Peretyatko Peralada

 

La forma y el fondo

Peralada. 18/07/2016. Festival Castell de Peralada. Olga Peretyatko, soprano. Giulio Zappa, piano. Obras de Mozart, Rachmaninov, Glinka, Rimski-Kórsakov, Rossini, etc.

En contadas ocasiones la forma y el fondo se funden, en una armonía inmediata: así sucede con la Vocalise de Rachmaninov, donde la forma misma de la inspirada melodía se basta y se sobra para expresar un fondo que no necesita verbalizarse. Y así fue en el caso de la soprano rusa Olga Peretyatko: a su timbre sombreado y a un tiempo luminoso corresponde un porte aristocrático, de una dulce y serena elegancia, sin rastro alguno de afectación, pero con una intensidad evidente y contrastada. Su gesto esbelto y su hermosa figura corresponden a una línea de canto limpia, bella y depurada. Irradiando simpatía y naturalidad, para su debut en el Festival de Peralada la soprano rusa presentaba un programa valiente y decidido: abriendo con tres arias mozartianas de peso y cerrando con otras tres exigentes páginas de Rossini; y entre tanto, un repaso a varias canciones y arias del repertorio ruso, contenido a la sazón de su próximo CD, recién grabado en estudio. 

De un inconfundible color eslavo, levemente oscuro aunque nunca gutural, la voz de Peretyatko reina a partir de un centro de profunda luminosidad, con un agudo generalmente firme y brillante. El instrumento no es voluminoso pero sí homogéneo, compacto y de indudable riqueza armónica. Quizá a resultas de su trabajo con Mariella Devia, de un tiempo a esta parte el instrumento de Peretyatko ha madurado, ganando consistencia y resolución: no en vano debutó el año pasado como Traviata, al tiempo que comenzaba a alejarse de algunas partes más ligeras, como la Elvira de I puritani. Entre sus próximos debuts se cuentan la Konstanze de El rapto en el serrallo, Donna Anna en Don Giovanni, la Leïla de Los pescadores de perlas o los cuatro papeles femeninos de Les contes d´Hoffmann.

Para abrir boca, con sumo control técnico y admirable aplomo, Peretyatko paseó su voz en Peralada por tres soberbias páginas mozartianas: dos arias de Donna Anna en Don Giovanni (“Non mi dir, bell’idol mio” y “Or sai che l’onore”; y el temible “Martern aller Arten” de Die Entführung aus dem Serail, mostrando así su solvencia en una amplia paleta temperamental  pasando por la furia y la sed de venganza. Se apreció aquí en Peretyatko una suma bien equilibrada de esmalte tímbrico, estoica acentuación y armónico fraseo.

El repertorio ruso es el terreno natural de una intérprete como Peretyatko y su familiaridad con el mismo quedó patente de inmediato cuando acometió las tres bellísima canciones de Rachmaninov que cerraban la primera parte (Vocalise, Ne poi, krasavica y Vesenny Voda). El color sombreado y a un tiempo luminoso de su instrumento cuadra a las mil maravillosas con la expresividad honda y poética de estas páginas, por las que respira un genuino abandono romántico. Con otras tres piezas rusas comenzaba la segunda parte del concierto: el aria de la protagonista femenina de Ruslan i Liudmila de Glinka; y dos piezas de Rimski-Kórsakov, la canción “La rosa y el ruiseñor” y el aria principal de La doncella de las nieves. Peretyatko demostró aquí moverse como pez en el agua por ese terreno fronterizo entre el belcanto y el romanticismo, resolviendo con igual fortuna la filigrana vocal y la pura línea melódica.

Como bien apuntaba nuestro colaborador Jordi Maddaleno en las notas al programa, el “Bel raggio lusinghier” de la Semiramide de Rossini es un verdadero tour de force para cualquier intérprete y su inclusión como cierre del programa ya dice mucho de la valiente exposición vocal con la que se comprometió Peretyatko en esta velada. Rossiniana consumada, no en vano su carrera despegó precisamente en Pesaro, donde conoció también a su pareja, el maestro Michele Mariotti. La coloratura de Peretyatko es limpia y desgrana con sutil armonía el inspirado dibujo melódico de Rossini. Antes de esta soberbia página de Semiramide, Peretyatko acometió con chispa y temperamento el “Non si da follia maggiore” de Il Turco in Italia y la hermosísima “All’ombra amena” de Corinna en Il viaggio a Reims, con una línea de canto siempre sul fiato, con una línea de canto inspirada y carismática.

En un discreto segundo plano, el pianista Giulio Zappa prestó seguridad y confianza a la soprano, en un acompañamiento cómplice y cuajado de pequeños detalles de buen gusto. Zappa ofreció asimismo buena muestra de su hacer como solista en tres piezas al piano, intercaladas entre las arias y canciones de Peretyatko: la Elegia Op. 3, núm. 1 de Rachmaninov, el Valse Op. 69 núm. 2 de Chopin y el tango Op. 165 de Albéniz. Como cierre, Peretyatko ofreció tres propinas: la brillante Villanelle de Eva Dell'Acqua, "Una voce poco fa" de El barbero de Sevilla de Rossini -con esmeradas variaciones de cosecha propia- y finalmente el bolero "Ouvre ton coeur" de Bizet, originalmente compuesto para la oda sinfónica Vasco da Gama y hoy interpretado ya como canción independiente. Un broche perfecto para una velada sobresaliente, compendio de lo mejor de Peretyatko, que se mostró en una forma vocal impecable, segura y confiada, capaz de un arte sereno y sincero, desvelando una madurez manifiesta como intérprete.