Casablanca CameraMusicae

El sonido de Casablanca

Barcelona. 30/5/17. Teatro Tivoli. “Casablanca” de Michael Curtiz con la BSO de Max Steiner en vivo. Orquesta Sinfónica Camera Musicae. Dirección: Tomàs Grau.  

Durante dos sesiones el Teatro Tívoli de Barcelona ha vuelto a convertirse en un cine para revivir el estreno barcelonés de Casablanca que tuvo lugar en esa misma sala en diciembre de 1946, y de cuyo estreno mundial en Nueva York se cumplen 75 años. Lo ha hecho con la divisa de reivindicar su banda sonora porque lo ha hecho con la Orquesta Sinfónica Camera Musicae (OCM) en vivo bajo la batuta de su director titular Tomàs Grau, que ha ofrecido con esto un cierre diferente fuera de su temporada regular. Se trata de una orquesta en un buen momento de forma, que acaba de cerrar su curso el pasado 21 de mayo en el Auditorio Nacional de Madrid (después de hacerlo en el Teatro Tarragona, su sede) bajo la dirección de Antoni Ros-Marbà y conmemorando los 25 años del debut de la pianista Alba Ventura con el Concierto para piano y orquesta núm. 9 “Jeunehomme” de Mozart. 

Detrás  de la música de Casablanca, así como de otros clásicos como King Kong, Lo que el viento se llevó o Centauros del desierto está la mano del compositor vienés Max Steiner, uno de los principales representantes de la edad de oro de la música para cine. Steiner no fue uno más entre otros: con 16 años entró a estudiar a la Academia Imperial de Música y Arte Dramático de Viena, donde destacó y tuvo maestros de la talla de Robert Fuchs, Felix Weintgartner o Gustav Mahler. Su camino hacia Hollywood pasando por Nueva York estuvo regado de teatro y musical: Broadway fue la escala previa, como también fue el origen de la canción de Herman Hupfeld “As Time Goes By”, núcleo emocional de Casablanca. Con ella recibió Steiner una de sus veintidós nominaciones al Oscar y representa uno de los ejemplos más emblemáticos de su oficio. Junto a una escritura orquestal en la gran tradición centroeuropea que llega a Strauss o Mahler, la administración dramática de la célebre “As Time Goes By” siempre asociada al pianista Sam en La Belle Aurore de París o en el Rick’s Cafe de Casablanca es sólo uno de los elementos que hasta hoy siguen influyendo tanto el cine como el mundo audiovisual y que han hecho de la película un clásico.    

La idea nace de John Goberman y PGM Productions, creador también de Psicosis con orquesta en vivo, que llegó el 2015 a Barcelona junto a la Orquesta Sinfónica del Vallés de la mano de Reel Solutions, los mismos productores traen ahora Casablanca. Estas eran las credenciales de la propuesta, sumado a las características acústicas del Tívoli, una sala de gran versatilidad que históricamente ha acogido teatro, música, ópera y cine. El espectáculo proponía escuchar la banda sonora con las posibilidades acústicas de una orquesta en vivo, lo que permite superar las limitaciones técnicas de la grabación original. Es decir, escuchar y valorar en su dimensión el arte musical de Steiner tal y como lo concibió, y por otra parte acceder a una obra maestra de la historia del cine en todo su genuino esplendor. 

La sincronización con la película y el equilibrio sonoro: he aquí los dos grandes retos que tenía por delante la OCM y su director titular, y que solventaron con prestancia, exceptuando alguna puntual dificultad acústica respecto al volumen de los metales. Meritoria fue la ajustada sincronización particularmente en pasajes que planteaban más peligros, como sucede en la escena en la que una mayoría desafía las autoridades alemanas cantando “La Marsellesa” en el Rick’s cafe. Salvados los escollos, la cuerda de la orquesta fue lo más reseñable, empastada, con carácter y ágil a la batuta de Grau.  

Como es archiconocido, Casablanca no se rodó en Marruecos sino en Estados Unidos. Pero el café de Rick Blaine (Humphrey Bogart) se tuvo que construir en la ciudad marroquí ante la insistencia de los que se negaban a aceptar la realidad y querían vivir en el sueño de la ficción. Es ese mismo sueño el que ha ofrecido esta proyección con la OCM en vivo en el viejo Tívoli, en la era de las plataformas de internet y el consumo rápido, poniendo de manifiesto la importancia de la música en esa obra de arte total que es el cine.