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Kebyart Ensemble: "Queremos recuperar el origen clásico del saxofón"

En los últimos años el conjunto Kebyart Ensemble se ha revelado como una de las formaciones más originales y prometedoras del panorama musical actual, por su vocación innovadora y por el gran nivel de sus interpretaciones. Conversamos con los cuatro componentes del grupo (Daniel Miguel, saxo barítono; Víctor Serra, saxo alto; Pere Méndez, saxo soprano; y Robert Seara, saxo tenor), quienes nos atienden desde Basilea, donde han decidido instalarse para ampliar su formación. 

Me gustaría comenzar por conocer el origen del grupo como tal, imagino que el proyecto surgió durante los estudios en el conservatorio.

Sí, así es, los cuatro éramos compañeros de estudios en la ESMUC y el proyecto empezó siendo un grupo de amigos. De hecho nosotros tocábamos en otros cuartetos, con gente distinta, pero entre nosotros cuatro teníamos una afinidad personal y un interés compartido por profundizar en el lenguaje de la música de cámara, realizábamos transcripciones, etc. Y poco a poco el proyecto se fue profesionalizando, más o menos a partir de 2014, hasta ser lo que es ahora, un proyecto profesional y un proyecto de vida para nosotros.

El origen del término 'kebyar' que da nombre a la formación creo que explica también muchas cosas importantes del proyecto como tal. No es una elección casual.

Exacto. El término lo descubrimos cuando estábamos estudiando en ESMUC. Para los balineses el término kebyar tiene una gran significación, pero es que incluso el propio instrumento al que se refiere, el gamelán, es muy ilustrativo de lo que pretendemos con nuestro grupo. Se considera un instrumento pero en realidad es una especie de orquesta de percusión que puede involucrar hasta a ochenta personas tocando polirritmias a la vez. Requiere un gran virtuosismo y resume un poco la idea de voces distintas trabajando al unísono en una misma dirección, que es lo que somos nosotros al fin y al cabo.

La formación como tal, la idea del cuarteto, entiendo que es una formación estable dentro del mundo del saxofón, aunque desconozco si es un conjunto flexible, abierto a otras fórmulas e incorporaciones.

Sí, el cuarteto de saxofones es una formación estable para la que hay repertorio escrito prácticamente desde el año en el que se patentó el saxofón. Nuestra primera vocación fue la de explorar ese repertorio que ya estaba escrito. A partir de ahí siempre hemos querido hacer, la música que nos gusta, ni más ni menos, llevando a cabo transcripciones para nuestra propia formación. Conscientes además de que el repertorio para nuestro instrumento no es tan extenso como en otros casos, nos dedicamos a encargar obras a compositores actuales de renombre. 

Repasando su trayectoria, creo que en 2016 recibieron el Premio Primer Palau, que imagino que fue un importante respaldo en un momento temprano de la trayectoria del grupo. Además, con el Palau creo que tienen un vínculo bastante regular y estable.

Sí, aquel galardón supuso un punto de inflexión para nuestra carrera. En realidad el saxofón no es un instrumento muy asentado en el mundo de la clásica y no existen apenas espacios donde poder mostrar nuestro trabajo, sobre todo en etapas tempranas, como nos sucedió a nosotros. En este sentido, el Primer Palau, que es un premio y al mismo tiempo un ciclo de conciertos como tal, fue un gran espaldarazo para nosotros. Actuar en una de las salas más importantes de Europa nos dio una gran visibilidad y nos permitió tener credibilidad como grupo en Europa. Gracias precisamente al Palau hemos sido ahora ECHO Rising Stars y también gracias al Palau entramos en contacto con Jörg Widmann, que era su compositor residente y accedió a escribir un cuarteto de saxofones para nosotros.

Les quería preguntar precisamente por esta colaboración con Jörg Widmann, uno de los grandes compositores de hoy en día, tremendamente requerido y reconocido por parte de los auditorios y orquestas en Europa. Al hilo de esto, ¿cómo se plantean la cuestión de los encargos? ¿Son propuestas cerradas o más bien proyectos abiertos?

