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Félix Alcaraz: "En la música clásica la innovación brilla por su ausencia"

 

Hablamos con Félix Alcaraz, director artístico de la Orquesta Nacional de España, de cara a  la nueva temporada 2016-2017 de la formación, que arrancará a finales del próximo mes de septiembre. Hasta entonces, la Orquesta viaja hasta Japón en gira con Judith Jáuregui y Pablo Sáinz Villegas. De todo ello, de las formas, de las miras, de los nombres propios, de lo que ha venido y lo que vendrá dialogamos con Alcaraz. "Vinculación", quédense con la palabra. Parece ser la clave del pucelano para llevar a la Nacional a su mejor momento.

Empecemos por un básico: ¿Le salen a usted las cuentas?

Yo creo que sí. Llevo tres años y medio aquí ya y todos los objetivos fundamentales con los que llegué se han ido cumpliendo, solventando además las dificultades y problemas que han podido ir surgiendo en el camino, con el día a día. En ocasiones puede parecer que todo va lento pero cuando uno echa la vista atrás parece que sí hemos conseguido cosas: trajimos a David Afkham, que no era fácil; hemos conseguido renovar parte de la orquesta y seguimos dentro de un proceso de renovación importante. Con las plazas que salen este año se han ofertado un total de 27. Creo que la programación que estamos ofreciendo está siendo bien recibida por el público, que le está gustando…

Desde luego es un modelo diferente.

Yo nunca me he considerado un programador de autor, es decir, de aquellos que programan sólo lo que les gusta y les da absolutamente lo mismo lo que piensen los demás; aunque sí es verdad que programo pocas cosas que no me gusten. Procuro que por aquí todo el mundo esté tranquilo y creo entender lo que a la gente le puede gustar escuchar en un concierto y lo que no, no solamente el cuadrar una pieza con la otra. Al final es un puzle complejo en el que intervienen muchísimos factores y para el que hay que tener muy buen olfato para poder sacarlo adelante.
A nivel de público estamos muy contentos y agradecidos porque hemos pasado de unos 5.000 abonos a prácticamente 9.000 en sólo tres temporadas, con formatos nuevos que han funcionado muy bien. Me queda un año y medio para cumplir mi primera parte del contrato, luego existe la posibilidad de prórroga y yo creo que mi mayor satisfacción, a pesar de que esta es una casa compleja y el día a día puede tener sus sinsabores, es que desde fuera todo el mundo dice que la Orquesta está en su mejor momento.

Todo el mundo dice que la Orquesta está en su mejor momento

La temporada se llama “Locuras”. Llega usted y escoge para presentarla obras de Strauss, Skriabin y Dallapiccola. Ciertamente, o está usted loco o tiene las cosas muy claras…

Bueno, de entrada las obras que nosotros escogemos para la gala de presentación son piezas que luego no se escuchan durante la temporada. Desde el primer año teníamos muchos mensajes que lanzar; todo el mundo da una rueda de prensa para presentar su temporada y ya está, pero no es la manera de mandar un mensaje al público, sí a la prensa, pero no a tu público. La gala es un concierto de seducción donde enseñamos nuestros potenciales a todo los niveles, musicales y artísticos. No es algo que podamos hacer en el día a día, pero la fórmula que empleamos en la gala, con todo el videoarte, la presentación… es algo a lo que debemos evolucionar sin complejos y sin miedos. Y ya por decir esto hay mucha gente que me va a acribillar.

Le han dicho mucho lo de “¿a dónde vas”?

¡Continuamente! Sin parar. Pero es que yo estoy trabajando donde estoy trabajando, en el sector de la sinfónica y la clásica, y la innovación es algo que brilla por su ausencia. Sobre todo en Europa, no tanto en Estados Unidos y quizá en Reino Unido, donde siempre han tenido una forma diferente de hacer las cosas. Aquí en España, y esto lo he dicho muchas veces, tenemos el problema de que estamos acomplejados. Nos va bien hacer las cosas si otros las han hecho primero, nos creemos que no somos buenos innovando porque pensamos que nunca se nos ocurriría hacer algo que no hayan hecho antes los demás. Sentimos que somos mejores copiando que creando. Y así, la gala de presentación es una muestra de lo que a nosotros nos gustaría que fuese una parte importante de nuestra programación.

En la clásica la innovación brilla por su ausencia

Y siendo como somos, ¿no está usted inflando algo que se va a desinflar, estallar, pinchar… según salga por la puerta?

Desde luego es algo que siempre puede ocurrir, pero ocurre el primer año, que miras de reojo que están haciendo con el trabajo que has dejado; como seguramente le haya ocurrido también a mi antecesor aquí. En todo caso, nosotros hemos cambiado ciertas cosas en las que ya no hay marcha atrás. Por ejemplo todo el replanteamiento del sistema de abonos o los formatos de los conciertos. A lo mejor mientras yo esté aquí hemos puesto en marcha nueve o diez formatos de conciertos diferentes, con que dentro de diez años sigan en marcha dos de estos formatos, me doy con un canto en los dientes. No soy tan naif como para pensar que mi sucesor va a mantenerlos todos.

