Granados Revisited
La Laguna. 14/01/17. Teatro Leal. Festival Internacional de Música de Canarias. Granados: Goyescas (Ópera y suite para piano). Rosa Torres-Pardo, piano. Isabel Rey, soprano. Manuel Gómez Ruiz, tenor. Hugo Alonso, videoarte.
Acogía el Festival Internacional de Música de Canarias, en su edición número 33, el estreno de un nuevo concepto en torno a la figura de Enrique Granados y su obra más conocida: Goyescas, aunando tanto la suite para piano como algunos números de su versión lírica.
Como protagonista, el piano de Rosa Torres-Pardo, que sin embargo se vio relegado a un lateral del escenario en pro de la escena. Un pianismo encendido que mostró el amor del Granados más arrebatado. Mucho temperamento que quedó demostrado desde un epílogo arrastrado hasta la obertura de la noche y un Pelele arrebolado, de incisivo virtuosismo. Entre tanto, sin embargo, diríase que Torres-Pardo encontró su mejor hacer en la Serenata del espectro. También en la Balada del amor y muerte, donde encontró opciones para una mayor introspección y un despliegue más sosegado de su rubato enamorado.
Acompañaron en la escena, brevemente, las voces de una sabia y sentida Isabel Rey y un entregado Manuel Gómez Ruiz dando vida a Rosario y Fernando, protagonistas de las Goyescas líricas, aquellas que se estrenaran en el Metropolitan de Nueva York, en 1916 y en cuyo regreso a España encontrarían la muerte el compositor y su mujer, la historia ya es conocida, al ser torpedeado su barco por un submarino alemán en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Granados amaba profundamente a su mujer Amparo (Arito para el leridano). Así queda demostrado en su rica y numerosa correspondencia, que nos dibuja una forma de ser más almibarada que la expresada al piano. Un amor sentido, pero mucho más naif. "Titín mía, rica, monina, cielito del alma" y un sinfín de requiebros granadosianos encadenados uno detrás de otro, que dibujan a un verdadero moñas, un tanto atosigante, tras la figura del compositor internacional. Es por ello que los textos proyectados en este espectáculo por Ramón Betancor, en boca de aquellos Fernando y Rosario, recuerdan tanto al músico y su mujer. De algún modo también el que habla de los celos, si bien no hubiese estado de más hacer recalcar de algún modo la negatividad de estos entendidos como forma de amar.
Y es que este Granados Revisited con escena de Hugo Alonso peca un tanto de ingenua, de simple cuanto menos. Por un lado el videoarte es demasiado sencillo y repetitivo. En numerosas ocasiones se centraba tan sólo en zooms sobre pinturas de Goya, con sus majos enfocados y desenfocados que, unidos a los textos de Betancor, no conseguían una idea homogénea. Los textos, además, eran demasiado largos, obligaban a concentrarse en su lectura dejando al piano de Granados como mera música acompañante, algo del todo imperdonable. Más riesgo en suma, hubiera hecho falta más ambición y riesgo en esta apuesta. Tal vez se hubiera fallado, pero si se hubiese acertado, hubiese sido todo un éxito.
Aquí, el triunfo vino gracias a los artistas reunidos sobre el escenario. El encendido piano de Torres-Pardo, la potencia vocal de Gómez Ruiz y todo el sentimiento y sensibilidad de Isabel Rey.
Con todo, realmente de agradecer esta vuelta a Granados, que espero sirva como buen pistoletazo de salida a un año de homenajes y músicas dedicadas a su figura en el 150 aniversario de su nacimiento.
Foto: Festival Internacional de Música de Canarias.