Ivan Fischer BudapestFestivalOrchestra Donostia18 

Sí pero no

Donostia. 27/08/2018. Palacio Kursaal. Obras de W. A. Mozart y G. Mahler, con Christina Landshamer (soprano), Olivia Vermeulen (contralto), Xavier Anduaga (tenor), Konstantin Wolf (bajo), Orfeón Donostiarra (J.A. Sainz-Alfaro), y Budapest Festival Orchestra. Dirección musical: Ivan Fischer.

Teniendo en cuenta los antecedentes era lógica la expectación surgida en la capital guipuzcoana en torno al concierto mahleriano de Ivan Fischer. En la edición de 2016 este director y esta misma orquesta, nos ofrecieron uno de los conciertos sinfónicos más emocionantes que un servidor ha vivido, con una interpretación intensa de la tercera de Mahler. 

Parece existir un idilio entre Ivan Fischer y Donostia, entre el director y la Quincena y de ello salimos ganando los aficionados. También parece existir un idilio entre la Quincena y Gustav Mahler pues no hay año que no disfrutemos de brillantes versiones de alguna de las sinfonías del bohemio. En esta ocasión nos tocaba la cuarta y el balance vuelve a ser muy satisfactorio.

En cualquier caso el concierto que nos ocupa se inició en su breve primera parte con las Vísperas Solemnes del Confesor en Do Mayor, KV 339, de Wolfgang Amadeus Mozart en una interpretación plana y con un error de planteamiento. Donostia tiene la suerte de disponer en casa del Orfeón Donostiarra pero –y no es la primera vez- el planteamiento coral fue totalmente inapropiado: más de sesenta voces para una obra de esta intimidad me parece un error de punto de partida; tampoco la orquesta se correspondía con el planteamiento más elemental del compositor y, en consecuencia, tuvimos una lectura romanticoide de una obra clásica y “sencilla” que quedó totalmente desnaturalizada. Parece difícil que podamos escuchar al Orfeón en un formato más recogido, más adecuado al clasicismo, sin tener que recurrir permanentemente a la cantidad. Por cierto, adecuado el octeto que hizo las introducciones gregorianas de cada parte, excepto de la última, el Magnificat.

El cuarteto vocal tiene en esta obra una particela liviana con excepción de la soprano, que tiene una parte solista importante en el Laudate Dominum y que la alemana Christina Landshamer cumplió a la perfección. La pena de esta obra es que nos quedamos con ganas de escuchar mucho más a la voz local, Xabier Anduaga, de bello timbre; la mezzo holandesa Olivia Vermeulen enseñó poco volumen mientras que la voz del bajo alemán Konstantin Wolff era demasiado seca, sin esmalte. En definitiva, la primera parte tuvo un punto de decepción sorprendente que era palpable.

Todo cambió tras el preceptivo descanso para la reubicación de la orquesta. Ivan Fischer y su Budapest Festival Orchestra abordaban la Sinfonía nº 4 en Sol Mayor, de Gustav Mahler, donde, ahora sí, apareció lo que se esperaba. Por lo que a la obra se refiere, tras la sonora y dinámica primera y las monumentales segunda y tercera, Mahler parece apostar por una lectura más camerística (para algunos resultará irónico el uso de este adjetivo hablando de Gustav Mahler), lo que puede observarse por el uso tamizado de la percusión y la ausencia de trombones y tubas entre los metales.

Aquí, sí, se nos apareció el Ivan Fischer que buscábamos: el gusto por el detalle y la precisión, la sonoridad de las distintas secciones orquestales, destacando sobre todos unos excelentes solistas de oboe y clarinete y una sección de cuerda grave realmente notable. A destacar el aliento impreso a los dos primeros movimientos, la lectura pausada, íntima e intensa del Adagio y un final lleno de júbilo y apoyado en la voz de la soprano arriba mencionada que, aunque pudo quedar corta de volumen, enseñó una identificación con la obra notoria. Entonces, sí. Entonces sí oímos al Ivan Fischer y a la orquesta que esperábamos.

El público llenó el Kursaal y se portó de forma adecuada con excepción del energúmeno que decidió toser justo en el piano final, rompiendo la magia del momento. Solo cabe esperar que esta no sea la última visita de orquesta y director.