inestable la personalidad femenina frente a la coherencia y firmeza de la masculina. 

Los elementos presentaron una plantilla de diez músicos y todos ellos rindieron a un nivel excepcional. Es hermoso contemplar no solo el nivel de los músicos sino la alegría y fe que transmiten en la música que interpretan, la felicidad por darnos a conocer lo que para muchos podría ser primera audición y poder así descubrir una faceta más íntima de un compositor tan grande como Haendel. En sentido estricto, trabajaron sin dirección musical en el concierto aunque su concertino Claudio Rado asumía labores de elemental coordinación durante el mismo. Recordemos que Los elementos fue fundado por el contratenor Alberto Miguélez, que interpretaba el papel de Fileno en la pastoral.

Vocalmente las cosas no se quedaron atrás. La soprano burgalesa Alicia Amo (Tirsi, uno de los pastores engañados) está desarrollando una carrera imponente y no hace diez días pude disfrutarla en algo tan radicalmente distinto como el estreno absoluto de la ópera Tejas verdes, de Jesús Torres, en el Teatro Real, de Madrid. Es decir, Amo muestra esa capacidad para pasar de un mundo estético a otro sin aparente dificultad, siempre con una voz bien emitida, de timbre generoso y con una intención dramática que es de agradecer. Su aria, Tra le fere la fera piu cruda, típica de bravura, fue quizás el punto culminante de la noche, con un uso adecuado de la agilitá. 

Clori, la mujer casquivana, ha sido interpretada por la soprano portuguesa Ana Vieira Leite, que no anduvo a la zaga. De voz hermosa, evolucionó desde los coqueteos con Fileno al Amo Tirsi, su aria de la segunda parte, dicha con mucha intención, sosiego y delicadeza. Muy bien. El director del ensemble y contratenor Alberto Miguélez fue, finalmente, Fileno, el segundo pastor ignorado. Su voz no es grande pero estilísticamente está muy bien presentada y conjuntaba muy bien con las dos voces femeninas. Quizás el único pero que cabe poner al concierto era, precisamente, que el hecho de que la voz de un pastor lo encarnara una soprano hacía difícil distinguir tímbricamente las voces de Clori y Tirsi, siendo personajes totalmente distintos.

Muy interesante la iniciativa de la Sociedad Filarmónica que, sin embargo, no provocó una asistencia de gente numerosa. En cualquier caso, agradezcamos este tipo de conciertos y de propuestas de quienes tienen interés por salir de lo más trillado.