Masaaki Suzuki: "La autenticidad no significa nada"
Masaaki Suzuki es un director excepcional por muchas razones: un japonés convertido en referente mundial en la música barroca con su Bach Collegium Japan; uno de los pocos directores que ha grabado la totalidad de las cantatas de Bach, recibiendo multitud de premios por ello; y un ferviente cristiano calvinista en un país donde esta religión representa menos de un 1%. Conversamos con él en Madrid tras su primer concierto con la Orquesta y Coro Nacionales de España.
Parece que en esta ocasión no viene usted a Madrid con lo que se supone que es el corazón de su repertorio, Bach y el Barroco, lo hace con Mendelssohn y un oratorio romántico. ¿Cómo se ha aproximado a esta obra?
El siglo XIX está también repleto de una música maravillosa. Había hecho Mendelssohn en el pasado, su Paulus, y tengo mucho interés en seguir la evolución de la música sagrada y litúrgica. Así que es un paso muy natural. Además, hay una fuerte conexión entre Mendelssohn y Bach -él personalmente tenía relación con la familia Bach, y estrenó la Pasión según San Mateo en 1829. Es fascinante ver cómo su propia música está influida por Bach.
Y qué hay de su aproximación interpretativa, ¿lo hace de una manera muy diferente a Bach?
Bueno, la música requiere una interpretación diferente, pero yo no cambio nada de mí mismo. Solo sigo las indicaciones del compositor. En realidad no me gusta la palabra interpretación. Nunca tengo la intención de interpretarme a mí mismo, tan solo dar vida a la música y desde ese punto de vista, intento ser tan natural como sea posible, conmigo y con la música.
En este orden de cosas, ¿qué significa la autenticidad en la música?
No creo que autenticidad signifique nada. Es un término que se ha utilizado mucho en las interpretaciones historicistas para justificar una determinada manera de hacer las cosas -utilizar un instrumento de época frente a otro, etc. Pero en definitiva lo que uno debe hacer es seguir lo que siente. Por supuesto también incluyendo la información que esté disponible en los tratados y escritos de los siglos de la época, hay que leer todo lo que se pueda, pero nunca se puede reproducir lo que ellos hicieron en su momento. ¡Entre otras razones porque es imposible averiguarlo!
Mendelssohn, cuando estrenó la Pasión según San Mateo en 1829, cortó más de un tercio de la obra, y utiliza instrumentos como el basetto que eran anacrónicos. Pero fíjese, la música estaba ahí y tuvo una tremenda influencia en la gente de su época que nos ha llegado hasta ahora.
Es interesante escuchar esto precisamente de usted, que se suele citar como uno de los bastiones de la música informada históricamente, en su búsqueda de una verdad original.
Bueno, parece que habido una evolución desde los tiempos de Gustav Leonhardt y su generación, que tuvieron que lidiar con esta controversia. Por eso utilizaron el concepto de autenticidad para explicar la manera en la que ellos tocaban... eliminando por ejemplo los instrumentos modernos. Pero esto no garantiza la calidad de la música. Nunca. Hay buena música con instrumentos originales exactamente igual que la hay con instrumentos modernos. Lo que pasa es que de esta última manera, en mi caso, me sería poco natural y me sería más difícil extraer la belleza de esta música.
Hace un par de años acabó la gesta de grabar todas las cantatas de Bach, le ha llevado más de 20 años. ¿Cómo ha cambiado su visión de Bach durante este largo trayecto?
He aprendido mucho por el camino. Creo que lo más importante es que me hecho viejo...
…y más sabio...
Sí (ríe). Cuando empezamos con este proyecto nos era muy difícil hacer sesiones de grabación. Recuerdo que para un minuto de una coral podíamos tardar… ¡más de dos horas! Las sesiones de grabación son ahora mucho más sencillas. Pero por el contrario, ahora somos muchísimo más cuidadosos con el significado de las palabras o la expresión de los detalles de la partitura. Pero en todo caso, cuando escucho las grabaciones iniciales, de hace más de 20 años, siento que hay una misma idea detrás de lo que queremos comunicar. No hemos cambiado tanto.
La música de Bach es uno de los elementos esenciales de la cultura occidental, europea. ¿Ha traído usted algo de sus orígenes japoneses a esta música?
Es muy interesante. Muchas veces escucho decir que nuestra música tiene influencia japonesa. Le puedo decir que esa nunca ha sido nuestra intención. Aunque de alguna manera habrá ocurrido, debe notarse que yo como comida japonesa todos los días. Pero le diré que la música de Bach no es ajena y desconocida en Japón. El público la ama y reconoce su valor.
¿Y qué pasa con la audiencia? Los referentes culturales y religiosos son diferentes. ¿Cómo cree que se percibe de la música de Bach por el público japonés y el occidental?
