Musika Musica 22 cartel 

La cita anual

Festival Musika-Música 2022. 04 y 05/03/2022. Teatro Arriaga (1) y Auditorio Euskalduna (2, 3 Y 4).

(1) Die Schöpfung (selección), de Franz Joseph Haydn, con Alicia Amo (soprano), Guy Cutting (tenor) y Matthew Brook (bajo), Sociedad Coral de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección musical: Robert Howarth. 

(2) Sinfonía nº 6 en Fa Mayor, op. 68, Pastoral, de Ludwig van Beethoven con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Dirección musical: Chloé van Soetertède.

(3) Obertura Las Hébridas, op. 26 y Sinfonía nº 3 en la menor, op. 56, Escocesa, de Felix Mendelssohn, con la Orquesta Sinfónica de Navarra. Dirección musical: Julio García Vico

(4) Das Lied von der Erde, de Gustav Mahler, con Stefan Vinke (tenor), Anna Lapkovskaya (mezzosoprano) y Euskadiko Orkestra. Dirección musical: Robert Treviño.

 

Introducción

Musika-Música es un festival que todo melómano debería vivir al menos una vez. Más aún después de varias ediciones condicionadas por la pandemia, en las que se dejó de sentir ese correcalles que es el ir de un concierto a otro, repasar la agenda personal, comprobar la entrada, guardar la pertinente cola y sentarse uno en su localidad con la esperanza de desconectar del concierto anterior y vivir el nuevo con la misma pasión. Siete auditorios, todos los formatos imaginables –excepto el teatral, lo que no deja de ser una lástima- y música que aborda todas las estéticas imaginables desde el Renacimiento hasta las propias de nuestros días. Una auténtica, sincera y emotiva apología de la música clásica que nos permite sentirnos parte de una comunidad más grande de la que en ocasiones suponemos.

Una sincera enhorabuena a la organización; el sábado en las calles de Bilbao la lluvia adquiría más y más protagonismo, la gente se apelotonaba en las inmediaciones del auditorio correspondiente y los bares hacían su agosto en pleno invierno; sin embargo, el acceso ha sido siempre fluido, la duración de los conciertos bien medida y los desalojos y nuevos llenados de los auditorios, realizados con precisión. Zorionak!!

Esta edición 2022 se ha dedicado a la Naturaleza; pocos conceptos son capaces de sumar en sí mismo tantos distintos aspectos. De hecho habrá quien defienda que toda la música llamada clásica no es sino reflejo ya de la naturaleza misma ya de la naturaleza propia del ser humano así que… Había que hacer elección y en este caso hemos creado un pequeño recorrido por la música sinfónico-vocal de Alemania, respetando sin pretenderlo el orden cronológico pudiendo disfrutar del primer clasicismo de Haydn, del posterior de Beethoven y Mendelssohn y el último romanticismo y la apertura de las puertas del siglo XX que supone la música de Mahler; ello, con orquestas vascas o limítrofes, algunas de las cuales pocas veces podemos escuchar en directo. VPero vayamos al grano.

 

Conciertos

El viernes se abrió la edición 2022 con un concierto en el Teatro Arriaga; se anunciaba el oratorio Die Schöpfung (La creación), de Franz Joseph Haydn aunque al final resultó ser una selección del mismo, con poco más de la mitad de su música. De la duración standard de 120 minutos se nos ofrecieron unos 65. Una lástima porque siendo la inauguración y no teniendo la presión de conciertos a posteriori se podía haber hecho una excepción y completar una obra que, no nos engañemos, es de infrecuente escucha por estos lares. 

La lógica del concierto era abrir el festival con la exposición de la creación misma de la naturaleza, creación que en esta obra se aborda tanto desde una perspectiva religiosa y espiritual como profana y mitológica, lo que abre el abanico a distintas creencias acerca del surgimiento mismo de nuestra naturaleza.

