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Dirección lírica

Artículo del Sindicato de Artistas Líricos de España publicado en nuestra edición impresa de octubre-diciembre 2024

Los profesionales de la dirección orquestal y la composición dirigida principalmente al terreno lírico somos, evidentemente minoría frente a la cantidad de cantantes y músicos instrumentistas. Algo parecido ocurre en la dirección escénica. Es absolutamente lógico, ya que por un director musical, director de escena o compositor, hay un elenco completo de solistas, un coro y una orquesta, con lo cual la proporción puede llegar a ser de 1 a 100 en algunos casos concretos.

Aún así, España cuenta hoy en día con un gran número de directores de orquesta, que no siempre pueden acceder a la dirección de títulos operísticos. Algunos por decisión propia, por estar más interesados en el género sinfónico, aunque siempre hemos creído que lo ideal en la música, llamémosla clásica, debería ser alternar los géneros, tanto para los cantantes, como para las orquestas y por supuesto los directores.

Dejémonos de divagaciones y vayamos directos al asunto de la dirección de lírica en nuestro país. Aparte de los directores formados en la ópera, ya sea por haber sido maestros correpetidores en teatros líricos o haber formado parte de una orquesta dedicada principalmente al género, hay una cantera de jóvenes maestros muy interesados en probar suerte en la ópera y/o la zarzuela. Tenemos que intentar, de algún modo ver los modelos de otros países en los que, a los profesionales de la tierra, se les ofrecen oportunidades, tales como ser asistentes en producciones concretas de maestros reputados de los cuales poder aprender el oficio; ofrecerles la dirección de espectáculos didácticos y también incluirles como 2o de a bordo dándoles la responsabilidad de dirigir algunas funciones en los teatros que programan más representaciones de cada título, al igual que para los cantantes muchas veces existen dos repartos, dando cabida así a más artistas en el mundo laboral.

Para los más veteranos también cuenta esto, ya que no siempre vemos en las programaciones a directores patrios en la proporción que lo hacen, como acabamos de comentar, en otros países de Europa. Por supuesto, la libre circulación de artistas es absolutamente necesaria, y del mismo modo que, quien más quien menos, hemos sido invitados a dirigir en el extranjero, es lógico que los directores de prestigio de cualquier parte del mundo tengan su lugar en las temporadas españolas. En cuanto a los compositores es todavía un poco más difícil poder lograr que vivan de su trabajo, ya que, el “grosso“ de las programaciones está formado por obras de repertorio.

Es muy difícil dar con la fórmula correcta, pero debería estudiarse el modo de realizar encargos de nueva creación un poco más a menudo de lo que se viene haciendo. Ya sé que aquí se nos dirá, incluido por parte del público, que la mayoría de obras contemporáneas no cumplen las expectativas. Son puntos de vista. No podemos ser juez y parte en el asunto, y estamos ante un tema muy delicado, pero durante toda la historia del arte, los creadores han tenido su lugar en todas las manifestaciones. Luego, el tiempo se ocupa de hacer la criba, y por esa razón escuchamos más las obras de Beethoven que las de Hummel, por poner un ejemplo. Realmente no tenemos la varita mágica para dar con el equilibrio justo, pero quizá un brainstorming reuniéndonos los propios artistas con los teatros y la administración pública se podría llegar a un punto justo. Desde ALE así lo creemos.