Hablando de los formatos, ¿adiós a la Carta blanca?

No creo que sea un formato agotado pero su problema es que estaba anclada a la temporada de abono, y es algo que al abonado no le gustaba nada, porque además te escriben diciéndotelo y yo no soy nada partidario de tener clientes cautivos. Un cliente cautivo, antes o después, te termina abandonando. Yo no voy a obligar a escuchar algo al público que el mismo piensa que no le interesa. La mejor manera de seducir a alguien no es obligándoles a escuchar algo que sabemos que no le gusta, sobre todo dentro de la temporada de abono. No puedes obligar a alguien a escuchar por ejemplo 120 minutos de Cerha porque sí. Esto es muy poco políticamente correcto decirlo pero esa persona cuando llegue a su casa va a odiar aún más la música contemporánea de lo que ya la odiaba. ¡Esto no significa que nosotros no apoyemos la contemporánea! Programamos mucha, pero de otra manera.

No voy a obligar a escuchar algo al público que el mismo piensa que no le interesa

En esta temporada resulta llamativo confrontar la Carta blanca a Rihm con el concierto que dirigirá Penderecki…

Es que esa podría ser la Carta blanca de este año en realidad. Totalmente de acuerdo. He esperado tres años a sacar la Carta blanca de la temporada de abono y reducirla al concierto extraordinario, donde habrá que ver ahora si realmente funciona o no. En la medida en que pueda defenderla, lo haré con toda la firmeza que pueda; fue un gran acierto de la época de Josep Pons, pero no la mantendré a costa de que cada vez que la hagamos perdamos algo por el camino. De hecho he intentado revitalizarla escogiendo compositores mucho más cercanos al público. Hemos hecho a Pärt, Adams, Glass… Mediáticamente tienen mucha repercusión pero siguen sin terminar de arrancar como evento de cara al público, que al fin y al cabo es para lo que se supone que programamos.

Pero hay una parte pública que quizá obliga a programar según que cosas…

Sí, por supuesto, no porque no encaje con el público vamos a dejar de programar ciertas cosas. Ahí esta también nuestro deber con la recuperación del patrimonio, que luego acude el público que acude, pero que no vamos a dejar de programar. Es simplemente encontrar la mejor manera de encajarlo en la programación. Al menos lo que pretendo es que la gente elija. Prefiero sacar la Carta blanca de la programación y que acudan 300 personas que saben lo que van a escuchar y que quieren escucharlo a que vengan 2000 personas diciendo: “Ah, que es la Carta blanca, si lo sé me quedo en casa”.
Huyo absolutamente de las obras contemporáneas y de nueva creación que duran apenas diez minutos y que sirven para abrir programa. Huyo de ellas. ¡Es más, le reto a que las encuentre! (risas) Cuando encargo una obra a un compositor y me pregunta qué quiero, siempre les contesto lo mismo: haz lo que quieras. ¿Quién es la Orquesta Nacional de España para decir "quiero esto, quiero lo otro"? Yo estoy aquí para apoyar su carrera y fomentar la creación contemporánea. A los nuevos compositores nunca se les ha encargado una obra grande, así que es normal que todos elijan sinfonías y conciertos, nadie prefiere escribir una pieza de diez minutos. También hay que tener muy claro qué es lo que encargas y a quién se lo encargas. El lenguaje postserialista ya lo tenemos todos un poco superado, a la gente no le interesa. Mucha gente me va a matar por decir esto, pero es una música que ha hecho mucho daño a las salas de conciertos porque es una música que no está pensada para que el público acuda a un auditorio a escucharla.

En España tenemos el problema de que estamos acomplejados

¿Va a seguir explorando la fórmula de la coproducción para estrenos?

Sí, porque nos coloca en el ámbito internacional y junto a otras orquestas de primer nivel. Para los próximos dos años ya estamos metidos en nuevas coproducciones. Es muy interesante para nosotros.

Sale la Nacional ahora de gira por Japón, ¿en qué va a consistir?

Fue un proyecto que surgió de la mano de unos promotores japoneses que querían hacer una gira con una orquesta española y que ya tenían elegida a la solista: Judith Jáuregui. Vamos también con Pablo Sainz Villegas y nosotros encantados de ir. 13 conciertos de norte a sur, un tour muy intenso. Al principio me pedían muchos tópicos y yo siendo como soy recelaba bastante. Ya que vamos a Japón nos gustaría también hacer algo diferente a la Suite de Carmen y demás. Finalmente viajamos con El sombrero de tres picos, las Noches de Falla, el Bolero de Ravel… Mitad música española y mitad música francesa de inspiración española. Es que para los japoneses no existe la posibilidad de que la música española sea tocada por una orquesta que no sea española, por lo que cuando invitan a alguien de aquí, ya sabes lo que van a pedir.

Hemos cambiado cosas en la Orquesta en las que ya no hay marcha atrás

"Locuras". Lo de titular cada temporada… ¿No es meterse en un jardín que puede acarrear algunas incoherencias?