Del trío vocal, todos notables, subrayar la labor de la burgalesa Alicia Amo, impecable, de timbre y proyección adecuadas aunque en la coloratura tuviera alguna duda. Es una voz hermosa y una soprano que ya viene dando pruebas de su categoría. El tenor británico Guy Cutting es dueño de una voz hermosa aunque minúscula. Especialista en el mundo del barroco, responde a esas voces estilísticamente brillantes aunque de escaso volumen. Canto con mucho gusto y fue quizás el más afectado por la poda de la obra. El también británico Matthew Brook se metió al público en el bolsillo por sus aptitutes y actitudes teatrales; por ejemplo, en el recitativo en el que se describe la extensión de insectos y reptiles por el universo el cantante nos regala gestos, muecas y requiebros vocales para demostrar su repugnancia, lo que agradecía el público. Su voz es carente de profundidad en el grave, siendo su color más de barítono que de bajo, pero poco más que reprochar a una actuación muy sentida. La Sinfónica de Bilbao fue precisa bajo la enérgica batuta de Robert Howarth y la Sociedad Coral de Bilbao respondió con suficiencia a su parte, no muy extensa e hipotecada por las inevitable mascarilla.

Ya el sábado, al mediodía y el Auditorio Euskalduna, pasamos de Haydn a Ludwig van Beethoven, representado este año por su Sinfonía nº 6, Pastoral, la sinfonía beethoveniana por excelencia de la naturaleza. Brillante concierto debido a la buena disposición de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que viene mostrándose como una de las más eficaces en los últimos años, y la batuta de la francesa Chloé van Soeterstède, nombre a guardar; de gesto enérgico, supo llevar la obra de forma muy solvente y con momentos realmente brillantes, fundamentalmente el tercer movimiento, Allegretto, donde las trompas estuvieron a nivel imperial.

Por la tarde otros dos conciertos consecutivos. A media tarde, la Orquesta Sinfónica de Navarra presentaba el paisaje bravío, agreste e indómito del norte de Gran Bretaña con la obertura Las Hébridas y la Sinfonía nº 3, Escocesa, de Felix Mendessohn. El atractivo del concierto, más allá del programa planteado, era descubrir a un joven director de orquesta gaditano que tiene un currículo insultantemente abultado, siendo como es –también- provocadoramente joven: Julio García Vico. Su juventud (apenas 30 años) conlleva aun un gesto poco académico, con una mano izquierda más expresiva que la derecha, acompañado por una actitud llena de energía y pasión. Otro nombre que, más que probablemente, alumbrará más de un atril de director en los próximos años.

El concierto final era un plato fuerte: Das Lied von der Erde, una de las obras cumbre de Gustav Mahler. El inicialmente previsto Torsten Kerl fue baja de última hora y cuando se anunció su sustituto, el reconocido tenor wagneriano alemán Stefan Vinke, no pude menos que exclamar mi sorpresa; alguien tiene muy buenos contactos y/o mucha suerte. Robert Trebiño dirigía a su grupo, la Euskadiko Orkestra, y vaya por delante que en mi modesta opinión en el concierto de clausura del sábado se alcanzaron las máximas cotas de calidad del día. Vinke enseñó una voz poderosa, firme y capaz de superar en el primer número –Das Trinklied von Jammer der Erde- a la poderosa masa orquestal que impuso el compositor; agudos recios, sonoros y una prestación sobresaliente.  La mezzo bielorrusa Anna Lapkovskaya comenzó dubitativa; su voz apenas corría y parecía estar sometida por el entorno pero su última intervención, Der Abchied, fue de manual. A ello coadyuvó la labor milimétrica de Robert Treviño, maestro que cada vez que dirige a la orquesta demuestra un nivel infrecuente por aquí. Treviño está colocando a la orquesta vasca en el panorama internacional no solo por cuestiones de publicidad, por grabaciones y/o giras internacionales sino por el alto nivel de calidad y compromiso que está consiguiendo. Así, su diseño de la página mahleriana fue impecable y el ya apuntado sexto y último movimiento de la obra fue la clara prueba: mezzo, viento y gong caminando al paso, perfectamente compenetrados hasta provocar en el abarrotado auditorio un expresivo silencio.

 

Conclusión

Este escrito solo recoge cuatro de los más de setenta conciertos de una edición más de un festival inimitable. Ha sido precioso volver a ver los recintos repletos de espectadores; volver  a ver miles de melómanos viajar de sala en sala, buscando cada uno aquello que más le interesaba. Vivir la música clásica en una normalidad cercana a lo deseado. Ya queda menos para la edición de 2023.