marzena diakun cmarco borggreve012© Marco Borggreve.

Marzena Diakun dirige obras de Brahms, Rautavaara y Dvorák en un nuevo concierto de la ORCAM

El próximo martes, 08 de noviembre, tras visitar Suiza para ofrecer una pequeña gira de conciertos, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) regresará al Auditorio Nacional de su ciudad, para ofrecer un nuevo programa de abono.

Recibiendo también a los Pequeños Cantores de la JORCAM y con la batuta de su directora titular, Marzena Diakun, se ofrecerá un programa compuesto por la Canción del destino de Johannes Brahms y la Misa de niños (Lapsimessu) de Einojuhani Rautavaara en la primera parte, completándose con la Octava sinfonía de Antonín Dvorák, que acaban de interpretar en el país helvético.

"Brahms conoció el poema que inspiraría su Canción del destino cuando visitaba a sus amigos los Dietrich en Oldemburgo durante 1868 - explican las notas al programa de la ORCAM -. Albert Dietrich lo refería así: “Nos dijo que esa mañana temprano había encontrado los poemas de Hölderlin en la librería. Cuando más tarde nos sentamos a la orilla del mar a descansar, descubrimos a Brahms a gran distancia, sentado solo en la playa, escribiendo los primeros bocetos de Schicksalslied”. Generalmente, cuando Brahms estaba tan cautivado por un texto, la obra avanzaba rápidamente, pero le costó hallar un final satisfactorio y no la terminó hasta tres años más tarde. Es precisamente uno de los momentos más interesantes de la pieza: Brahms convierte el resignado final del poema en un epílogo optimista con la intervención solo de la orquesta.

Optimista y de una alegría podríamos decir “bucólica”, es la Octava sinfonía de un compositor admirado por Brahms, Dvořák. Aun cuando el músico checo nos presenta un ambiente sombrío, como sucede al inicio del primer movimiento, rápidamente lo disipa con un halo de esperanza. Dvořák revela el lado poético de la naturaleza, mostrando sus contrastes y dejando a un lado el rigor formal de composiciones precedentes. Más que optimistas, celestiales son las voces que escribió en 1973 Rautavaara en su Misa de niños o Lapsimessu. Es lo que se conoce como una “misa breve”, que presenta solo el Kyrie, el Gloria y el Agnus Dei para un coro a cappella, seguido cada uno de ellos de una meditación sobre el mismo material compuesta para cuerdas".

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