NadinePretty 0105 1© Javier del Real.

There's No Business Like Show Business

Madrid. 26/04/24. Teatro Real. Obras de Bellini, Verdi, Giménez... Nadine Sierra, soprano. Pretty Yende, soprano. Orquesta Sinfónica de Madrid. Pablo Mielgo, director de orquesta.

¡Y es que no hay negocio como el del espectáculo! ¿Recuerdan aquella película? There's No Business Like Show Business... surgida en pleno auge del musical y explosión del Technicolor, que llegó a reunir a una tan "extraña pareja" como Marilyn Monroe y Ethel Merman. Ellas, que controlaban como pocas lo que era la farándula, el ofrecer un espectáculo, el negocio del entretenimiento... Ambas supieron dar al público lo que este demandaba en el momento - o los momentos, que ahí estuvo Merman versionando el tema principal del film en versión disco a finales de los setenta... con más de setenta años -. El público necesitaba y necesita estrellas como ellas. El escenario y el entretejido del entretenimiento que permite la cultura, también. También el de la lírica.

Ahí tienen, qué se yo, a María Callas junto a Giuseppe Di Stefano de gira dando recitales; a este con Montserrat Caballé y a la Caballé con Marilyn Horne. A Horne con Joan Sutherland y a Sutherland con Luciano Pavarotti; Pavarotti... con Carreras y Domingo. El primero de ellos, de vuelta con la Caballé... y el segundo, el segundo con todo el mundo. La cadena del ADN lírico puede resultar verdaderamente infinita. Y por supuesto llega hasta el presente. Una buena muestra es la formada por la sudafricana Pretty Yende y la estadounidense Nadine Sierra. Dos mujeres de ascendencia racializada, fuera del europeísmo blanco que marcó a todos quienes he mencionado anteriormente y que actualmente suponen dos de los nombres más aplaudidos y apreciados por el público a nivel mundial.

Juntas acudieron al Teatro Real de Madrid con su show ya testado en otros escenarios y al que darán continuidad la temporada que viene, entre otros, en el del Gran Teatre del Liceu. Al Real acudirán de nuevo ambas, también el próximo curso. Yende con Mitridate de Mozart, Sierra con Traviata de Verdi. La primera dio comienzo a la noche con La sonnambula de Bellini; el último éxito de Sierra en el Real, curiosamente. Es indudable el atractivo tímbrico en la voz de Yende, así como su gusto musical, buscando siempre colores, dinámicas y la belleza en la expresividad. Sin embargo, muchas frases resultaron un tanto innanes, con una franja aguda complicada, mal apoyada y, como se pudo comprobar también en Les oiseaux dans la charmille de Les contes d'Hoffmann, con problemas de afinación. Pareciera que la sudafricana se encuentra en un momento de transición vocal, con el mencionado Mitridate en una próxima temporada donde también, por ejemplo, se ha anunciado su debut como Leonora de Il trovatore verdiano. En cualquier caso, la mejor página de la noche en su voz resultó la más plenamente lírica Sierras de Granada, de La tempranica de Giménez. Y al otro lado de la moneda, el zapateado La tarántula e un bicho mu malo, de imposible dicción y atropellado decir. Yende se redimió, no obstante, en Art Is Calling for Me, del musical The Enchantress, así como en los dúos con su compañera de escenario, donde se plegó a una musicalidad en común, facilitando siempre la belleza en conjunto. ¡E incluso cantó como Alfredo de La traviata!

Y es que Nadine Sierra comenzó con un espectacular, maravilloso È strano... sempre libera, donde hizo y deshizo a placer en dinámicas y acentos, con una apuballante expresividad que hacen de su próxima Traviata en Madrid un auténtico must que nadie, en la medida de lo posible, debería perderse. Antes un Mira, o Norma belliniano estilizado entre las dos y un tanto fuera de estilo en las formas, siempre afectadas en las formas a lo largo de toda la noche y después el Ah! Je veux vivre del Roméo et Juliette de Gounod donde Sierra volvió a hacer de la expresión y la tersura tímbrica sus caballos de batalla. En la segunda parte, más allá del bolero Bésame mucho, cuya inclusión no tenía demasiado sentido, la cantante de Florida introdujo coloraturas y narratica expresiva propia en Me llaman la primorosa, de la zarzuela El barbero de Sevilla, demostrando en una página más su increíble control de su instrumento. De auténtico lujo cánoro.

Desde el podio Pablo Mielgo se puso al frente de la Sinfónica de Madrid, implicadísimo en la parte actoral del show junto a las sopranos y resolutivo en la lectura de las diferentes páginas instrumentales con las que se salpicó la noche: Tambor de granaderos, Il barbiere di Siviglia y Candide. Como remate del programa oficial, las dos sopranos ofrecieron una lectura conjunta de I feel pretty, del West Side Story de Bernstein, donde hicieron por mostrar sororidad por encima de rivalidad, como a menudo suele realizarse con el manido y cansino Dúo de los gatos rossiniano o similar... y sin ser el caso aquí. Qué gusto el show, qué gusto el show business, qué gusto de presente en esta noche de dos grandes cantantes.