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Julio García Vico y Javier Comesaña, con Dvorák y Stravinsky en la Orquesta de RTVE

El próximo viernes, 03 de febrero, en el madrileño Teatro Monumental, la Orquesta de RTVE recibirá a dos jóvenes promesas - y realidades -  de la música clásica en nuestro país, como son el director de orquesta Julio García Vico y el violinista Javier Comesaña, quien ya participó recientemente en la temporada de la formación, sustituyendo a María Dueñas con el Concierto para violín de Tchaikovsky.

En esta ocasión, Comesaña ofrecerá su visión del Concierto para violín de Igor Stravinsky, siempre bajo la batuta de Vico, quien completará la noche con la Novena sinfonía de Antonín Dvorák.

"El concierto de esta semana - explican desde la RTVE - está encuadrado en el Ciclo de Jóvenes Músicos de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE, una plataforma de jóvenes talentos tanto en la dirección de orquesta como en la interpretación como solistas. En esta ocasión serán el violinista sevillano Javier Comesaña, y el director gaditano Julio García Vico.

El programa comienza con el Concierto para violín y orquesta en re mayor, de Igor Stravinsky. El compositor ruso escribió este concierto en 1931 para el violinista Samuel Dushkin, quien lo estrenó con la Orquesta de la Radio de Berlín ese mismo año con el propio Stravinsky como director. El concierto es representativo del estilo neoclásico del compositor, es decir, utiliza formas clásicas del instrumento, las armonías y figuras típicas del violín, e incluso cierto virtuosismo pero sin la cadencia característica de estos conciertos. Stravinsky utiliza estos elementos clásicos dotándoles de un lenguaje contemporáneo y siempre con su propia personalidad, no hay que olvidar que según decía el propio compositor ruso, “no me gustan los conciertos estándar: los de Mozart, Beethoven, Mendelssohn, ni siquiera los de Brahms. A mi modo de ver, la única obra maestra en este campo pertenece a Schoenberg”. El compositor tituló los tres movimientos del concierto Toccata, Aria y Capricho, como sugerencia a Bach, y en concreto a su admirado concierto para dos violines.

A continuación, la Sinfonía número 9 en Mi menor Op. 95, ‘del nuevo mundo’, una de las piezas más populares del compositor eslavo Antonín Dvořák. Estrenada en 1893 en el Carnegie Hall de Nueva York, constituyó un éxito rotundo y la fama de su autor se extendió por todo el mundo, hasta el punto de que tras ella decidió no escribir más sinfonías. En esta obra, considerada una de las cumbres del sinfonismo romántico, Dvorák supo aunar de una forma original la tradición musical occidental de la vieja Europa en lo relativo a la orquestación y el contrapunto con la música del nuevo continente, la que provenía de la cultura autóctona como los espirituales negros y el folclore indio. La novena sinfonía de Dvorák consta de 4 movimientos: Adagio-Allegro molto, Largo, Scherzo. Molto vivace y Allegro con fuoco.

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