Dualidades
Madrid. 19-04-22. Teatro de la Abadía. Extinción. Propuesta escénica de Agrupación Señor Serrano a partir de la Misa pro defunctis y la Misa de Batalla de Joan Cererols. Actores: Carlota Grau, Marcel Borràs, Àlex Serrano, David Muñiz. Ensemble vocal, Coro Titular del Teatro Real. Ensemble instrumental Nereydas. Dirección escénica y dramaturgia, Àlex Serrano y Pau Palacios. Dirección musical, Javier Ulises Illán
Una de las ventajas de la música antigua frente a otras posteriores, especialmente si se trata de obras no tan conocidas para el gran público, es que no tienen que soportar la carga de su propia historia interpretativa. Esto las hace flexibles, maleables, multifacéticas y, en definitiva, muy adecuadas para explorar innovadores caminos creativos. Esto es precisamente lo que nos ofrece la obra Extinción que estos días se representa en Madrid por medio de una alianza entre el Teatro de la Abadía y el Teatro Real.
Es esta una propuesta escénica, mucho más que musical, que resuelve con soltura e ingenio dos tareas, cada una de las cuales justificaría por sí misma la exhibición de este trabajo. Por una parte, construir puentes entre distancias aparentemente insalvables: Renacimiento y siglo XXI, naturaleza y tecnología, conquista y alienación, religiosidad y consumo. Por otra, la propuesta de la Agrupación Señor Serrano nos ofrece un abanico de evocadores e inquietantes símbolos que se resisten a interpretaciones unívocas. Son dualidades que conviven y dialogan sobre el escenario y que, muy adecuadamente, se estructuran en dos actos a partir de dos obras de Joan Cererols: la Misa pro defunctis y la Misa de Batalla.
La misa de difuntos proporciona el fondo de severidad y monotonía sobre el que despliegan las simbologías de la extinción. Como asistentes privilegiados nos asomamos a las entrañas de un taller audiovisual, a un work in progress en el que un equipo de técnicos despliega su pericia creativa. Podemos además contemplar a la vez el producto final en una pantalla gigante. De lo micro a lo macro, proceso y producto se nos muestran en paralelo ante nuestros ojos. Uno se rinde fascinado a los trampantojos que aluden a lo selvático, al misticismo de la naturaleza, a la riqueza elusiva de la utopía de El Dorado o al milagro de la resurrección de la carne. La buena labor del Coro Titular del Teatro Real acompañada por la precisión instrumental del Ensemble Nereydas desplegó un manto de religiosidad que envolvió los cuerpos y los rostros de los actores protagonistas, Carlota Grau y Marcel Borràs, fusionados por la magia de unos filtros que, por el ingenio de los creadores, se elevan desde la banalidad de Instagram a obra de arte.
Con la Misa de batalla cambió el tono musical y anímico, y nos sumergimos en el análisis de la realidad contemporánea, de la ultrasaturación en la que nos sumergen las ubicuas pantallas, y la consumisión a la que nos ha reducido de la sociedad hiperconectada del comercio. Y para terminar -spoiler alert-, ironía, humor y un toque de terribilidad. Como apoteosis del maíz americano, una lluvia de palomitas nos inunda desde una hilera de lámparas votivas, acompañando la sugestiva danza de Grau. Una locura que funciona y ante la que uno no sabe si reír o suspirar de satisfacción. Tal vez, para culminar una función de contradicciones bien resueltas, lo mejor sea hacer las dos cosas la vez.
Foto: Teatro de la abadía.