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El lado oscuro de la felicidad 

Aix-en-Provence (11/07/2023) Teatro del Jeu de Paume. Benjamin. Picture a day like this. Marianne Crebassa (Woman), Anna Prohaska (Zabelle), Beate Mordal (Lover 1/Composer), Cameron Shahbazi (Lover 2/Composer’s Assistant), John Brancy (Artisan/Collector). Mahler Chamber Orchestra. Dirección de escena: Daniel Jeanneteau y Marie-Christine Soma. Dirección musical: George Benjamin.

¿Somos felices o todo es apariencia? ¿Disfrutamos de la vida pero esa aparente felicidad oculta siempre alguna desazón? ¿Encontraremos a alguien con un solo botón que contenga alegría? George Benjamin y su libretista Martin Crimp nos plantean en una pequeña y maravillosa ópera de cámara (un solo acto de sobre una hora y cuarto), Picture a day like this, estas preguntas y nos dejan clara al final la respuesta: no. A una mujer que se le acaba de morir su hijo se le da una lista de personas felices para que consiga un botón de su ropa. Si lo hace en un día, su hijo volverá con ella. La búsqueda comienza pero todos aquellos que parecen felices (una pareja de enamorados, un artesano que hace botones, una compositora, un coleccionista que conoce a una mujer, Zabelle, que vive en un jardín maravilloso), que podrían donarle el botón mágico, son desgraciados por diversos motivos. La frustración de la mujer va en aumento según constata que todo es un engaño, quizá tramado en su mente, no existe esa gente feliz, cada uno lleva su dolor bajo una máscara, y al final están como ella, perdidos y solos con su propio dolor.

Sobre esta fábula contemporánea Benjamin crea una ópera que es completamente solidaria con el dolor de la madre y la frustración de los protagonistas. La música tiene la impronta del compositor, con esa riqueza de color y de matices, con esa adaptación profunda entre el texto y la música. Ésta a veces nos desestabiliza y otra nos da esperanza (porque a los cinco minutos te sientes como un buscador más del botón) y siempre es el acompañante perfecto al bello texto de Crimp. Un texto que el compositor vocaliza con una línea totalmente asumible por cualquier oyente y sobre todo muy expresiva, que te llega dentro.

Impecable el trabajo sobre todo de Marianne Crebassa, como la mujer, y que llena con una voz de increíble flexibilidad (agudos bien ejecutados, centro carnoso y bello, graves redondos) un papel difícil y duro. Con ella un plantel de excelentes cantantes (Anna Prohaska, Beate Mordal, Cameron Shahbazi y un espectacular John Brancy) redondea un cast impecable al servicio de la música de Benjamin. El compositor británico también conduce en el foso a una de las orquestas más prestigiosas de Europa en este campo:  la Mahler Chamber Orchestra, un equipo de grandes músicos que lo dieron todo.

El Jeu de Paume (parte importante del circuito de espacios donde se desarrolla el Festival de Aix) es un pequeño teatro diocechesco donde es un placer oír ópera. Fue el lugar perfecto para el estreno  mundial de esta obra que está coproducida por otros teatros como el Covent Garden londinense o el San Carlo napolitano y que contó con la sencilla, excelente y resolutiva producción que firman de Daniel Jeanneteau y Marie-Christine Soma.  Los directores de escena (responsables también de la escenografía, la dramaturgia y la iluminación) contaron con un eficiente equipo y basaron su puesta en cerrar todo el espacio del escenario con una serie de láminas metálicas pulidas (donde se reflejaba difusamente lo que ocurría en escena), y utilizar el mínimo de atrezzo para narrar la historia. La pericia actoral de los cantantes ayudó a unos resultados óptimos que tuvieron su momento más espectacular en la recreación del jardín de Zabelle, un maravilloso trabajo videográfico. 

Todo el elenco recibió grandes aplausos al final de la obra (entre ellos los de Sir Simon Rattle, presente como espectador). Otro Sir, George Benjamin, volvió a demostrar que ya es historia de la ópera.

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Fotos: © Jean-Louis Fernandez