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Monteverdi, el revolucionario

Barcelona. 09/02/2017. Palau de la Música. Monteverdi: Selva morale e spirituale. Balthasar Neumann Chor & Ensemble. Dir. musical: Pablo Heras-Casado.

En 1613 Claudio Monteverdi es nombrado Maestro di cappella en la Catedral de San Marcos de Venecia. Se trata, posiblemente, del cargo musical mas prestigioso de la Italia de la época y es el reconocimiento a una trayectoria que le ha llevado tanto a revolucionar la música sacra como a instaurar un nuevo género, la opera in musica, del cual no sólo pondrá las bases tras los primeros experimentos de Peri y la Camerata Fiorentina sinó que, posteriormente, las desarrollará en Venecia de forma decisiva.

A partir del nombramiento, el compositor se centrará en los oficios religiosos propios del cargo, pero lejos de contentarse con gozar de su merecido prestigio, durante los últimos cinco años de su vida - el periodo que va de 1638 a 1643 - escribe un conjunto de obras maestras, todas ellas de géneros diferentes caracterizadas por un lenguaje desacomplejado y radicalmente moderno. Nos referimos a Madrigali Guerrieri e Amorosi (1638), La selva morale e sprituale (1640), y las óperas Il ritorno d'Ulisse in patria (1642) i L'incoronazione di Poppea (1643).

La selva morale e spirituale es la gran obra religiosa de madurez tras la monumental y fascinante Vespro de la Beata Vergine editada en 1610. A diferencia de esta, La selva morale es un compendio de piezas religiosas de formato diverso, desde madrigales hasta una Misa completa, pasando por diferentes salmos e himnos, escritas en una mezcla de estilos tanto de la vieja escuela contrapuntística (prima prattica) como utilizando las aportaciones del nuevo estilo musical (seconda prattica) que se imponía lenta pero inexorablemente. Estos elementos hacen de La selva morale una auténtica encrucijada, un obra gigantesca y ambiciosa que señala un momento decisivo en la transición del lenguaje musical occidental.

Ahora, este monumento musical ha llegado al Palau de la Música de Barcelona de la mano del Balthasar Neumann Chor & Ensemble bajo la dirección de Pablo Heras-Casado, un director que asociamos a otros tipos de repertorio pero que mantiene, desde los inicios de su carrera en Granada y Girona, fuertes vínculos con la música barroca, convirtiéndose así en representante paradigmático de la nueva escuela de directores que se mueven, teóricamente, con la misma comodidad en el repertorio romántico, contemporáneo o barroco.

Heras y el Balthasar Neumann Choir & Ensemble han iniciado en Barcelona su gira Monteverdi y lo han hecho de la mejor manera. No hay duda que la evolución  de la gira pulirá detalles y aportará matices, pero este primer concierto en Barcelona ha sido de grandísimo nivel. Si el conjunto empezó ligeramente titubeante en seguida se encontró con la acústica del Palau, ideal para este formato, para ir desarrollando el programa y creciendo con él hasta un Salve Regina II literalmente glorioso y un sobrecogedor Magnificat I final. Por el camino, el conjunto fue desgranando auténticas perlas, mostrando el Coro una cohesión y variedad de colores poco habitual (sin duda se trata de uno de las mejores formaciones corales del mundo en su especialidad) y exhibiendo una calidad admirable en las difíciles intervenciones solistas.

Muy destacable también la actuación del conjunto instrumental, aunque en este caso se hubiese agradecido una mayor presencia del bajo continuo, sobretodo de la tiorba y la viola da gamba, que aportase mayor densidad y colores al entramado sonoro. A pesar de eso, la versión en conjunto fue cristalina y expresiva, con un Heras-Casado atento y sensible a todas las intervenciones. Su Monteverdi es enérgico y pasional, pero equilibrado. En el momento en que sea capaz de conjugar con mayor naturalidad estas características su Monteverdi crecerá exponencialmente a nivel expresivo.

El proyecto Monteverdi de Pablo Heras y el Balthasar Neumann Ensemble parece que tendrá una segunda parte que completará todo el corpus de esta monumental obra. La esperamos desde ya con impaciencia. El 450º aniversario de Claudio Monteverdi no podía empezar mejor.