Creo que hay algunos mensajes universales que son apreciados por todos, pero al final también hay barreras, como que japoneses tienen problemas para entender los textos en alemán.
¿Qué hay del componente religioso, cristiano? La religiosidad está en el corazón de las cantatas sagradas de Bach. Le diré que yo no soy una persona religiosa y cuando escucho sus grabaciones me siento profundamente conmovido.
Bueno, ¡eso es una prueba clara de que usted sí es una persona religiosa!
(Reímos los dos) Bueno yo diría más bien espiritual o trascendental.
Usted no tiene necesariamente que ser una persona religiosa. No me preocupa, ese no es mi trabajo. Pero yo soy cristiano, yo soy parte de la Iglesia. Todavía toco el órgano en los servicios religiosos, pero esto no es ninguna garantía de que yo sea un buen cristiano. Creo que nuestra tarea en este mundo debe ser simplemente realizar al máximo lo que Dios te ha dado. Esto es lo que yo intento hacer con mí música.
Volviendo a sus orígenes japoneses, hay algo que siempre me ha llamado la atención. Occidente se ha visto fuertemente influido por la cultura japonesa. Por ejemplo, con la pintura durante el Impresionismo. Ahora mismo hay exposición al respecto en Madrid. Pero la música tradicional japonesa no nos llega en absoluto. ¿Por qué cree que es esto?
Es una pregunta muy interesante. Creo que la música europea, a diferencia de otras músicas en otras geografías, es de alguna manera excepcional. Ninguna de ellas tiene su carácter universal, y tiene que haber alguna razón para ello.
En la música europea, en un momento, las partes instrumentales se independizaron de la voz, así que se pudo crear un lenguaje universal que conecta con cualquier persona. En Japón por ejemplo la música está íntimamente unida a lo verbal, a un lenguaje que no se puede entender como universal. La música europea ha conseguido esta universalidad, por eso se toca en todo el mundo, excepto quizás en la Antártida.
Y seguro que allí tienen algunos CD. Una interpretación más realista podría hablar también de la dominación política de Occidente en el mundo.
(Algo incómodo) Sí, eso también pudiera ser, necesita estudiarse más. No sé...
Esta es la primera vez que usted toca con la Orquesta Nacional de España. ¿Cómo ha sido su interacción con ella?
Sí, había tocado ya en Valladolid y en Barcelona, pero es la primera vez con la Orquesta Nacional de España. Es una experiencia maravillosa. Cada orquesta tiene sus propias reacciones ante el director. Ellos han sido especialmente amables y me ha hecho disfrutar mi trabajo. Hemos tenido tres días de ensayo y cuesta un poco adaptarse, sobre todo a los tiempos de reacción. A veces, en este caso, esperaban demasiado tiempo a mis indicaciones... Nos costó un poco al principio pero tras la actuación de anoche, ya nos entendemos perfectamente.
¿Ha notado algunas características particulares en su sonoridad?
No necesariamente. Tenga en cuenta que estamos con Mendelssohn, con el repertorio alemán. Creo que eso sería más visible si tocáramos el repertorio español, esperaría una sonoridad más viva y brillante.
¿Ha tocado música española?
Solo como organista. Cabanilles, Correa de Araujo y Pablo Bruna, un repertorio que adoro.
¿Qué tiene planeado para el futuro? Tras acabar una etapa con Bach, ¿planea seguir avanzando con el repertorio romántico y contemporáneo?
Bueno, en realidad no puedo ir mucho más allá con mi ensamble: Mendelssohn y, como mucho, Brahms. Por los instrumentos y el tamaño, necesitaría formaciones mucho más grandes. Pero como director, estoy trabajando con muchas orquestas sinfónicas. Me interesan mucho los compositores modernos como Stravinsky o Bartók.
También ha hecho Mahler. Personalmente me encantaría escuchar una integral suya, creo que hay elementos comunes con Bach y el Barroco.
He hecho un par de sinfonías con la orquesta sinfónica de Japón en Tokio. Sí, Mahler es fascinante porque es muy intrincado, por la complejidad y el significado de sus polifonías. Ese sentido requiere una aproximación parecida a Bach.
Si me lo permite, para acabar, usted es parte de la historia de la música. Cuál le gustaría que fuera su legado. Haciendo ejercicio de imaginación, si nos ponemos 30 años el futuro, ¿cómo le gustaría ser recordado?
¡Cómo me gustaría ser recordado! Creo que no me importa demasiado. Cualquier tipo de actividad que hagamos es tan solo pasajera y temporal. En cuanto mi legado, lo único que pretendo es pasar esta música maravillosa a la siguiente generación, de manera que ellos lo que recuerden sea la música. En cuanto a mi nombre, la verdad es que me da igual. ¿Por qué habría de importarme?
Foto: Marco Borggreve.