moby dick estrada cndm rafa martinMoby Dick en el Auditorio 400 del Reina Sofía. © CNDM / Rafa Martín.  

Nuevas formas de teatro musical 

San Sebastián. 03/12/2022. Escuela de Música de Donostia. Estrada: Moby Dick. Ciklus Ensemble: Rakel Rivera (flauta), Juan Gomollón (violín), Paula Azcona (violoncello), Nikos Stavlas (piano) e Isaac Irimía (percusión). José Miguel Baena (narrador), Compañía Radioteatral La Ballena Blanca. Dirección musical: Asier Puga.

Despues del éxito que obutvo con Heart of Darkness (2019), que tuvimos la oportunidad de ver y escuchar en el Museo de la Universidad de Navarra al año siguiente y que tuvo la pertinente reseña en estas páginas el compositor donostiarra Iñaki Estrada vuelve a la fórmula del radiodrama con otra ambiciosa obra que se basa, como en el primer caso, en una cumbre literaria y, por ello, casi inabarcable en una composición de apenas sesenta minutos como es Moby Dick, de Hermann Neville. En el primer caso fue la ya mencionada Heart of Darkness (Corazón de tinieblas), de Joseph Conrad, una de las primeras novelas modernas del siglo XX y que profundiza en cuestiones de tanta actualidad como el colonialismo, el uso de la fuerza bruta y la explotación del ser humano por el mismo ser humano. La obra tiene tal dimensión que Iñaki Estrada tuvo que optar por la selección de distintos fragmentos que, siendo significativos, ayudaran a entender las últimas intenciones del escritor.

¡Qué decir de Moby Dick! Hermann Neville nos describe en esta novela simbólica la lucha entre el bien y el mal, la pérdida de la racionalidad, la obsesión por la venganza y fusiona de forma incomprendida en el momento de su publicación textos tan dispares como puedan ser la biblia o documentos científicos acerca de la vida de los cetáceos y su caza. Así pues, Iñaki Estrada y el libretista, José Miguel Baena, están obligados a volver a seleccionar distintos fragmentos de la novela que permitan que en una hora se resuman tanto las raíces cristinas de los sentimientos expresados, el proceso de selección de los marineros donde ya asoma la obsesión del capitán Ahab y, fundamentalmente, los tres días de la caza infructuosa de la ballena blanca y la catástrofe final.

Iñaki Estrada repite compañeros de viaje y Ciklus Ensemble vuelve a ser el gran protagonista musical, bajo la dirección de Asier Puga. Estamos con este grupo y este director ante unas auténticas referencias de lo que significa la interpretación de la música contemporánea; seguir este grupo supone estar al día de las nuevas formas musicales y asegurarse una interpretación rigurosa, hecha desde la confianza en el trabajo y la empatía que se muestra con la composición actual. Pasa por ser hoy un grupo ineludible a la hora de hablar de esa música llamada de vanguardia.

La formula teatral es denominada radiodrama y con motivo del trabajo anterior ya pudimos hacer algunas observaciones acerca de qué supone esta nueva fórmula teatral. Debemos huir de la concepción convencional de ópera como única forma de teatro musical y para ello el siglo XX ya nos dio muchas pistas. Uno solo pensar lo que supuso el pasado siglo para entender que desde la Madama Butterfly pucciniana de 1904 hasta Luci mie traditrici, de Salvatore Sciarrino (1998), por poner solo dos ejemplos, el teatro musical evolucionó de forma absoluta en formas, contenidos y continentes hasta el punto de que quienes amamos la música actual no terminamos de encontrar un concepto que contenga en sí todas las formas diversas de teatro musical que se están haciendo en la actualidad; quizás, sencillamente, porque no existe. En este contexto el radiodrama es una aportación más y muy interesante.

El planteamiento del compositor es para quinteto (violín, violoncelo, flauta, piano y percusión) musical, narrador y cinta grabada, en la que se recogen teatralizadas las distintas voces de los protagonistas de la novela. Todo, coordinado y dirigido por Asier Puga, que vuelve a ser ejemplo de lo que es un trabajo pulcro, exacto y sentido. Escuchado el concierto solo queda expresar la alegría al comprobar el altísimo nivel de la interpretación y la simbiosis existente entre todos y cada uno de los músicos con la obra  el compositor.

Por desgracia para intérpretes y oyentes el concierto se realizó casi en la clandestinidad por ciertas deficiencias organizativas lo que conllevó el llevarlo a cabo en un recinto poco adecuado y ante apenas unas decenas de personas. A un servidor le quedan las ganas de repetir con Moby Dick por poder escucharlo en mejores condiciones, en una sala más adecuada y ante un número de personas que puedan apreciar el trabajo que hay detrás. Que así sea.