2023.04.18 Isasi Bilbao Berlín 1

Filología vasco-alemana

Bilbao. 18/04/2023. Foyer del Teatro Arriaga. Obras de Andrés Isasi y Carlos Imaz. Vanessa Goikoetxea (soprano), Rubén Fernández Agirre (pianista) y Carlos Imaz (narrador).

Conel beneplácito del lector me permitiré compartir tres disquisiciones previas a la reseña del concierto que hemos vivido en el precioso foyer del bilbaíno Teatro Arriaga dedicado al lied. Y es que el concierto contenía tres virtudes que estimo merece la pena destacar porque mandan un mensaje muy claro a todos los sectores implicados en este peculiar mundo de la llamada música clásica.

La primera sería que es necesario reconocer que la figura de Andrés Isasi(1890-1940), nacido en Getxo, ha estado oculta al común de los melómanos hasta el punto que –aunque ello me produzca cierto rubor- quizás en este concierto he escuchado en directo la música de este compositor vizcaíno por primera vez, como intuyo le ocurrió a un porcentaje amplio de los allá presentes. Y sin querer caer en chauvinismos baratos y mediocres, si los vascos no nos preocupamos de nuestras figuras reseñables y, sin embargo, ocultas, ¿quién creemos que lo va a hacer?

La segunda sería, y hago mías palabras de Rubén Fernández Agirre en el intermedio del descanso en su breve charla divulgativa, que es necesario que los intérpretes hagan un esfuerzo por entrar en mundos desconocidos, en compositores y/o estéticas infrecuentes con la idea de ser divulgadores además de meros intérpretes.

Y la tercera y última sería –en lógica correspondencia con la anterior- que el público también ha de ser sacudido de vez en cuando de suerte y manera que más allá de los títulos “de siempre” –y que podríamos citar en cada uno de los géneros existentes- se puede y debe hacer un esfuerzo por salir de la zona de confort para enfrentarse con figuras desconocidas, con estéticas complejas, con mensajes distintos.

Dicho esto, el concierto propuesto por los tres intérpretes mencionados en la ficha técnica era uno de esos que un “buen” melómano no podía dejar escapar. Primero, porque se interpretaba la obra de un vizcaíno ignorado; en segundo lugar, porque los tres intérpretes habían puesto toda su ilusión en dárnoslo a conocer y era conveniente agradecer el esfuerzo; y finalmente, porque solo oyendo la música de Isasi podremos concluir cuál es el grado de interés que ésta nos despierta.

Así pues, estamos ante un trabajo –casi personal- de dar a conocer una colección de lieder de un compositor de Getxo que por distintos avatares pasó parte de su vida en Alemania hasta el punto de identificarse con la literatura de allá y abordar en 1913 la composición de Lieder, op. 16, una colección de catorce poemas musicados basados en poemas de Heinrich Heine, una obra de unos 55 minutos de duración que ha sido el plato principal de un menú liederístico infrecuente y por ello muy hermoso. ¡Y es que no solo de Winterreise vive el ser humano, qué caramba!. 

El formato del concierto fue muy sencillo y práctico: en el foyer del Arriaga nos juntamos unas doscientas cincuenta personas ocupando todas las localidades dispuestas y ante nosotros un pianista excelso, una soprano que hoy en día es la gran referencia del canto lírico vasco y un narrador que previa interpretación sopranil nos leía en su traducción al castellano el texto a cantar.

La estética de los lieder de Andrés Isasi es de corte conservadora y se encuentran totalmente imbricados en la tradición romántica alemana. De hecho, la misma elección del poeta ya nos da la pista de por dónde van las cosas; Isasi nos transporta a las reuniones domésticas del siglo XIX donde podríamos encontrar a los mismos Robert Schumann o Franz Schubert entusiasmados por la pasión romántica que en ellos despertaba los textos del mencionado poeta. Y es que Isasi se mueve en la misma atmósfera, utilizando todas aquellas figuras que son propias del romanticismo: la naturaleza en sus múltiples manifestaciones –el sol, el mar, las flores o las tempestades- los pesares amorosos y la infidelidad, las convulsas declaraciones de amor, los latidos desbocados del corazón o la visión trágica del amor con el inevitable desamor e incluso la misma muerte. 

Y es que todas estas figuras aparecen en los catorce lieder de esta opus de forma casi censitaria, como si todas y cada una de ellas tuviera que tener su pertinente hueco. Por destacar algunas de las canciones, pueden mencionarse el ímpetu guerrero presente en la primera de ellas, Ali Bei, quizás la más larga del programa, el carácter casi teatral de Sie tanzt, una especie de precipitado resumen de la Salome de Oscar Wilde o la delicadeza en la descripción de la cotidianeidad romántica de In deiner Nähe. Para que estas canciones nos hicieran sentir era imprescindible que Vanessa Goikoetxea nos convenciera como lo hizo, con su dicción, su implicación y su buen decir, con una voz muy bien emitida, llena de intención y de pasión por el trabajo que estaba dándonos a conocer. Y al mismo nivel hay que colocar a Rubén Fernández Agirre, alma mater del proyecto y que solo por oírle en su breve mensaje la pasión que ha puesto en todo esto ya uno se sentía afortunado de estar ahí. Pero es que además no deja de ser una suerte verle hacer uno con la cantante, seguirle, respirar con ella, acomodar sus pasos para caminar juntos en todas y cada una de las canciones. Y eso que Isasi da al piano una importancia relativa frente al que otorga a la voz. El recitador Carlos Imaz estuvo austero, quizás en demasía.

Concluida la obra principal pudimos disfrutar del estreno absoluto de Cuatro canciones en forma de poema, del mismo Carlos Imaz (1972) sobre poemas de Matías González Pinos, presente en la sala. El giro estético fue bastante importante y en esta obra, de unos veinticinco minutos de duración, Imaz nos traslada a un mundo bastante ecléctico pues pasamos de la exuberancia vocal del primer poema, Sobre las torres del sol hasta el andalucismo casi lorquiano de Sonrisa morena, con la que se cerró el concierto. Obra de carácter racial, un punto efectista en el tratamiento de la voz y dando al pianista más oportunidades de lucimiento, fue recogida por el público con numerosos aplausos.

Tres artistas –y otras muchas personas que fueron aludidas en el discurso del descanso- se han implicado en dar a conocer a un artista vasco-alemán o germano-vasco, ¡quién sabe! Solo cabe desear que se cumplan los deseos de los implicados y que todo esto pueda finalizar tanto con la programación de estas canciones en otros conciertos como con la grabación de Lieder para su conservación para el futuro.