Heras Casado 2023 FOTO KIRILL SIMAKOV

© Kirill Simakov

Pablo Heras-Casado: “Pretendo reverenciar la obra de Wagner desde el siglo XXI”

El director de orquesta granadino Pablo Heras-Casado debuta hoy en el foso del mítico Festival de Bayreuth, al frente de una nueva producción de Parsifal. En ocasión de esta importante cita para su agenda, conversamos con él para conocer más de cerca su experencia en la verde colina, sin perder de vista sus recientes y futuros compromisos con la Ópera de Viena y diversas orquestas internacionales. En noviembre de 2015, Pablo Heras-Casado protagonizó la primera portada web de Platea Magazine.

El azar ha querido que conversemos en la distancia, usted en Bayreuth y yo en Granada, su ciudad natal. Entiendo que esta ciudad sigue siendo su casa, aquí sigue estando su base, sus raíces… Pero ¿cuánto siguen pesando esas raíces, cuánto hay aún de Granada en Pablo Heras-Casado? 

Granada siempre será mi casa, mis raíces, siempre va conmigo. Llevo ya treinta años dando vueltas por el mundo y lo cierto es que cuanto más lejos estoy, más la echo de menos. Suelo volver cada verano unas semanas, para desconectar de todo, pero este año es imposible con los ensayos aquí en Bayreuth. También tengo casa en Madrid, pero mi casa con mayúsculas está en Granada.

Supongo que ese joven Pablo Heras-Casado que empezó aquí en Granada su trayectoria, dirigiendo formaciones corales hace muchos años, jamás se imagino dirigir una nueva producción de Parsifal en Bayreuth.

Así es, ni en mis mejores sueños (risas). Aquel joven Heras-Casado a duras penas sabía lo que era Bayreuth. Algunos años después, ya en 2001, sí que tuve ocasión de conocer Bayreuth de primera mano. 

No conocía ese primer contacto suyo con Bayreuth. ¿Cómo fue?

Sí, fue gracias a una beca; pasé aquí tres semanas en verano. En Bayreuth se organizaba entonces una especie de encuentro para jóvenes artistas. A mí me becaron como director de coro y como cantante. Había talleres con invitados de toda Europa y en residencia había un coro de Letonia con el que pude trabajar música vocal de Max Reger, Hugo Wolf y Anton Bruckner. Y por supuesto, Wagner siempre estaba allí presente alrededor de todo. Aquella fue una experiencia fantástica, con mucho tiempo para ver museos, pasear e incluso pude ver mi primer Anillo en Bayreuth; aquel fue el año con Adam Fischer sustituyendo a Giuseppe Sinopoli, que había fallecido meses antes.

Regresó a Bayreuth el año pasado, en 2022, ya con el anuncio de su primer Parsifal aquí sobre la mesa.

Sí, En 2022 volví ya con la perspectiva de tener que dirigir el nuevo Parsifal y también para participar en la rueda de prensa de presentación del festival, etc. Aproveché para conocer a todo el equipo técnico y hablar con mucha gente de cara al trabajo que estamos haciendo este año.

Heras Casado Bayreuth instagramPablo Heras-Casado posa frente al Festspielhaus de Bayreuth, en una foto de su perfil de Instagram

¿Cómo le llegó la invitación para dirigir este Parsifal en Bayreuth? Creo que fue una sorpresa para todos pero también incluso para usted mismo. Creo que no estaba en sus planes. Y en cierto modo es una apuesta muy propia de Bayreuth y su propio universo, siempre desafiando la lógica y las previsiones que podamos hacernos sobre sus planes.

