Amor por Puccini
Madrid. 17/09/24. Garaje Lola. Recital Puccini for ever. Maite Alberola, soprano. José Ramón Martín Díaz, piano.
Localización curiosa, programa exigente, una voz versátil y de calidad, y un programa 'tutto Puccini' para inagurar la V edición de la programación cultural de Garaje Lola, el original proyecto de Emiliano Suárez.
Todavía en la estela del centenario de la muerte del compositor de La Bohème, Garaje Lola ha presentado un recital creado, con textos propios como narradora, por la soprano valenciana Maite Alberola, acompañada por la dirección musical al piano, con arreglos propios en las transiciones, de José Ramón Martín Díaz.
A este programa previo, Emiliano Suárez ha aportado una régie donde Alberola aparece como una suerte de quintaesencia de la soprano pucciniana. Vestida de un negro de gala y maquillada como un personaje conductor de extrañas sombras oscuras en la mirada. La propuesta gana enteros gracias a la cercanía de los intérpretes, en un entorno donde si la acústica no es la más generosa, la conexión artistas-público es directa y agradecida.
Alberola, quien se marca un tour de force que merece todos los elogios, llega a cantar hasta nueve arias, de las óperas La Bohème (Mimí y Musetta), Gianni Schicchi (Lauretta), Turandot (Liú), Madama Butterfly (Cio-Cio San), Suor Angelica (Suor Angelica), Manon Lescaut (Manon) y Tosca (Tosca). Un exigente recital que suma el esfuerzo de recrear el universo femenino medular de Puccini, hilvanado con un texto dramático, declamado con gran articulación por Alberola, quien se desdobla en todos estos personajes con una versatilidad a prueba de bombas.
La valenciana, una de las voces más atractivas surgidas del Levante en los últimas dos décadas, demostró un gran estado de forma.
Con su timbre pastoso y color de lírica pura, Alberola demostró técnica y estilo, cuidado en el fraseo, dicción y un control del registro notables. Sus incursiones en papeles donde el dramatismo del personaje exige una voz de spinto (Butterfly), lo controló con generosa efectividad, alternando esa difícil alternancia entre la fragilidad y fortaleza del personaje. Si algún agudo pudo mostrar la fatiga de un programa solo apto para voces privilegiadas, su expresividad como Mimí, su sensibilidad como Suor Angelica o su valiente carisma como Mamon y Tosca, acreditaron que la soprano de Silla está en un momento vocal dulce y de camaleónica madurez.
Sorprendió, por la calidad de los arreglos con los leitmotiv puccinianos en los momentos de texto declamado, como un fondo cinematográfico de BSO, el piano sensible y comunicativo de José Ramón Martín Díaz, siempre atento a las inflexiones de la cantante con un acompañamiento de gran sensibilidad y colores, desde una digitación de gran lirismo.
El público demostró con grandes aplausos la entrega y calidad del recital. Éxito personal para una voz ideal para Puccini por una intérprete que en breve debutará el rol de Arabella de Richard Strauss en la Ópera de Oviedo. El alter-ego cronológico alemán de Puccini y otro gran creador de los mejores roles femeninos de la historia de la ópera. Una cita que merecerá la atención del melómano lírico.