04. Noelia Rodiles c Rafa Martín

Círculos concéntricos

Madrid. 19/04/21. Auditorio 400 del Museo Reina Sofía. Obras de Schubert y Magrané. Noelia Rodiles.

Que todo en la vida bebe y se nutre de todo, en fin, no debería ni apuntarlo aquí. Que la música, como una de las artes más vivas que existen, está en continua expansión, como el universo, es un hecho. "Mientras haya un ser humano, la música siempre tendrá algo nuevo que decir", me contaba hace unos días la compositora Alicia Díaz de la Fuente. De esta manera, la nueva creación siempre va a encontrar una concomitancia con quienes vinieron inmediatamente antes... o, incluso, sustentándose directamente de quienes escribieron sobre pentagramas siglos atrás.

El pasado día 19, en el Auditorio 400 del Museo Reina Sofía asistimos a una clase magistral de todo ello, mostrándose cómo la música se despliega en una serie de círculos concéntricos a través del tiempo. Lo estoy reduciendo a una alegoría muy básica, tal vez, pero espero se me entienda mejor con ella. Círculos que surgen de un círculo anterior, compartiendo el mismo centro, el mismo germen, hasta que terminan por diluirse en el todo, la vanguardia en la tradición, supongo. En este sentido, lo he apuntado en otras ocasiones, pero aquí siento que cobran más fuerza, las palabras de Robert Gerhard encuentran un poderoso embajador en el compositor catalán Joan Magrané: "Aquellos que mantienen viva una tradición no son los que se conforman, sino los que la transforman". Escogido por Platea Magazine como una de las personalidades más influyentes de la clásica en nuestro país, su nombre se presenta como una firme realidad de la creación musical actual, implicado en la sociedad que le da su razón de ser, mostrándose tan respetuoso como crítico con los nombres del pasado y creando nuevas realidades, en muchas ocasiones a través de ellos.

Así se demostró en el Reina, donde sonoron las cuatro Fantasiestück que ha compuesto hasta la fecha, incluyendo el estreno absoluto de su Cuarta, un encargo del CNDM, organizador del concierto. En esta última, el autor realiza una deconstrucción de las Consolations de Franz Liszt, al tiempo que las anteriores reflejan la obra de Bach (Fantasía BWV 922 en la Tercera, jugando con las iniciales del genio), Brahms (Intermezzi en la Segunda, tal y como recogían las notas al programa) y Schumann (acorde fundamental sobre las iniciales del compositor alemán, quien tiene en su catálogo una obra homónima). En todas ellas re-interpreta de forma libre las obras originales, llevando el teclado de entonces hasta las posibilidades del piano de hoy en día, por extensión, por cromatismos... con una soberbia Noelia Rodiles dándoles vida. Sensacional en el virtuosismo técnico demostrado, de envidiable articulación. Hipnótica en el final de la Primera, incisiva en la frase contínuamente interrumpida al comienzo de la Tercera... El programa se completaba con las Dues peces que Magrané compuso para su último disco: The Butterfly Effect. Un comienzo cristalino, con notas que parecen derramarse en un ritmo danzable, que se entrelaza con un final más oscuro, tétrico diría, y que bebe todo él, a su vez, del Adagio D178 de Schubert. Ya ven, la transformación de la que hablaba Gerhard, en su sentido más literal. Maravilla.

Y todo ello, entrelazado, unido en una perfecta simbiosis, con más piezas de Schubert. Entretejidos con las Fantasiestuck, los Impromptu D899. Rodiles regala una lectura sostenida en una extraordinaria mano derecha, sin artificios ni juegos personales en los tiempos, muy bien balanceados y contrastados los cuatro. Desplegando sus cantabiles, dejándoles respirar y hablar por sí solos. Maravilla. El Andante fue algo elevadísimo, emocionalmente imposible de superar como oyente. En otras ocasiones lo he unido (porque ya saben ustedes de mi tendencia a unirlo todo) y aquí lo recupero, porque fue un regalo inmenso que nos hizo la pianista asturiana: decía Marguerite Yourcenar que "se puede ser feliz y seguir estando triste". Es la sensación más evocadora, melancólica y serena que construye Schubert aquí y que Rodiles dibujó con una pureza, una madurez y una bondad realmente conmovedoras.

En esta noche, Noelia Rodiles no es sólo demostró ser una de las mejores pianistas españolas de nuestro presente, sino que es, además, una artista necesaria.  Figuras como la suya, implicadas en la recuperación de obras pasadas, como las de Orbón o Sánchez Allú; que al mismo tiempo respetan y cuidan el legado de los grandes nombres, como Schubert, Schumann o Mendelssohn; que con su labor convierten en clásicos los nombres más modernos, como el de Ligeti y que dan espacio y sentido a la nueva creación, como aquí a Magrané, pero también Guinovart, Rueda o del Puerto, son las que, como intérpretes, vertebran e impulsan a la música. La de hoy, la de ayer, la de mañana.

Foto: Rafa Martín.