Así es. Desde luego no estaba en mis planes dirigir este Parsifal. La verdad es que jamás pensé en algo así. El Festival de Bayreuth, no obstante, siempre ha sido muy visionario, hay aquí una gran tradición de innovación, aunque pueda sonar contradictorio dicho así. Pero pensemos en Wieland Wagner, pensemos en Pierre Boulez, etc. Es un teatro muy especial y la invitación para este Parsifal llegó de manera realmente inesperada. Con otros teatros sí sabes que hay un seguimiento, se van abriendo conversaciones, se trazan planes… Pero con Bayreuth no es así, la propuesta llega de la nada, de un día para otro. Pero es algo que luego se entiende, una vez que conoces de primera mano el festival, que es una maquinaria enorme pero que sigue siendo una entidad muy familiar. Y es lógico, porque todavía la familia Wagner sigue centralizando la gestión, en este caso a través de Katharina. Ella fue la que tomó la decisión de llamarme.

¿No había tenido ningún contacto previo con ella, con Katharina Wagner?

No, ninguno. Ella había conocido mis interpretaciones de Wagner en el Teatro Real, eso sí, sobre todo el Anillo. Esto es algo que ella hizo público en la rueda de prensa y fue clave para que tomara la decisión de invitarme.

Su recorrido con Wagner, corto pero intenso, ha estado ciertamente muy ligado al Teatro Real. Allí empezó con El holandés errante y siguió después con todo el Anillo, a título por temporada, con la segunda mitad del mismo muy marcada por las limitaciones de la pandemia. Y la próxima temporada dirigirá allí sus primeros Meistersinger. El Real es de algún modo su teatro wagneriano de referencia.

Sin duda alguna. De hecho, una de las primeras personas que supo de la propuesta que yo había recibido para dirigir este Parsifal en Bayreuth fue Joan Matabosch. Y digo esto porque este Parsifal también es de algún modo suyo, de Joan y del Teatro Real.

La apuesta que se hizo con el Ring allí fue extraordinaria, y tal y como usted decía, especialmente en el caso de Sigfrido y el Ocaso, con las limitaciones de la pandemia. Siempre hemos hecho largas tandas de funciones y con repartos de grandísimo nivel, en las mejores condiciones posibles respecto a los cuerpos estables.

Estoy muy agradecido al Teatro Real por esta oportunidad con la obra de Wagner. Mi recorrido wagneriano no sería el que es de no ser por el Teatro Real. Esto me da un bagaje y una seguridad importantes para llegar a Bayreuth.

¿Cómo está siendo este tiempo de ensayos? Creo que hizo un primer Parsifal en concierto, completo aunque en dos jornadas, con la Orquesta de Extremadura. Y después ha hecho algún acto suelto de la obra en concierto, con otras orquestas. Pero imagino que las sensaciones de leer la obra con la orquesta del festival y en aquel foso tienen que ser incomparables.

Sí, así es. La experiencia aquí es extraordinaria y además he tenido la fortuna de disponer de mucho tiempo de ensayos en foso. Al ser la nueva producción de este año, tenemos mucho tiempo para trabajar en detalle.

Esta es una orquesta extraordinaria que atesora un sonido propio, pero que al mismo tiempo está abierta a nuevos aires, nuevas ideas y enfoques. Sobre todo abierta a tocar la partitura dejando a un lado la rutina y la inercia de la tradición. Y esto es el mejor regalo que puede tener un director. Los músicos y los cantantes agradecen mucho tener la oportunidad de buscar la tensión artística leyendo de nuevo la partitura. Con el coro también estamos haciendo un gran trabajo, muy al detalle, con el lenguaje, la dicción, el carácter, la articulación, la retórica…

Con anterioridad a mi llegada a Bayreuth, como usted mencionaba, hice Parsifal completo en Badajoz, después hice también un segundo acto en Milán y justo el día antes de mi primer ensayo en Bayreuth dirigí el tercer acto de la obra en Baden-Baden, con la Orquesta de la SWR de Stuttgart. Ese concierto se retransmitió en directo y la verdad es que fue una experiencia fantástica.

