Appl LIFE Victoria Elisenda Canals i Solla 

Construyendo al liederista del siglo XXI

El crecimiento exponencial, tanto en lo referente a la calidad como al prestigio y la difusión, del Festival Life Victoria es una de las mejores noticias del panorama musical barcelonés en los últimos tiempos. Especialmente para los amantes del Lied que, tras la desaparición de la Schubertíada a L’Illa Diagonal hace ya algunos años y la incomprensible, hasta ahora, renuncia del Auditori a programar este tipo de repertorio en su Sala B, nos habíamos quedado huérfanos de un certamen liederístico a la altura de la ciudad.

Sin llegar al nivel estelar del ciclo de La zarzuela en Madrid, sin prisa pero sin pausa, este ciclo que organiza la Fundación Victoria de los Ángeles está alcanzando altas cotas de calidad, como lo demuestra el hecho que, en la misma semana, se permite presentar en recital a la soprano Iréne Theorin y al nuevo wunderkind del firmamento liederístico: Benjamin Appl.

Nacido en Ratisbona el año 82, este barítono está empezando a destacar dentro del apartado liederístico y oratorial gracias a una voz lírica que, sin tener una gran extensión, proyecta de manera natural, coloreando con variedad y sutileza un timbre cálido y atractivo. La dicción es de una claridad meridiana y la línea de canto absolutamente impecable. En definitiva, los elementos que conforman a un gran liederista que se ha formado en la ortodoxia más absoluta. O sea, con Dietrich Fischer-Dieskau, con el que, según cuenta, compartió mucho tiempo en los últimos años de su vida.

La escuela de Fischer-Dieskau se percibe claramente en los planteamientos expresivos de Appl quien, a diferencia de conceptos más radicales, psicoanáliticos y reconcentrados, como los de Goerne o Gerhaher, cada uno a su peculiar modo, se desenvuelve a la perfección, al menos en este momento de su carrera, en el tipo de lirismo amable que requieren Zur Rosenzeit o Ein Traum, de Edvard Grieg.

El programa que planteó, junto al pianista Sholto Kynoch, fue, básicamente, el de su reciente registro para Sony titulado Heimat. Un programa que pivota sobre la idea de “hogar” en el concepto más amplio de la acepción, tanto a un nivel físico como afectivo o espiritual. En este interesante y amplio concepto caben canciones de Reger (preciosa Des Kindes Gebet), Schreker, Brahms, Strauss (un Allerseelen al que le faltó un punto de emoción instrospectiva), del poco habitual Adolf Strauss y, en el último bloque, de Poulenc (excelente elección la de Hyde Park, que rompió la linealidad del programa y que fue expuesta con el tono canalla tan propio de su autor), Vaughan-Williams, Bishop, Warlock y Ireland, a parte del ya comentado Grieg y, finalmente, Schubert.

Las cinco obras maestras que interpretó del genio vienés supusieron los puntos álgidos del recital, y es que de raza le viene al galgo. Si el resto del programa fue cantado con una impecable corrección, fue en Der Heimweh, Drang in dem Ferne, Der Wanderer an den Mond y Der Wanderer donde pudimos apreciar, por fin, a un cantante profundo, con mirada interior, con cosas que decir y que aportar a obras mil veces escuchadas. Sholto Kynoch le acompañó al piano con calidad y conocimiento del repertorio, aunque en algún momento calibró mal el equilibrio sonoro con el cantante (lo cual puede atribuirse a la acústica del maravilloso Recinto Modernista de Sant Pau) y, a mi parecer, pecó de falta de variedad en obras y estéticas tan diferentes. Appl lo tiene todo para triunfar: voz, talento, físico, escuela, ambición… Sólo le queda utilizar todo este potencial para madurar, y madurar bien, y así convertirse en uno de los referentes de una nueva generación de liederistas que empieza a empujar con fuerza.

Para acabar, como prólogo a este recital, la soprano Susanna Puig y el pianista Guillem Martí -en el marco del Life New Artists- ofrecieron seis canciones de Rachmaninov, entre las cuales, tres del interesante Op. 21 y la conocidísima "Ne poi, krasavitsa, pri mne". La voz de la soprano se adecúa perfectamente a la escritura vocal del autor ruso pues posee un instrumento amplio y pulposo, con un vibrato de marcado carácter operístico y una interesante vena dramática. La acompañó, de manera destacada, Guillem Martí.