12 09 23 Luis Cansino AAOC 2

Del bolero al verismo

A Coruña, 12/09/2023. Teatro Rosalía de Castro. Obras de varios autores. Luis Cansino, barítono. Miquel Ortega, piano.

El pasado día 12 de septiembre abría su temporada 2023 la Asociación de Amigos de la Ópera de A Coruña con un recital del conocido barítono gallego Luis Cansino. Como el mismo cantante dijo, era en primer lugar un honor cantar en su tierra y más aún después de haber tenido que haberlo pospuesto el año pasado, cuando estaba previsto, coincidiendo con el 35 aniversario de su carrera lírica. Era pues un concierto importante para Cansino, que admitió la responsabilidad que siempre acarrea el cantar ante su público y que, unido al calor reinante en el escenario, a mi parecer, produjo momentos de cierto nerviosismo e incomodidad por parte del barítono. De hecho, a los tres boleros de Agustín Lara (Humo en los ojos, Piensa en mí y Solamente una vez) les faltó la garra y el tono que exige este tipo de estilo musical. Y eso que Cansino, desde el primer momento, mostró los valores que siempre se le han reconocido: un timbre atractivo, potencia y fuerza de emisión, buen arte al matizar y un centro y agudo realmente descollantes. Mucho más emotivo fue Coita, con letra de Álvaro de las Casas y que está dentro del ciclo “Cuatro canciones sobre textos gallegos” del aragonés Antón García Abril. Conocida también como “Mariñeiros”, es una canción de un hondo sentir, que en la voz de Cansino sonó especialmente bella, quizá de los momentos más emotivos de la tarde. 

Aún no hemos dicho que acompañaba a Luis Cansino al piano el compositor y concertista Miquel Ortega, del que luego hablaremos un poco más extensamente. De Ortega precisamente era la siguiente pieza interpretada: Ande yo caliente. Dedicada al propio barítono, éste reconoció que no había podido cantarla hasta ese momento. Forma parte del pequeño ciclo “Tres poemas burlescos y una canción de amor”, basado en textos de escritores del Siglo de Oro. Concretamente, la escuchada es de Luis de Góngora. Cansino supo darle el tono humorístico y sarcástico que el texto reclama, mientras el autor al piano recreaba perfectamente esa música con aire de cabaret que impregna la partitura. Dos romanzas de zarzuela cerraban la primera parte. Hay que señalar que en estas dos piezas y en las dedicadas en la segunda parte a la ópera fue donde reconocimos más al Cansino de siempre, ese de un fiato envidiable y de una exquisita interpretación lírica. Destacaría el garbo con el que cantó Junto al puente de la peña de “La canción del olvido" de José Serrano y la soltura demostrada en Luche la fe por el triunfo de “Luisa Fernanda" de Federico Moreno-Torroba.

12 09 23 Luis Cansino AAOC

La segunda parte estuvo dedicada a la música italiana (como la primera lo era a la cantada en español). Las canciones de Francesco Paolo Tosti (A vucchella, Ideale, Non t’amo più) tuvieron el tono necesario y el intimismo que exigen pero faltó cierta pasión, cierta empatía con el estilo del compositor italiano. Mucho mejor en las populares Core n’grato de Salvatore Cardillo o la archiconocida Torna Surriento de Ernesto de Curtis. Pero lo mejor de la noche faltaba por llegar. Ecco il monologo de “Adriana Lecouvreur" de Francesco Cilea fue, sin duda alguna, el momento donde Cansino destacó más como el gran barítono que conocemos. Libre de partituras, fue un momento en el que el cantante se reconoció a sí mismo y dio lo mejor de su arte: elegante, sentido, artística y vocalmente sobresaliente. Otra página verista, también cantada con arrojo y buenas maneras, Nemico della patria de “Andrea Chénier" de Umberto Giordano, cerró el programa oficial del concierto. 

Antes habíamos escuchado dos piezas para piano solo interpretadas por Miquel Ortega: una buenísima versión de Granada de Isaac Albéniz en la primera parte y Romanza de Cilea en la segunda. Lo que a lo largo de toda la noche habíamos apreciado se subrayó en estos dos momentos solistas. Ortega es un gran intérprete que no busca el protagonismo sino que su objetivo es el apoyo al cantante, el unir en plena armonía la melodía pianística y el canto. Nunca excesivo, siempre pendiente del barítono, su piano sonó elegante, preciso, perfectamente armónico.

Ambos intérpretes regalaron al final del concierto al público asistente una vibrante versión de la famosa Granada de Agustin Lara que cerró una velada en la que Luis Cansino se reencontró con su público, algo que realmente deseaba.

Fotos: © Alfonso Rego