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AMOR POR MOZART

Amadeus en bicicleta. Rolando Villazón. Ed. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2021

Salzburgo, Mozart, el verano, un joven con aspiraciones de cantante, el amor… Todos estos elementos son los componentes esenciales de la novela que nos presenta el tenor mexicano Rolando Villazón de la mano de la editorial Galaxia Gutenberg. En esta sección de Platea raramente comentamos libros de ficción, pero hacemos excepciones cuando la relación del texto con la música clásica es evidente, como es el caso. Por que a lo largo de las páginas de esta narración no sólo se nos cuenta una interesante historia con pinceladas de humor a costa del atolondrado protagonista, Vian Mauer, sino que vamos recorriendo la vida de Salzburgo en medio de su celebérrimo festival veraniego; conocemos los entresijos de un montaje operístico con todas sus grandezas y sus miserias; repasamos la vida y obra de Wolfgang Amadeus Mozart, sobre todo de su Don Giovanni, la ópera en la que participa nuestro protagonista (que tanto gusta de leer alguna de sus biografías en cualquier momento que tiene libre) que además se va enamorando de la ayudante de dirección artística de la obra. Pero también hay momentos de un amargo regusto como la relación de Vian con su acomodado, melómano y tiránico padre. No revelaré más de la trama, que tiene muchos puntos de interés, sobre todo para los aficionados operísticos y en la que aparecen personajes reales (incluso el propio Villazón) que pululan por ese Salzburgo festivo.

Pero quizá lo que más me ha llamado la atención de la lectura es el profundo bagaje cultural que recorre toda la novela. Conocemos lo polifacético que es Rolando Villazón. Además de cantante, es director de escena, ha sido director artístico de la Mozartwoche (Semana Mozart) que organiza el Mozarteum salzburgués y también novelista (si no me equivoco, esta es su tercera novela). El lector que decida adentrarse en esta narración no sólo encontrará una entretenida trama, sino que podrá disfrutar de innumerables citas literarias, referencias a artistas y obras plásticas (especialmente, por afinidad personal, me ha gustado la referencia a la “capilla” Rothko en la Tate Modern donde Vian lee apoyado en una de las patas de una de las arañas de Louise Bourgeois en el el mismo museo). Eso demuestra que Villazón tiene un poso cultural amplio y bien asimilado que le permite irlo incluyendo siempre de una manera amena y nunca pedante o soberbia.

Esta novela interesará tanto al aficionado a la lírica como al lector convencional (que además se adentrará en un mundo, el operístico, que seguramente no conoce por dentro) y con la presencia a veces demasiado molesta de las avispas (famosas en el verano de la ciudad del Salzach) disfrutará de las aventuras de alguien que ama con locura a Mozart (como tantos lo amamos) y a la ciudad que lo vio nacer.