"EN ESTE PARSIFAL PERSIGO LA FLUIDEZ EN EL DISCURSO, EL APEGO ENTRE EL TEXTO Y LA MÚSICA"

Le iba a preguntar cómo va a ser su Parsifal, pero entiendo que es una pregunta bastante absurda: ya lo veremos, una vez que tenga lugar el estreno. Es bastante fútil, seguramente, hablar de algo que todavía no ha sucedido. Pero sí que tendrá algunas ideas y criterios; es usted un director con un gran recorrido en la tradición historicista pero también ha trabajado muchísimo repertorio contemporáneo. Entiendo que el resultado final será bastante personal, con este Parsifal.

Yo no trato de ser personal, ni tampoco intento seguir un criterio más o menos historicista o contemporáneo… Sinceramente, me limito a leer la partitura. Tengo mi propia experiencia, mi propio bagaje, mi manera de trabajar… Y con eso voy adelante, con un gran apego a la partitura en sí. No me interesan tanto las tradiciones.

Sabe, la tradición al final me da pereza: es como ponerse un traje a medida hecho para otra persona, para otro tiempo, para otro tipo de músicos, desde otra estética, con otros instrumentos, con otras voces, etc. La única verdad está en la partitura y en el texto, que es importantísimo seguir aquí. Persigo mucho eso, la fluidez en el discurso, el apego entre el texto y la música.

¿Y qué puede decirnos de la nueva producción firmada por Jay Scheib? Creo que es bastante innovadora y tecnológica, algo que por cierto cuadra mucho con el espíritu revolucionario y vanguardista con el que el propio Wagner concibió el festival de Bayreuth.

Totalmente de acuerdo. Wagner concibió Bayreuth como una apuesta tecnológica de vanguardia: desde el diseño acústico a los avances eléctricos, la iluminación… Wagner era un visionario: tenía en mente una nueva forma de arte escénico y su música de alguna manera siempre ha buscado y siempre ha necesitado la vanguardia.

En este sentido, la producción de Jay Scheib tiene todo el sentido del mundo en pleno siglo XXI. Y ya no solamente por el recurso a la cuestión de la realidad aumentada sino por el modo de emplear la iluminación, el video, etc. Las gafas de realidad aumentada darán acceso a una dimensión más de la producción; pero incluso sin las gafas, puedo decir que la producción que es un trabajo muy actual y llamativo.

El conocimiento de esta producción y sus rasgos principales, ¿ha orientado de algún modo la visión musical de la obra? ¿Quizá al revés?

Sí, ha sido más al revés. Jay Scheib es perfectamente consciente de que se trata de Bayreuth y Parsifal. Y la tarea conjunta que tenemos es la de honrar a esta obra inconmensurable desde el siglo XXI, se trata de reverenciar la obra de Wagner desde nuestros días.

Jay y yo nos conocemos desde hace más de un año y hemos tenido encuentros en Alemania; él incluso también viajó expresamente a Badajoz cuando dirigí mi primer Parsifal íntegro con la Orquesta de Extramadura; él estuvo allí durante todos los ensayos y conciertos y tuvimos ocasión de empaparnos juntos de la música y del flujo dramático de la obra. El trabajo con él ha sido siempre de gran sintonía, sin necesidad de hacernos muchas preguntas.

Yendo más allá de Bayreuth y Wagner, su agenda internacional está muy asentada ya desde hace años. En este sentido, en las últimas temporadas usted ha consolidado una presencia muy meritoria en la Ópera de Viena, donde ha hecho la trilogía de Monteverdi. Y la próxima temporada abrirá allí la programación con una nueva producción de La clemenza di Tito de Mozart. Más adelante dirigirá Le grand Macabre de Ligeti, en el mismo teatro. Creo que tiene mucho mérito haber asentado una presencia así en un coliseo histórico de tanta relevancia.

