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CULTURA POR ENCIMA DE TODO

El pasado 30 de diciembre de 2019, pocas semanas antes de despertarse la pandemia que paralizó en gran medida la actividad musical mundial un servidor tuvo la fortuna de asistr a un concierto en el Palacio Euskalduna bilbaíno en el que el tenor Andeka Gorrotxategi y la soprano Ana Otxoa interpretaron distintas arias de óperas vascas en euskera y en la pertinente reseña que puede releerse aquí un servidor escribía: Este concierto va a ser recogido en un futuro CD que dejará testimonio grabado de fragmentos musicales de algunos títulos que apenas han sido oídos en las últimas décadas. Sólo por ello ya merece nuestro reconocimiento. Y si aprovechamos la ola de la ilusión, ¿por qué no soñar con que alguien tenga la iniciativa de grabar algo más, es decir, títulos completos que cubran los excesivos huecos vergonzosos existentes en la lírica vasca?

Solo un año después nos desayunamos la enorme noticia de que distintos valientes de la cultura musical habían decidido emprender un pequeño gran proyecto de grabación de tres óperas vascas en euskera, a saber, Maitena, de Charles Colin; Lide ta Ixidor, de Santos Intxausti; y Mirentxu, de Jesús Guridi. Este proyecto está impulsado por la Sociedad Coral de Bilbao y su actual máximo responsable, Iñigo Alberdi Amasorrain, verdadero enamorado de la música vasca y, más en concreto, de la lírica vasca.

Desde luego, no pretendo arrogarme ningún mérito en la premonición de este proyecto, ni siquiera capacidad de anticipar las más elementales circunstancias para que esta grabación haya visto ahora la luz; en aquel modesto texto un servidor solo gritaba aquello que le salía de las entrañas, hastiado al ver cómo títulos que deberían ser indispensables en cualquier discoteca curiosa son, sencillamente, inencontrables. Que, por ejemplo, un título como Mirentxu que recientemente encontró hueco en el Teatro de la Zarzuela –aunque fuera en forma de concierto- y despertó un interés evidente no disponga de grabación alguna no deja de ser una anomalía cultural de primera magnitud.

Justo al finalizar el verano la casa discográfica IBS Classics anunciaba la publicación de Maitena y la aventura comenzaba a concretarse. Un servidor ya ha podido escuchar el doble CD y aunque me consta que la grabación no fue nada sencilla por aquello de las limitaciones entonces imperantes para juntar colectivos, el testimonio es de gran interés y de escucha obligatoria para todos aquellos que amamos la ópera.

Siempre he pensado que el CD cumple labor similar a la del libro al hablar de literatura. Es testimonio de una interpretación concreta en un momento histórico preciso y deja para la posteridad tanto el acceso del profesional a la misma como la posibilidad de que el simple aficionado y/o curioso pueda acceder al conocimiento de una obra que, de lo contrario, quedará en el olvido más absoluto. Por ello, disponer de la primera grabación de Maitena, de Charles Colin, último motivo de este escrito, es motivo de satisfacción y, así lo deseo, de un interés que ojalá no se circunscriba al mundo cultural vasco.

Y es que los amantes de la ópera nunca hemos encontrado en los idiomas o en la diversidad cultural un escollo insuperable, más si cabe en los tiempos actuales donde la traducción es cada vez más accesible por infinidad de medios. Por ello, considero que Maitena, definida por su compositor como pastoral lírica en dos actos y que fue compuesta en 1908 y estrenada el 29 de mayo de 1909, puede despertar el interés de cualquier persona curiosa por la lírica de ese momento histórico fascinante cual es la transición entre los siglos XIX y XX, momento en el que conviven al menos el verismo italiano, el post-romanticismo germano straussiano, las primeras manifestaciones musicales rupturistas y distintas escuelas nacionalistas europeas, entre las que puede y debe incluirse -a pesar de su pequeño tamaño- la escuela nacionalista musical vasca.

Hoy en día apenas llegan a diez las óperas que en euskera puedan encontrarse –en algún caso, con enorme dificultad- en los mercados, sobre todo en los virtuales. Si hablamos de música con imágenes, la respuesta es aun más lacónica: hasta donde conozco no hay ninguna ópera vasca en euskera recogida en DVD. Por lo tanto, cualquier paso que se dé en esta dirección es motivo de satisfacción. Porque hablamos solo de cultura, de música, de ópera.

Para terminar este artículo conviene apuntar que la totalidad de los cantantes que intervienen en esta grabación son vascos; y es que estamos viviendo en lo que respecta al canto lírico un momento realmente envidiable. Miren Urbieta-Vega, Mikeldi Atxalandabaso, Marifé Nogales, José Manuel Díaz o Fernando Latorrre, sin desmerecer el resto y sin olvidar otros nombres referenciales que no participan en esta grabación, son habituales en centros líricos de primera magnitud. A ese punto de notoriedad va llegando una batuta que comienza a hacerse un hueco entre las más reseñadas, Iker Sánchez, irunés que reside en Vitoria-Gasteiz y que está cada vez más lanzado en su carrera internacional.

Si tenemos cantantes, si tenemos personas dispuestas a trabajar en la redición de partituras, si tenemos entidades orquestales y corales y si además podemos contar con empresas privadas dispuestas a hacer el papel de mecenas, ¿no es esta una de las actividades más productivas –culturalmente hablando- que podemos hacer? Quedamos a la espera del segundo título.