CoroRTVE 

Voix y vozes

Madrid. 03/06/16. Teatro Monumental. Temporada 15/16 de la OCRTVE. Obras de Fauré, Azevedo, Boulanger y Villa-Lobos, entre otros. Coro de RTVE. Paulo Lourenço, dirección. 

Que el coro de RTVE se presente en un concierto en solitario no es algo tan normal como un concierto con la orquesta. Siempre se muestra la sección vocal como un acompañante de la instrumental, olvidándonos a menudo de que es un ser independiente dentro de la entidad. Esto revierte, en la mayoría de los casos, en el público que acude a los conciertos a solo del coro, ya que puede llegar a pensarse que sin un puñado de cuerdas y vientos el coro no vale de nada. Siempre ocurre lo mismo: el ciclo coral apenas logra alcanzar el 50% de público en la sala, algo extraño si tenemos en cuenta que en sus conciertos fuera de Madrid, el coro logra llenar allá por donde va. Puede ser que las entradas a diez euros no sea lo mejor para atraer al espectador, pero eso es algo que viene de un escalafón superior… 

Así, el coro de RTVE, haciendo alarde visual de ser uno los coros institucionales más equilibrados de todo el país, aparecía ante el espectador fuera de su “cajón” reservado dentro de la caja acústica del escenario. Los aplausos que se escuchaban según aparecían los componentes de la agrupación avalaron mis sospechas: el teatro no se llenaba ni por asomo. Una pena, la verdad, porque el (diferente) programa prometía.  Una vez completada la plantilla en escena aparecía el director portugués Paulo Lourenço, invitado expresamente para la ocasión. A menudo se dice que el mayor lastre a la hora de dirigir es la partitura y, en esta ocasión, esa “maldición” apareció. Con pose un tanto hierática, Lourenço apenas se movió del lugar en el que comenzaba cada una de las piezas, conduciendo al coro tan solo con los brazos, recordando a un árbol movido por una ventisca en alguna ocasión. 

El concierto comenzó con obras en francés de Fauré, Acevedo y Boulanger, un repertorio en el que el coro pudo desplegar dinámicas de gran calidad, sorprendiendo a menudo al espectador. El problema de los coros profesionales es siempre la falta de empaste, y esto es algo que apareció en contadas ocasiones, pudiendo escuchar aspirantes a solista sobre la masa sonora. Alguna que otra soprano despistada llegó a dar una nueva versión de las piezas con entradas no escritas que fueron audibles en algún que otro caso. La primera parte finalizaba con un nivel bastante notable gracias a la defensa del coro de un repertorio de gran dificultad junto a unos solistas que supieron dar la talla en sus breves pero no poco interesantes intervenciones. 

Tras el descanso, el repertorio dio un giro radical, mirando a Portugal y a sus antiguas colonias repartidas por el mundo. ¡Atención, que aquí hay novedad! Lourenço adquirió autonomía con respecto a la partitura, ofreciendo una dirección diferente, mucho más dinámica y atractiva que influyó en gran medida en el coro, el cual sufrió una transformación radical con respecto a lo ya visto y oído. Las piezas de Carrapatoso, Villa-Lobos y el propio Lourenço fueron defendidas por unos involucrados cantantes, los cuales se mostraban cómodos con las piezas, llegando a prescindir de las partituras en alguna ocasión. Una colección de movimientos, bailes y caras de diversión hicieron las delicias de un entregado público, el cual disfrutó mucho más que con las estáticas piezas francesas. Podría llegar a decirse, incluso, que el coro se soltó la coleta para mostrar una imagen diferente y desenfadada (como en el caso del Rosa amarela de Villa-Lobos) plena de sentimiento y emoción (como en Queda do Império! de Lourenço). 

Con una pieza fuera de programa de Carrapatoso, quien se encontraba en la sala, y una repetición de la pieza de Villa-Lobos, finalizaba un concierto en el que el coro mostró las dos caras de la moneda coral. El público apenas tardó en desalojar el teatro, llevándose consigo la sensación de haber asistido a un concierto interesante y diferente. Ahora es momento de buscar una nueva actuación en solitario de la agrupación, algo realmente difícil dentro de los límites de la ciudad de Madrid. Por fin una excusa para viajar…