Arrosa xuriaren artean

Un oasis de calidad

21/01/2023. Vitoria-Gasteiz. Auditorio del Conservatorio Jesús Guridi. Francisco Dominguez: Arrosa xuriaren artean. Jone Martínez (soprano), Javier Roldán (clarinete), Garazi Navas (acordeón diatónico) y Belén Fernández (violoncello). Dirección musical: Iker Sánchez Silva.

Los melómanos, los aficionados a la música clásica que vivimos en la capital administrativa y política de la Comunidad Autónoma Vasca no tenemos suerte; nuestra ciudad es un solar en lo que a la música clásica se refiere: los conciertos de abono de la Euskadiko Orkestra y algún que otro concierto de la iniciativa privada jalonan una programación que en este mundo que es la música clásica nos coloca a la cola de las capitales de comunidades autonómicas, sin duda alguna. Uno repasa las programaciones musicales clásicas de las cinco ciudades que tenemos a menos de cien kilómetros (Donostia, Bilbao, Pamplona, Burgos y Logroño) y nos ganan todas, y algunas por goleada inmisericorde. En definitiva, los melómanos que vivimos en Vitoria-Gasteiz tenemos que coger el coche si queremos vivir con intensidad nuestra pasión; no nos queda otra.

Eso sí, muy de vez en cuenta emerge en el solar un pequeño islote de sensatez, buen tino y generosidad y un caso puede ser, de hecho lo es, el Ciclo Bernaola, dedicado a la memoria del compositor (1929-2002) nacido en Otxandiano (Bizkaia) pero que tuvo una relación muy intensa con el conservatorio, del que fue director. Este ciclo está dedicado a la música contemporánea y en el principal auditorio del mencionado conservatorio, de nombre Isaac Albeniz, se han celebrado algunos de los conciertos de esta edición entre los meses de octubre de 2022 y febrero del año en curso. Uno de estos motiva estas líneas, el que supone el descubrimiento de una breve ópera de cámara del joven compositor manchego Francisco Domínguez (Alcolea de Calatrava, 1993) de título Arrosa xuriaren artean (Entre el rosal blanco).

Arrosa xuriaren artean es una ópera que recoge distintas baladas de la tradición oral vasca con varios siglos a sus espaldas; las elegidas por el compositor han sido trabajadas en su texto por Jabier Kalzakorta. Todas tiene en común estar protagonizadas por mujeres, creándose así un hilo conductor que dota de coherencia a la propuesta dramática. Ambos, libretista y compositor, estaban presentes en la sala y dieron breves y acertadas explicaciones sobre la misma, cada uno desde su experiencia, para que el público asistente pudiera entender de forma más accesible la obra que nos prestábamos a escuchar. Por cierto, que la entrada era nada despreciable pues el auditorio estaba ocupado en tres cuartas partes en un día de temperatura gélida.

Así pues, nos encontramos ante una aportación al limitado patrimonio operístico vasco en euskera con una obra de lenguaje radical, vanguardista y que, reconozco, provocó en mí mismo –e intuyo que en muchos de los oyentes- una cierta perplejidad, esa que podemos denominar “bendita” perplejidad. No deja de ser significativo que un manchego nos haga esta aportación lírica; el mismo compositor nos reconoció en sus palabras previas que inició la composición de la obra desde el desconocimiento de la lengua y, sin embargo, al final del proceso ya conocía el euskera y ello le había ayudado a compenetrarse mejor con la misma y las formas y estructuras a emplear.

Arrosa xuariaren artean es todo menos una ópera al uso; es todo menos una obra convencional; todo menos una obra fácil de escuchar y, sin embargo, es subyugante. Te atrapa, te seduce y, al mismo tiempo, te descoloca porque las exigencias musicales no son pocas y los tres solistas de la Bilbao Sinfonietta tienen que responder con un nivel de virtuosismo excelso. Y es que la clave para que esta y otras obras similares lleguen al público es que sus intérpretes se lo crean, te transmitan pasión y fe por la obra y los tres instrumentistas, la soprano y, a la cabeza de todos, el director musical han sido capaces de hacerlo.

Intercaladas entre las seis baladas desarrolladas se encuentras tres interludios para instrumento solo, momento en el que el compositor obliga a sacar de cada uno de ellos todo un potencial extremo mientras el intérprete está obligado al mismo tiempo a recitar y/o declamar un texto. La obra finaliza con un postludio cuasi orquestal en el que el trío une sus fuerzas para dar finalización catártica a la ópera de cámara.

La soprano vizcaína Jone Martínez es una cantante de grandísimo futuro, aunque en esta ópera tiene más una labor de narradora. Casi todas las baladas están “cantadas” con la técnica del sprechgesang del Pierrot Lunaire, de Arnold Schönberg y su facilidad para tal quehacer ha sido pasmosa. Las pocas partes cantadas muestran una dificultad enorme para la correcta afinación pero Martínez lo hizo de forma impecable. Su voz estaba amplificada –supongo que por voluntad expresa del compositor- sin que ello fuera necesario dado el volumen de la cantante. Su pronunciación solo puede calificarse de ejemplar.

El trío instrumentista estuvo a un nivel sideral. Su composición era muy poco convencional –clarinete, acordeón diatónico y violoncello- y a las dificultades técnicas de la partitura hemos de añadir que se añadían exigencias declamatorias, jugando en ocasiones papeles relevantes en la conarración de las distintas baladas. Hay que nombrar a los tres porque su labor fue excelente: impecable Javier Roldán con los dos clarinetes, destacando en el uso del clarinete bajo y asombrando al tener que declamar con el clarinete en su boca, creando sonidos fantasmales. Fue quizás el narrador más “tímido” de los tres.

La labor de Garazi Navas (acordeón diatónico) solo puede calificarse de alucinante. Parece mentira que pueda exigirse tanto a una intérprete y a un instrumento y que se responda con tanta eficacia y solvencia. Belén Fernández (violoncello) estuvo a la misma altura y nos mostró a todos hasta donde puede exprimirse un instrumento en busca de distintas, infrecuentes y subyugantes sonoridades. Y a la cabeza de los cuatro un señor director que va haciéndose con trabajo y resultados un nombre en el panorama musical: Iker Sánchez Silva. Ha sabido transmitir amor por la obra, confianza en la misma y voluntad inquebrantable por hacerla llegar a los oyentes, a pesar de las dificultades de su lenguaje musical.

Dos semanas antes del concierto los mismos intérpretes grabaron la obra que será próximamente publicada por la casa Sinkro Records. Y es de agradecer –al menos, yo lo hago fervorosamente- que al término de la función se nos obsequiara a los asistentes con un ejemplar de la ópera de cámara que el año pasado grabaron los mismos músicos, s saber, Bigarren sexua (Segundo sexo), de Andoni López Iraola, basada en la mítica obra literaria de Simone de Beauvoir.

Ha sido este concierto una experiencia fascinante que nos ha permitido pensar siquiera por los cincuenta minutos del concierto que nuestra ciudad tiene pequeños oasis de calidad musical que nos impiden afirmar que vivimos en tierra baldía.