Kunde Baluarte

El sueño americano

Pamplona. 06/10/2016. Baluarte. Fragmentos de Verdi, Puccini y Leoncavallo. Gregory Kunde, tenor. Orquesta Sinfónica de Navarra. Orfeón Pamplonés. Dir. musical: Ramón Tebar.

Culminar un recital con el público en pie, entusiasmado, tras un colosal Nessun dorma. Ese será seguramente el sueño de todo tenor que se precie. Gregory Kunde -nuestra portada el pasado mes de julio- lo consiguió el pasado jueves en el auditorio Baluarte de la capital navarra, tras desnudar su repertorio y su instrumento actual, forjado con altas dosis de tesón, un contrastado ahínco en la técnica y unas gotas de milagro. 

Arrigo (I vespri siciliani, Verdi; en italiano y en francés), Pollione (Norma, Bellini), Gualtiero (Il pirata, Bellini), Riccardo (Un ballo in maschera, Verdi), Otello (Verdi), Radamès (Aida, Verdi), Peter Grimes (Britten), Vasco da Gama (L´Africaine, Meyerbeer), Enée (Les troyens, Berlioz), Don Alvaro (La forza del destino, Verdi), Manrico (Il trovatore, Verdi), Rodolfo (Luisa Miller, Verdi), Canio (Pagliacci, Leoncavallo), Turiddu (Cavalleria rusticana, Mascagni), Roberto Devereux (Donizetti), Samson (Samson et Dalila, Saint-Saëns), Renato des Grieux (Manon Lescaut, Puccini), Idomeneo (Mozart). He ahí el listado de papeles debutados e interpretados por Gregory Kunde en el transcurso de los últimos cinco años. Y a la vista: Andrea Chénier, Calaf en Turandot, Dick Johnson en La Fanciulla del West y quizá alguna sorpresa más.

Este concierto en Pamplona era el colofón a un proceso de grabación que dará como resultado el primer recital en disco protagonizado por este renacido Gregory Kunde. Editado por Universal Music España, el disco será su carta de presentación ante otros públicos donde todavía no es tan conocido y codiciado como ya sucede en España o en Italia, singularmente. Lo cierto es que Gregory Kunde había registrado ya un primer disco en estudio, en 2006 y bajo el título de In Love and War, con dirección musical de Marzo Zambelli y testimonio todavía entonces de su pasado rossiniano, con escenas de L´italiana in Algeri, Ermione, Tancredi, Il turco in Italia, La donna del lago, Riccardo e Zoraide, Semiramide y La cenerentola, entre otros. Esta nueva grabación, diez años más tarde, verá la luz la próxima primavera y constituye una foto fija de una evolución vocal sin precedentes. Tengo la impresión de que la voz de Kunde no es tan afortunada para el disco como para el teatro, pero ojalá esta grabación consiga reflejar la intensidad que el norteamericano transmite en directo.

No era por cierto la primera vez que Kunde actuaba en Pamplona. En 2004 Baluarte y AGAO, la Asociación Gayarre de Amigos de la Música, pusieron en pie una representación en concierto de La donna del lago con Juan Diego Flórez, Daniella Barcelona y el propio Kunde. No es de extrañar pues que algunos espectadores navarros no dieran crédito ante el cambio experimentado en la vocalidad del tenor norteamericano.

Se lo he dicho en alguna ocasión al propio Kunde: de un día para otro, sin previo aviso, es probable que todo este sueño se termine, salvo que la naturaleza le brinde la milagrosa resistencia de Plácido Domingo. Pero el tenor norteamericano puede tener ya hoy la conciencia tranquila: se ha ganado a pulso un lugar en la historia de la lírica. Y no sólo por haber sido el único tenor en la historia en cantar en una misma temporada los dos Otellos, el de Verdi y el de Rossini. Kunde es mucho más que un tenor sobresaliente: su biografía se yergue ya hoy como una lección de humanidad. El suyo es además ejemplo consumado del sueño americano; es un hombre hecho a sí mismo, al que nadie ha regalado absolutamente nada.

La velada que nos ocupa tenía un perfil maratoniano con Kunde interpretando fragmentos de Aida, Tosca, Il trovatore, La forza del destino, Manon Lescaut, Pagliacci y Otello. Comenzó resolviendo casi a placer el morendo en el si bemol que cierra el "Celeste Aida” y terminó estremeciendo con la hondura y el desgarro de su “Dio, mi potevi”. Y entre medias hasta tres piezas sobresalientes: “E lucevan le stelle” de Tosca, “La vita è inferno… Oh, tu che in seno" de La forza del destino y “Recital... Vesti la giubba…” de Pagliacci, fraseando a placer en todos los casos. Quizá lo menos logrado en esta ocasión fuera la escena de Il trovatore. Lo cierto es que la voz de Kunde, precisamente por esa agenda imposible, pierde puntualmente algo de brillo, sonando levemente más hueca, algo más gastada y menos tersa. Afortunadamente la técnica lo compensa todo y Kunde se marcó una Pira irreprochable, aunque a buen seguro le hubiera gustado sostener más la nota final. Peccata minuta: el concierto fue digno de aplauso de principio a fin y la comentada ovación tras el "Nessun dorma” ofrecido como propina no vino sino a confirmar la gesta.

Ramón Tebar es una de las batutas más talentosas que ha dado nuestro país en los últimos tiempos, dentro de una afortunada generación es la que es forzoso mencionar a otros colegas como Pablo Heras-Casado, Óliver Díaz o Guillermo García Calvo, entre otros. Tras haberle escuchado dirigir ya varias veces en el foso -Lucia di Lammermoor en Coruña, Aida en Valencia o Simon Boccaengra en Las Palmas-, queda claro que hay en Tebar un claro sentido del equilibrio, buscando siempre que el fraseo se desarrolle con un apoyo bien medido en todas la secciones. Claridad y balance al servicio de un acompañamiento meditado y casi mimoso con las voces, aquí en un entendimiento evidente y casi familiar con Gregory Kunde. Su presencia en un foso parece ya hoy, sin duda, una completa garantía. Y así fue en esta ocasión, al frente de la Orquesta Sinfónica de Navarra, una formación de contrastados mimbres, llamada a dar mucho de sí, algo de lo que es bien consciente su nuevo gestor Félix Palomero, a la sazón también nuevo responsable artístico de Baluarte.

Completaba el cartel el Orfeón Pamplones que tenía a su cargo el “Gloria all´Egitto" de Aida, el final de la “Pira” de Il trovatore con Kunde, el "Va pensiero" de Nabucco y el "Fuoco di Gioia” de Otello. Si bien por momentos dio impresión de un sonido algo fijo, falto de vibrato y variedad en la emisión, lo cierto es que fue ganando confianza convenciendo a la postre con indudable entrega.