Sí, gracias por mencionarlo, para mí es muy importante, la verdad es que sí. Es un orgullo tremendo tener la ocasión de hacer todo ese repertorio allí. Es algo que tampoco hubiera imaginado años atrás. Yo nunca he tenido contacto con la ópera de repertorio, al modo de los teatros centroeuropeos. Me he formado en producciones que se cuecen poco a poco, proyectos muy cuidados. Pero con la nueva dirección de la Staatsoper de Viena, con Bogdan Roscic al frente, llegó la propuesta de hacer la trilogía de Monteverdi con Concentus Musicus y fue algo extraordinario. La idea es que este sea un vínculo de largo recorrido con la Ópera de Viena y este es un pilar de mi agenda que yo no contemplaba hace apenas un lustro pero al que doy un valor extraordinario ahora mismo.

"ES UN GRAN ORGULLO PODER ABRIR LA PRÓXIMA TEMPORADA EN LA ÓPERA DE VIENA Y CON MÚSICA DE MOZART"

Siempre que se habla de su trayectoria sale a colación la cuestión de que carece de una orquesta de la que sea director titular. Pero a la vista de su agenda, con Bayreuth, con la Ópera de Viena, con el Teatro Real… con orquestas internacionales que le invitan regularmente… casi se diría que en realidad no le queda tiempo para una titularidad, en caso de que la ocasión se presentase. ¿Usted quiere o necesita una titularidad ahora mismo? Lo cierto es que con la Freiburger Barokorchester tiene una titularidad casi encubierta (risas).

Yo pasé unos años de galeras, como decía Verdi, haciendo muchísimo repertorio con muchísimas orquestas. Y poco a poco, después, fui estableciendo y asentando relaciones y alianzas fuertes con entidades y grupos con los que me siento muy cómodo y muy realizado desde un punto de vista personal y artístico. Así que a pesar de no tener una titularidad al uso, sí que me siento muy vinculado a algunos proyectos, como los mencionados, en terrenos además tan diversos y variados: la música histórica y las grabaciones que desarrollo con Friburgo, mi trayectoria operística en el Teatro Real primero y ahora también con la Ópera de Viena, etc. Ojalá sea también así con Bayreuth. A mí me gusta mucho desarrollar este tipo de proyectos orgánicos, a largo plazo. Dicho esto, una titularidad en un sentido convencional es algo a lo que no cierro la puerta. Pero tendría que encajar con estas alianzas artísticas que ya tengo establecidas, lógicamente.

En la temporada 23/24 llegará también su debut en la Ópera de París, y nuevamente con Mozart. Cuénteme algo más sobre sus planes futuros.

Así es, también me apetece mucho ese compromiso en París. Haremos Cosí fan tutte. Todas las temporadas intento hacer un título de Mozart y va a seguir siendo así durante los próximos años. Es un autor que he dirigido ya en la Scala de Milán, allí debuté con Don Giovanni, y también lo he dirigido bastante en la Staatsoper de Berlín, donde hice Don Giovanni y Le nozze di Figaro.

La próxima temporada tengo varios compromisos importantes, proyectos que me apetecen mucho. Por ejemplo, vuelvo con la NHK de Tokyo, para hacer allí El sombrero de tres picos; es otra orquesta con la que vuelvo prácticamente cada año, son extraordinarios. También vuelvo con la Sinfónica de Pittsburgh, con quienes estoy trabajando también cada temporada desde hace unos años. También tengo planes con la Philharmonia de Londres, una orquesta con la que tengo relación igualmente hace años.

Y volveré a grabar con Deutsche Grammophon, le puedo dar la exclusiva (risas). Voy a hacer dos discos de música sinfónica con ellos. Con Harmonia Mundi tenemos dos grabaciones ya en el horno y muchos más proyectos a la vista. Pero tenía muchas ganas de reactivar mi colaboración con DG, con quienes además se va a grabar y editar el Parsifal de Bayreuth, a través de su plataforma de streaming.

También puedo adelantarle que haré un Holandés errante más adelante, en la Staatsoper de Berlín, pero aún no puedo contar en qué temporada será. Y ya me han propuesto hacer otro Parsifal en un festival, en 2026, pero ya veremos si se concreta o no.

Foto: © Kirill Simakov