Por regla general, para nosotros es importante que el compositor pueda experimentar con nosotros. Al final tiene que tratarse de un proceso compartido. Con Widmann, fuimos a su casa en Múnich y nos pidió tocar para él; a partir de ahí nos fue pidiendo otro tipo de gestos, efectos, sonidos… en base a su creatividad, lógicamente. 

Y de ahí fue surgiendo la obra como tal, por lo que fue un proceso compartido. Nos parece un proceso muy interesante en un momento en el que tendemos a tener una percepción tan individualista, tanto del intérprete como del compositor. 

Como curiosidad, en cuanto nos escuchó enseguida identificó que la obra tenía que tener la forma de siete caprichos. Vio muy claro que debía y podía explorar toda la paleta de colores y opciones que ofrece este instrumento, pero yendo mucho más allá. 

Esta colaboración con Jörg Widmann ha sido un importantísimo aval para nosotros. Nos sentimos muy honrados porque es la primera vez que ha aceptado escribir para un cuarteto de saxofones.

Querría saber un poco más sobre la historia del saxofón como instrumento. Desde que se patentó hacia 1840, entiendo que su recorrido como instrumento solista en el mundo de la música clásica ha sido corto, como sucede de hecho con casi cualquier instrumento más allá del violín y del piano. El saxofón en concreto se asocia a menudo con otros géneros, como el jazz. ¿Cómo afrontan este reto de popularizar su vinculación con la clásica?

El saxofón, aunque suene romántico decirlo así, es un instrumento único. Es el único instrumento que combina la madera y el metal de una manera tan integrada. Se logra la vibración única del metal, con su potencia, pero a la vez tiene esa pequeña caña de madera que le da toda esa capacidad de legato y cambio de registros, la flexibilidad al fin y al cabo.

Nosotros queremos recuperar el origen clásico del saxofón, en realidad, empleando el cuarteto de saxofones como altavoz para esta tarea. Adolphe Sax era un genio pero también resultó ser un personaje muy polémico. Creo el saxofón y perfeccionó también otros instrumentos, como el clarinete bajo, el fagot, etc. 

Muchos contemporáneos suyos no querían compartir escenario con instrumentos suyos. Aunque el origen fue clásico, y muchos autores como Bizet, Massenet o Berlioz creyeron en el instrumento, no fue hasta primeros del siglo XX cuando el saxofón se popularizó y lo hizo a través del jazz.

La presencia del saxofón en la clásica siempre ha estado relegada a un cierto gueto y por fortuna vemos que en las últimas décadas esto ha ido cambiando progresivamente. También es verdad que hay países con menos tabúes a la hora de visualizar una formación como la nuestra en la programación habitual de un auditorio.

Por parte de los programadores en España entiendo que hay una barrera de conservadurismo difícil de vencer, ¿me equivoco?

Así es, hemos tenido que trabajar mucho aunque tampoco nos podemos quejar, la verdad. Mencionábamos antes del Palau de la Música pero lo cierto es que también hemos encontrado un gran respaldo en L´Auditori de Barcelona, por ejemplo, que nos ha apoyado mucho, hemos tocado allí dos o tres veces y tenemos proyectos futuros con ellos. Quizá en otros círculos, como las sociedades filarmónicas, cuesta un poco más, aunque también hemos tenido ocasión de actuar en algunas de ellas.  

Nosotros, en todo caso, estamos aquí para cambiar esa tendencia. Creemos firmemente que lo importante es la calidad de la música que ofrecemos y el tipo de experiencia musical que proponemos. Todo esto en un país como Alemania está superado, pero también por una cuestión de cantidad, hay multitud de salas de concierto, un público más amplio y variado y con ello una apertura de miras mayor en su mercado. 

En España hemos podido romper algunas barreras. El pasado verano actuamos por ejemplo en la Schubertíada de Vilabertran y causamos una gran sensación. Este verano actuaremos también en el Festival de Torroella de Montgrí, por segunda vez ya. Creemos que las cosas poco a poco están cambiando.

Recientemente han publicado un disco titulado ‘Lectures différentes’, inspirado en una obra de Péter Eötvos. ¿Cuál es el proyecto creativo que hay detrás de esta grabación?

