Quiroga Widmann CNDM oct23 b

Veinte años no es nada

Madrid. 03/11/2023. Sala de cámara del Auditorio Nacional. Obras de Haydn, Widman y Mozart. Jörg Widman, clarinete. Cuarteto Quiroga.

Justo ahora, en el 2023, el Cuarteto Quiroga cumple veinte años de actividad, y escuchándoles, es fácil deducir que el futuro que se les adivina tiene visos de ser igualmente largo y exitoso. Junto con el Casals, han sido el cuarteto que ha marcado una época en nuestro país, al regularizarse como normal que en España existan formaciones camerísticas de primerísimo nivel. Es un signo más de que aquí, en la actualidad, a nivel musical, ya se juega en otra liga. Se ve mucha salud cuartetistica y de futuro. Su siempre sobresaliente afinación, su primorosa limpieza, su trabajadísima conjunción, y la cuidada adecuación estilística a cada compositor, siempre han estado ahí; pero, a su vez -con el tiempo- el esmero y la finura han ido tomando un camino cada vez más aquilatado. Han purificado lineas, refinado texturas, y la naturalidad y la alta musicalidad se han convertido en su meta. Son la sutilidad hecha música.

El comienzo del magnífico cuarteto de Haydn op. 42 fue la primera manifestación de esto último. Sólo ver y escuchar las diferentes maneras de hacer el pequeño motivo de tres notas repetidas arco arriba del primer tema por Aitor Hevia da cuenta de esa organicidad, ese valioso fluir en el instante quasi improvisado dentro del, por otro lado, trabajado por el Quiroga esquema que estructura el edificio. Es sutilidad pura, poco evidente, pero ahí está, variando y dando vida en el instante. Ese motivo de tres corcheas lo toma Haydn en otros momentos estructurando el cuarteto a la manera de Beethoven, -sí, él que es famoso por ello, pero Haydn lo hizo antes-, es lo que ocurre en el siguiente movimiento: Menuetto, en su primer tema, y lo vuelve a hacer en el trio, ahora, otra vez con notas iguales. Magnifica la manera de manifestar del Quiroga la tensión en los sforzandi en la dominante, para depurar luego en una ascensión de cristal por parte del primer violín. Precioso e hipnótico el fraseo del tercer movimiento, adagio, tensionando y distensionando sin perder un ápice de fluidez; y arrebatador el ultimo movimiento, clarísimo en sus lineas entendiéndose todo, e impulsando la vitalidad desde momentos estancos sin vibrato con el consiguiente contraste.

Quiroga Widmann CNDM oct23 a

El concierto tenía el interés añadido de escuchar el último cuarteto de cuerda compuesto por Jörg Widman. Es el número nueve en su catálogo y suponía el estreno en España. El compositor alemán, como ha hecho muchas veces, toma el esqueleto de una obra de Beethoven (en este caso su cuarteto op.131) para montar un edificio ciertamente fascinante. La idea le resuelve el problema que se encuentran la mayoría de los compositores actuales: la estructura, y sobre la obra beethoveniana, Widman edifica un edificio collage, en cierto modo, que te atrapa desde el inicio. Sigue la forma del op.131 en sus cuatro movimientos, y uno va descubriendo sus células, motivos, o temas muchas veces completos, y su correspondiente respuesta. Widman utiliza para ello todo tipo de recursos, y el Cuarteto Quiroga dio una verdadera lección magistral de variedad y riqueza en este ámbito. Desde armónicos de todo tipo, pizzicati, ponticellos… a destacar la ‘fotocopia’ distorsionada, no sin cierto humor, del presto beethoveniano en forma de pizzicati que pasan como una ola por cada instrumento, o la manera de ir acercando el himno a la alegría de la novena al final del cuarteto, desde una primera forma lejana y ‘empañada’ en armonicos del primer violín, hasta ser tocado por los cuatro instrumentos de forma expuesta y clara. El Quiroga parecía que llevaba tocando el cuarteto años y años, mostrando un extraordinario dominio y una entrega de primerísimo orden; y consiguieron un vuelo, un empuje, y una sincera comunicatividad, que no les vendría nada mal no perder. Bravi.

El concierto acabó en su segunda parte con el conocidísimo Quinteto con clarinete de Mozart. Widman, que aparte de compositor demandadisimo en todo mundo, es un muy buen clarinetista, se sumó al Cuarteto Quiroga. Con un sonido y ‘sustancia’ mas de solista que de camerista, Widman dominó su parte, y conjuntó bien y con la suficiente maleabilidad, aunque su concepción mas ‘exterior’ se diferenció de la idea bastante mas intimista del Quiroga. Preciosa y especial la forma de decir el primer motivo del movimiento inicial: sin vibrato y de forma ‘queda’, el inicio, para después vibrar y contrastar de forma mas expresiva y desenvuelta. Falto de esa siempre aquí esperada ‘magia’ el segundo movimiento, larguetto, motivado por la citada concepción mas exteriorizada del clarinetista. Bien expuesto el tercer movimiento y su aire danzable, y mas evidencias de los distintos conceptos en los dos tríos, aunque en este caso la diferencia enriqueciese. Muy variados los recursos empleados por todos en las variaciones del último movimiento, fenomenalmente tocadas, donde si que, quizá, aquí, no hubiese venido mal en el Quiroga algo de ese sentido mas llano, espontáneo y directo. Gran y merecidísimo exito final. 

Gracias, Cuarteto Quiroga por estos veinte años, gracias, y a por muchos mas.

Fotos: © Rafa Martín