TraviataOpusLirica 

El inicio de un largo viaje

Donostia. 21/02/2016. Palacio Kursaal. Verdi: La traviata. Ainhoa Garmendia (Violetta Valery), Matteo Mezzaro (Alfredo Germont), Paolo Gavanelli (Giorgio Germont), Igor Peral (Gastone), Rubén Ramada (barón Douphol), Jagoba Fadrique (doctor Grenvil), Iosu Yeregi (Marqués d’Obigny), Ainhoa Zubillaga (Flora), Haizea Muñoz (Annina). Coro Tempos Ensemble. Orquesta Opus Lirica. Dirección de escena: Valen Moñux. Dirección Musical: Andrea Albertin

Cualquier crítica de la función de La traviata, ofrecida por Opus Lírica en Donostia está indefectiblemente unida al hecho de que este acto ha sido uno más en el largo camino de dotar a la capital guipuzcoana de una temporada de ópera. Así, si esta función la analizamos desde el punto de vista estrictamente musical, concluiremos que luces y sombras fueron evidentes; y sin embargo, si lo hacemos desde el punto de vista organizativo –y sentimental- está claro que Opus Lírica ha dado un paso adelante evidente, con las entradas de las dos funciones vendidas (más de 3.500 espectadores) y con una sensación general entre los asistentes de que el proyecto va por buen camino. A ello coadyuva una acertada política de comunicación (múltiples actos en la calle, constante presencia en medios de comunicación,… que han dado a la ópera una presencia inhabitual), el apoyo de algunas instituciones guipuzcoanas y el impulso e ilusión de la verdadera alma mater de este proyecto, es decir, de Ainhoa Garmendia.

Entrándonos ya en el aspecto musical habremos de explicar las arriba mencionadas luces y sombras de la función. Siendo como es Violeta Valery un papel de soprano muy exigente Ainhoa Garmendia resultó, con diferencia, lo mejor de la noche. Estuvo más cómoda según avanzaba la ópera; en la parte más lírico-ligera (acto I), aun solventándola con suficiencia, se observó alguna tirantez a la hora de las notas sobreagudas; sin embargo, tanto por su dignidad escénica y vocal en el segundo acto como por su demostración vocal y dramática realizada en el tercer acto Garmendia consiguió convertirse en el centro de la función. Se le puede reprochar cierta sobreactuación, como en ese É tardi casi gritado, como si su Violeta lejos de resignarse fuera incapaz de asumir su inminente final. De todas formas, insisto en que fue lo mejor de la noche.

Y ello ocurrió porque los dos compañeros masculinos estuvieron, por distintas razones, lejos de sus prestaciones. Matteo Mezzaro (Alfredo Germont) tiene una voz fresca y de bello color pero se observan dificultades objetivas para resolver la zona de paso y su franja aguda está bastante comprometida. Además, hizo poco por matizar siendo su línea de canto bastante monótona. Como actor, quedó en evidencia. Paolo Gavanelli fue in illo tempore un barítono práctico y de unos pocos años buenos que ya son historia. Volumen tiene de sobra pero si mientras canta matizado aun tiene cierta presencia vocal, en cuanto expande su voz asistimos a sonidos feos, entubados y de escaso control. Así, él solito se encargó de machacar el concertante del final del acto II con su falta de compenetración con sus compañeros. 

Entre los papeles menores hubo de todo, destacando en lo positivo las voces de Igor Peral (Gastote), Ainhoa Zubillaga (Flora), Rubén Ramada (barón) y, sobre todo, la Annina de Haizea Muñoz. El Coro Opus Lírica solventó con notable la función mientras que la orquesta, bajo la batuta de Andrea Albertin no desentonó en demasía aunque en algunos momentos como el mismo preludio se echara en falta cierta falta de cuerpo. La escena, responsabilidad de Valen Moñux fue clasicota y falta de imaginación aunque es de suponer que la falta de infraestructura técnica del Kursaal y de medios económicos obliga a ser comprensivo con estas cosas.

Otros detalles mostraron ciertas deficiencias organizativas como la tardía apertura de puertas, la dificultad de acceder al programa de mano o los errores de la traducción simultánea, que en algún momento provocaron risas. Donostia camina a ser ciudad con ópera. En octubre se presentará un Don Pasquale, con Carlos Chausson y ya se anuncian tres títulos para el 2017. Y nosotros que lo veamos, lo escuchemos y lo reseñemos aquí.