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LA ALEGRÍA

A Coruña. 20/05/17. Palacio de la ópera. Beethoven: Sinfonía nº 9 “Coral”. Ainhoa Arteta, soprano. Maite Beaumont, mezzosoprano. Gustavo Peña, tenor. Josep Miquel Ramón, barítono. Orquesta Sinfónica de Galicia. Coro de la OSG. Joan Company, director de coro.Dima Slobodeniouk, director.

El pasado quince de mayo una de las orquestas de referencia en Galicia cumplió veinticinco años. Con su sede establecida en el Palacio de la ópera, su nacimiento fue fruto natural de la tradicional afición a la música del público coruñés, en una ciudad donde se inició la primera Temporada Lírica en 1953. Su inauguración, que contó con la actuación de Martha Argerich con el primer concierto para piano de Chopin, ya fue toda una declaración de intenciones. Formada para competir sin timidez en el territorio nacional, procuró a través de diferentes gestores cierta proyección internacional, que alcanzó cimas como la Musikverein vienesa o grabaciones para la Deutsche Grammophon y Decca. Contó desde sus inicios con la titularidad de Víctor Pablo Pérez en la dirección artística, puesto que ocupa de forma honorífica desde 2013, año en el que se inicia una nueva etapa en la agrupación al tomar su relevo Dima Slobodeniouk en el atril y Andrés Lacasa en la gestión. Lo más llamativo de esta orquesta es su número de abonados, que supera el millar desde hace varios años, síntoma de su complicidad con la afición coruñesa y con la que en parte se sostiene. El Consorcio para la Promoción de la Música, formado por Amigos de la ópera de A Coruña, ayuntamiento, diputación y Xunta de Galicia además de diferentes patronazgos privados, cumplen con el vacío económico dejado por la extinta Novacaixagalicia. Durante los años de bonanza, gestionados por Antonio del Moral, la orquesta pudo sostener durante trece temporadas al Festival Mozart en su traslado desde Madrid, y junto a la estrecha colaboración con Alberto Zedda, participó en el Rossini Opera Festival de Pésaro durante tres años, lo que sin duda también impulsó su reconocimiento en Europa. Pero en esta época de cinturones apretados, la virtud de hacer más con menos pasea virtualmente a la orquesta a través de su canal en Youtube con retransmisiones en directo, hoy por hoy su mejor escaparate internacional.

El aniversario de la OSG se celebró en forma de agradecimiento a sus abonados, a los que ofreció en un festival la integral de las sinfonías de Beethoven y la edición especial de un libro basado en el compositor. El éxito en asistencia a estos conciertos viene a confirmar el tirón que tiene el repertorio clásico a pesar del empeño de los programadores en educar a la audiencia en páginas menos conocidas. La Novena sinfonía agotó las entradas días antes de sus dos representaciones, pese a competir en horario con una señalada cita deportiva en la ciudad. Con el coro de la Sinfónica de Galicia y los cuatro solistas invitados, ofrecieron una gala memorable. La versión de Dima Slobodenoiuk fue ajustada en tempi, pero sobre todo extraordinariamente versátil en dinámicas. Los temidos crescendi y decrescendi de Beethoven fueron meticulosamente conducidos en una orquesta que parecía respirar del mismo pulmón. Se percibe el gusto del director por el sonido de los metales, más destacados de lo habitual en esta interpretación, una versión inflamada, de violentos tutti y desinhibido lirismo que atropelló a una audiencia sobrecogida. Para el movimiento coral, la orquesta abrigó las dignas intervenciones de las cuatro voces, tenor y barítono que no deslucieron el conjunto y ofrecieron bellísimos momentos junto a Arteta y Beaumont. Merece especial mención el soberbio comportamiento del coro, tras el que se adivina un gran trabajo de su director Joan Company. Varias veces fueron llamados a saludar por la ovación de un público agradecido y encantado con este cierre. Sólo resta decir: y que cumpla muchos más.