Siempre que acabo de cuadrar toda una temporada me digo los mismo: “para el año que viene no se me va a ocurrir nada más”. ¡Pero luego afortunadamente no es así! (risas). El año que viene será “Redenciones” y para la siguiente sí que no tengo nada pensado. Es algo que simplemente fluye. El tema de locuras lo tenía en la cabeza desde el primer momento pero prefería dejarla para más adelante…

Entre malditos, locuras, los programas de mano oscuros… ¿no está creando una imagen de los músicos, real pero algo tétrica?

(Risas) ¡Sí! ¡La verdad es que sí! Es que la estética es muy oscura siempre. En la rueda de prensa lo dije: la gente debe pensar que soy un perturbado. Hay mucha gente que se ha quejado por las imágenes que escogemos para ilustrar los programas, pero lo que no todo el mundo sabe es que por ejemplo son todas obras expuestas en el Museo Reina Sofía. No es que yo tenga un especial interés en vender esa imagen del Arte ni de la música pero es que al final si uno se pone a pensar en todos los compositores que han pasado a la historia, ¿cuántos personajes luminosos, positivos o felices puedes encontrar? ¿cuántos en el campo de la fotografía, de la filosofía…? El hecho de la creación, el hecho de mirarse hacia dentro, no suele resultar bonito.
Con Locuras hay muchos punto de encuentro con las anteriores temporadas, con Revoluciones y Malditos, al final son personajes donde lo uno les lleva a lo otro. Está pensado en realidad como una trilogía que con Locuras llega al final. ¡Para Redenciones ya he pedido programas con muchos colores en las páginas!

El hecho de la creación, el hecho de mirarse hacia dentro, no suele resultar bonito

Hablemos de los directores. ¿Cómo es esto de la figura del “director asociado” para Juanjo Mena?

Lo que tenía muy claro es que Juanjo es “el Maestro español”. Me costó mucho esfuerzo, por su agenda, invitarle a la Orquesta, a la que llevaba mucho tiempo sin venir. Lo que en la última ocasión no funcionó o fue al menos más frío, ahora funcionó a las mil maravillas. Director y formación en nuevos puntos de sus carreras que se han vuelto a encontrar de forma maravillosa. Es por ello que se le empezó a invitar con mayor regularidad y lo que sí es verdad es que yo llevaba ya dos años intentando formalizar esta relación, aunque no es cierto que se le ofreciera la titularidad, como usted mismo ha escrito. ¿Por qué? Porque es importante, porque considero que Juanjo está haciendo una carrera brutal en el extranjero y siendo egoísta yo lo quiero en mi orquesta. Además que también creo que es importante para él estar vinculado con la orquesta más importante de su país. La figura del Director asociado no se traduce en nada que no se haya hecho ya antes, porque Juanjo ha hecho ya muchos proyectos con nosotros. ¡Hemos grabado cinco discos con Juanjo! Incluso, seguro, saldrá alguna gira con él.

En cualquier caso es una figura “atípica” la del Director asociado…

Bueno, pero refleja muy bien lo que es. Un director que sin ser el titular, es alguien que conoce la orquesta y que tiene una relación muy estable con ella. En estos momentos, si Juanjo tiene cinco semanas en su agenda para España, cuatro y media las pasa con nosotros. Cuatro conciertos estará con la Nacional, justo la mitad que Afkham, por lo que había que darle una estabilidad, ya digo, un nombre para crear la vinculación. Al fin y al cabo lo que he querido es encontrar maestros que trabajen bien con la formación para ahondar en su trabajo. Así claro está tenemos a Afkham, tenemos a Mena, y tenemos a Eschenbach, que es el maestro-mito.

¿Se va a prolongar la relación con Eschenbach?

Sí, sí, seguro. No es una relación contractual pero en cuanto se le nombra Principal director invitado ya se crea el vínculo del que le hablo, que le mantendrá cerca de la Orquesta durante los próximos años. Y además luego esta Josep Pons que es el director honorario. Habrá a quién pueda parecerles muchos pero ya le digo que si en el futuro encuentro otro director, con otro perfil, que pueda aportar a la orquesta, no tendré el más mínimo problema en crear otro cargo para vincularle a ella. Al fin y al cabo se trata de encontrar buenos maestros que focalicen, que guien a la Orquesta, que dentro de lo mucho que ha mejorado, aún ha de encontrar su lugar. Y para ello, qué mejor que los directores que ya la conocen y con los que trabajan bien.

La Orquesta Nacional aún ha de encontrar su lugar

¿Hasta cuando estará David Afkham?

En principio terminamos nuestros contratos a la vez. Dentro de cuatro años yo no podría seguir por ley, pero espero que podamos vincular a David durante muchos años más con la Orquesta Nacional si todo sigue igual de bien. Aunque todas las relaciones, él lo sabe, yo lo sé, tienen etapas, fases, en las que hay amor, madurez y desamor. Hay excepciones, pero ojalá esta sea una de ellas. 

 

Foto: Laura Lombardía.