En cierto momento nos encontramos con esta obra de Péter Eötvös, escrita en 2014 y que apenas se había tocado. En esta pieza, Eötvös construye una escena con un material musical y posteriormente, con ese mismo material, da forma a otra escena completamente distinta. Es decir, diferentes lecturas y ópticas a partir de unas mismas notas, gestos melódicos y rítmicos. Esto nos resultó tremendamente inspirador, porque nosotros hacemos eso constantemente con las transcripciones, por ejemplo. Nos pareció una idea muy estimulante. En este disco hicimos un arreglo de la suite Pulcinella de Stravinsky, quien a su vez tomó materiales de Pergolesi y otros autores barrocos. Esta idea de reciclar otros materiales ya existentes nos inspiró mucho y es el hilo conductor del álbum, donde también se incluye un cuarteto de Haydn y un encargo a Joan Pérez-Villegas sobre canciones de Lorca.

La cuestión de los arreglos entiendo que es un todo un mundo. ¿Los hacen ustedes directamente o los encargan?

Ya desde los inicios decidimos hacer nuestros propios arreglos. Ya habíamos tocado otros arreglos previamente preparados, pero solíamos encontrar errores y sobre todo nos dimos cuenta de que hacer nuestros propios arreglos era una manera de alcanzar un conocimiento mucho más hondo de la obra con la que estamos trabajando, al tiempo que nos permitía hacer una especie de traje a medida para nuestra formación en concreto. 

Por otro lado, las transcripciones son un reto interesante a la hora de buscar repertorio que pueda funcionar bien con nuestra formación. Tenemos mucha curiosidad en este sentido, a la hora de indagar en obras y autores que quizá nunca imaginaron que su obra podría sonar con nuestros instrumentos. Los arreglos realmente nunca se dan por cerrados, puesto que cada vez que los tocamos introducimos pequeños cambios, retoques que nos dan más comodidad. 

Querría conocer por último su agenda por venir y los proyectos futuros en los que estén trabajando.

Sí, en junio cerramos nuestra gira con ECHO Rising Stars, con un concierto en el Festspielhaus de Baden-Baden. Más adelante, en verano, tenemos citas en varios festivales españoles, como en el Festival de Torroella, y también por Europa, como en el Festival Hindsgavl de Dinamarca. 

El año que viene debutamos en el Wigmore Hall y estaremos también en el Tonhalle Zurich, en el Mozarteum de Salzburg, en el Palau de la Música y en festivales como el Heidelberg Frühling.

Asimismo, haremos una serie de conciertos en Suiza con el violonchelista Nicolas Alstaedt. Y con el contratenor Xavier Sabata, con quien hicimos en su momento un villancico, estamos trabajando en una gira de conciertos, con formato songbook, con músicas diversas, desde Michael Nyman a Purcell. Xavier Sabata tocaba antes el saxofón y nos hace mucha ilusión colaborar nuevamente con él.

En nuestra agenda también tenemos conciertos con dos jóvenes músicos españoles, el pianista Albert Cano Smit y el clarinetista Pablo Barragán. Con ellos haremos un sexteto en una transcripción de El pájaro de fuego de Stravinski. 

Finalmente, queremos grabar ya la obra de Jörg Widmann para darla a conocer y que se consolide poco a poco en el repertorio.

Creo, por cierto, que también dedican parte de su agenda a proyectos pedagógicos.

Después de todos estos años tenemos ya bastante experiencia que compartir. Hace tres años hicimos un primer proyecto con la ESMUC, con el aula de saxofón. Allí dirigimos el ensemble de saxofones durante una semana, con la idea de ofrecer una experiencia de profesionalización que tiene como colofón uno o dos conciertos, incluso fuera de la propia ESMUC.

Y este verano será ya la tercera edición de la Academia Mestral, que nosotros mismos hemos impulsado junto con el que fuera nuestro profesor. Nos reunimos con una docena de alumnos, durante una semana, compartiendo clases, talleres, conciertos… Es agotador pero tremendamente realizador para nosotros.

Foto: © Igor Studio